A pesar de sus novatos dieciocho inviernos, Astrid había tomado una rotunda decisión, y era que el día en que Nicholas, su actual novio, decidiese dar el siguiente paso, ella tendría que estar lista para su entrega. No quería que él saliera de la habitación pensando que había tenido mejores acostones, pero...¿Quién estaría dispuesto a aceptar su inocencia? Con una nariz griega, labios gruesos, carnosos y rosados, corte militar y mirada color avellana, Justin Bieber parecía ser el candidato ideal. Después de seis largos y bellos años de amistad y silenciosa observación, Astrid conocía todas y cada una de las facetas de su mejor amigo; desde la tendencia a pasar la mano izquierda por su nunca en señal de nerviosismo o duda, hasta la suavidad y delicadeza de su tacto en una mujer...O cualquier objeto. Pero por alguna razón que su mente desconocía, él se había opuesto firmemente a ser el primero. Luego de un océano de súplicas y varios intentos de seducción fallidos, Astrid terminó por deducir que Justin era una especie de robot, ya que era completamente inmune a sus encantos...O eso era lo que creía hasta que descubrió el por qué su mejor amigo jamás pondría un dedo sobre ella...No le atraían las mujeres...
