TREINTA Y DOS

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No estaba segura

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No estaba segura.

Tenía miedo y mucho.

No quería hacerlo pero sabía que Fred tenía razón. Nunca creí verme en una situación como esa, pero ahí estaba. No sabía qué decir ni cómo verlo.


Le parecerá extraño me había dicho él, una tarde cuando estábamos donde siempre. Ya comienza a preguntarme a donde voy todas las tardes...

Pues inventa algo respondí yo negando con la cabeza.

¿Y qué le puedo inventar si lo hacemos todo juntos? Preguntó enarcando una de sus cejas.

Y eso me molestaba. Me molestaba que tuviera razón.

Me va a odiar le dije escondiendo mi rostro en su hombro. Ya me odia actualmente, ahora me va a odiar más...

No dijo Fred tranquilamente aunque sabía que estaba mintiendo solo para que no me pusiera más nerviosa. No te va a odiar.

No puedes asegurarlo... son gemelos pero tienen sentimientos y pensamientos individuales.

Es mi hermano gemelo, merece conocer a mi novia.


Aun cuando lo recordaba, el cosquilleo en mi estómago se hacía presente.

Él me consideraba su novia.


¿Eso es lo que somos? Le había preguntado subiendo la mirada hacia él.

Fred se encogió de hombros y volteó a verme.

Solo si tú quieres.

Sonreí al instante y me acerqué para dejar un beso en su mejilla.

Me gusta la idea le dije asintiendo.

Él había sonreído también y juntó sus labios con los míos un par de segundos.

No cambies de tema me dijo solo se separó de mí, haciéndome soltar un ruido de desesperación.

El soltó una risa y no me había dado cuenta de lo mucho que me gustaba que lo hiciera.

De acuerdo le dije rindiéndome. Sabía que no iba a dejar de insistir.

Caminaba cruzando el patio, los exámenes habían comenzado así que no había muchas personas fuera del castillo

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Caminaba cruzando el patio, los exámenes habían comenzado así que no había muchas personas fuera del castillo. En fechas de exámenes (parciales o finales) el lugar más abarrotado de todo Hogwarts era la biblioteca.

Me quedé unos segundos detrás del arbusto para respirar un par de veces. Estaba tan nerviosa que no podía decirlo en palabras.

—¿Por qué tanto misterio? —Escuché la voz de George del otro lado. Ellos ya estaban ahí.

—Es algo complicado —respondió Fred—-. Nadie puede saberlo, ni siquiera Lee o Ron... nadie.

—¿Pues con quién te metiste, Fred? —Le preguntó su gemelo—. ¿Con la hija de Snape o algo así?

—Snape no tiene hijas —dijo Fred rápidamente.

Tenía que aparecer en ese momento, si no lo hacía rápido tal vez me arrepentiría y regresaría corriendo a la sala común.

—Hola, George —dije cuando los tuve frente a mí.

Ambos voltearon al mismo tiempo, Fred con una ligera sonrisa en su rostro y George juntó sus pelirrojas cejas solamente me vio.

El silencio reinó unos momentos, momentos en los que mis ojos pasaban de Fred a George.

Eran idénticos, misma altura, misma complexión, pero a pesar de eso, sentía cosas al ver a Fred que no sentía al ver a George.

—Fred, eres mi gemelo, ¡por Merlín! Dime que esto es una maldita broma —dijo George volteando a ver a su hermano—. ¿Y tú por qué te prestas para algo así? —Me preguntó.

—No es una broma, hermano —dijo Fred acercándose a mí, tomó mi mano y eso me hizo sentir mejor—. Gemma y yo estamos saliendo...

—Pues no lo creo —dijo negando con la cabeza—. No soy estúpido, sé que esto es una broma.

—No lo es —dijo una voz femenina con acento peculiar entrando a la pequeña cueva que formaba el arbusto.

Isabelle.

—¿También te involucraron a ti? —Le preguntó George negando repetidamente—. Déjense de juegos...

—No es ningún juego —dijo Isabelle—. ¿Que nunca lo notaste?

—¿Notar qué? No hay nada entre ellos.

—Tu hermano mira a Gemma de la misma forma que tú me miras a mí —dijo Isabelle sonriendo.

—No es una broma, ¿verdad? —Preguntó George volteando a ver a su hermano.

Fred negó con la cabeza y en ese momento George se llevó una de sus manos a la frente.

—Habiendo tantas chicas en Hogwarts —dijo murmullando—. ¿Por qué con la que no puedes estar? Y es lo mismo para ti —dijo señalándome—. ¿Buscan meterse en problemas o algo así?

—Simplemente pasó —dije encogiéndome de hombros.

—Simplemente pasó —repitió él como si de una broma se tratase—. ¿Han visto a Hermione?

—¿Para qué quieres a Hermione? —Preguntó Isabelle al momento en que Fred negaba divertido mientras observaba a su hermano.

Algo me hacía saber que Fred ya sabía qué era lo que estaba pensando su gemelo.

—Necesito su giratiempo para que regresemos a odiarnos... me gustaba más eso que esto —dijo señalando nuestras manos unidas—. Espera, espera, espera... ¿Qué es eso? —Preguntó acercándose a mí y tomando mi mano izquierda.

Había visto el anillo.

—¡Por Merlín, Frederick! ¿En que se han metido?

Isabelle sonrió enternecida y se acercó a George enredando su brazo con el de él. Algo me decía que ellos ya no solamente eran amigos.

—Lo solucionarán —dijo Isabelle subiendo la mirada al rostro de George.

—Bien -dijo finalmente—. Pero yo si te sigo odiando —me dijo viendo directamente hacia mí.

—De acuerdo —respondí asintiendo con la cabeza.

¿Qué más podía decir? Yo ya no odiaba a nadie de su familia.

—Y por favor —pidió George—. No dejen que nadie los vea...

—En eso estamos —dijo Fred con una sonrisa—. Y ustedes... ¿Desde cuándo...?

George e Isabelle se voltearon a ver y la pelirroja se encogió de hombros.

—La semana pasada —dijo George—. ¡Y ni se te ocurra reclamarme! Tú tampoco me dijiste de lo tuyo con... Malfoy... Merlín, esto es tan extraño...

Y reí ligeramente.

El Traidor que me Enamoró | Fred Weasley | ET#01 | ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora