Epílogo

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Jessica

Usar vestidos no era lo que quería, en lo absoluto, esto era realmente tonto.

Pero él estaba viéndome y, ¿Cómo decirle que no? Su sonrisa era realmente grande y brillante, real y feliz. Me evaluó lentamente, caminando cada vez más cerca y le sonreí, viéndolo a través del espejo.

-Sabía que tenías impresionantes piernas para un vestido.- murmuró y mis mejillas se pintaron pronto de rosa. Me giró sobre mis pies hasta que me detuvo frente al espejo para verme y rodeó mi cintura con sus brazos, encargándose de apoyar mi espalda contra su pecho.- No te sonrojes solo porque eres hermosa, aunque así te ves preciosa también.

-Deberíamos bajar, realmente quiero sacarme este vestido, no me gusta.- comenté, sentándome sobre la cama y Harry me siguió hasta arrodillarse frente a mí.

-No dudes que te los sacaré, cielo, pero eso será más tarde.- prometió y no pude evitar soltar una carcajada mientras me inclinaba para abrazarlo.

-Dímelo...- pedí en voz baja y él sabía muy bien a qué me refería. Me beso dulcemente y me observó fijamente a los ojos para pronunciar...

-Te quiero Jess. Bajemos, podría estar aquí diciéndote que te quiero, y demostrándotelo toda la noche, pero mis padres no estarán felices de que los hayamos invitado solo para echarlos nuevamente.

-Estoy muy segura de que no los invitamos.- murmuré para mí, poniéndome de pie y me aferré a la mano de Harry con fuerza.

Sus padres venían insistiendo desde hace días, cuando se enteraron que la razón por la que Harry ya no iba a verlos todos los días era que una chica vivía con él desde unas semanas atrás. Yo había oído a hurtadillas ya que Harry tenía el teléfono en altavoz en su oficina y al ir a verlo, me encontré con que estaba ocupado. Ellos preguntaron mil cosas a la vez y, la que suponía era, su madre exigió que fueran invitados a cenar para conocerme. No oí nada más, ya que al parecer Harry descolgó el teléfono y yo bajé a tener un ataque de pánico sola en mi habitación.

Lo primero que recomendó Harry luego del primer ataque de pánico, la primer noche que tuvimos una real cena romantica, fue ir con un psicólogo. Shawn Pixon, un conocido psicólogo al que Harry visitaba cuando lo necesitaba (y no pedí detalles) me recomendó píldoras para la ansiedad para calmarme. Por desgracia, las píldoras combinadas con mis antidepresivos y los estabilizadores hacían que me sintiera muy, muy cansada y había atravesado un ligero síntoma de debilidad. Pero eso era mejor que respirar dentro de una bolsa de papel, lo que me parecía ridículo sin Harry con otra bolsa, indicándome como hacerlo. Lo había hecho la primera vez y había sido muy dulce de su parte.

Eso y que sacrificó tres días de la semana (martes, jueves y sábados) para acompañarme a terapia hasta que Pixon recomendara que una vez por semana sería suficiente. Faltaba demasiado para eso, y aunque Harry no debía ir, él salía del trabajo a las cinco y a las siete estabamos saliendo hacia el consultorio de Pixon, para estar dentro por dos horas, oyéndome hablar de lo difícil que eran para mí todos estos cambios, de tener a alguien preocupándose por mí cuando a nadie le importó mucho lo que era de mi vida.

De todas formas, sus padres llamaron una hora atrás y dijeron "Estamos en camino, prepara la cena", por lo que Harry llamó a Mila, una mujer muy agradable y madre de Robyn, la pobre chica a la que maltraté tiempo atrás y luego de disculparme y una buena conversación entre nosotras, noté que teníamos gustos parecidos y éramos muy similares (Si dejábamos de lado que ella era realmente agradable y que no estaba enferma). Yo había tomado una ducha, bebiéndome media píldora ansiolítica para que pudiera no entrar en pánico en cuanto los conociera. No era como si Harry y yo fueramos novios o algo así, eramos solo conocidos que no llevaban mucho tiempo conociéndose... Y aún así se sentía como mucho.

Crazy Little Things In My Head (Crazy Little Things #1) [TERMINADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora