Seis horas en el jodido búnquer.
Mentiría si dijera que Rowan no me ha dado una paliza en el juego de las apuestas. Mentiría mucho.
Hemos apostado un montón de cosas: si Greenee volvía a repetir el color de su pelo mientras lo agitaba, si May hablaría con alguien más de dos minutos seguidos, si Jason iba a romper las cartas por seguramente ganar el récord Guiness de partidas perdidas seguidas...
Todas las he perdido, pero Rowan dice que lo hago porque siempre apuesto de más. Yo le he contestado que no, que estaba completamente segura de que Jason rompería las cartas y luego se pondría a bailar la macarena, a lo que ella simplemente ha puesto los ojos en blanco.
Ahora falta una última apuesta.
May se ha ido hará unos diez minutos y aún no ha vuelto.
- Apuesto a que volverá en menos de cinco minutos.
- Apuesto a que volverá en menos de cinco minutos y mientras tanto Jason se estresará.
- Allison...
- Lo hará, Rowan. ¿Apuestas algo más?
- No -dice resoplando-.
Pasa un minutos, dos, tres. Eso puede parecer un pequeño período de tiempo, pero en ese búnquer cada segundo pasaba como si fuera una hora. Y tres minutos por los segundos que tiene cada hora nos da... Bueno, no sé que nos da porque las mates no son lo mío, pero seguro que mucho.
Jason se levanta del suelo al haber perdido otra partida y sí, lo hace estresado.
Miro a Rowan con una sonrisa triunfante, pero aún así me empiezo a preocupar por May.
Cuatro minutos. Si viene ganaré la apuesta, y si no lo hace, la iré a buscar yo misma.
Cuarenta y ocho, cuarenta y nueve, cincuenta, cincuenta y uno, cincuenta y...
- ¡Chicos!
May entra por la puerta con rápidez. Todo el mundo se levanta de golpe, como si tuvieran un resorte.
Jason se acerca a su hermana rápido y... ¿la abraza? Madre mía. ¡La está abrazando! ¡Se está comportando cómo una persona con sentimientos que se preocupa de verdad por alguien! ¿Dónde están las cámaras de fotos cuándo las necesitas?
Ah, no. Ya se han separado. Casi, pero no.
- ¿Qué ha pasado? ¿Podemos salir ya?
- Podemos salir, hay vía libre. Los oficiales no saben de la existencia de este lugar, así que estamos a salvo. Las medidas de seguridad han canviado, ya no hay peligro para volver al cuartel general -su sonrisa se convierte en una mueca-. Pero hay algo más. Hay un topo aquí, que trabaja con los oficiales y que les dio la información suficiente para que nos atacaran.
Una tensión que se podría cortar con un cuchillo se instala en la sala. Todos se miran entre ellos con sospecha, la gente que había estado hablando amigablemente con otros ahora les lanza miradas asesinas. Es increíble hasta que nivel puede llegar la falsedad de alguien, en muchos sentidos.
- Chicos, no os miréis así -todas las miradas vuelven a dirigirse hacia May casi al instante-. No podéis empezar a desconfiar entre vosotros sólo porque exista la remota posibilidad de que esa persona sea un infiltrado. Si hacéis eso nos convertiremos en nuestra propia destrucción, y ellos habrán ganado. La persona, sea quién sea, está escuchando ahora mismo. No sé por qué lo ha hecho ni por qué razón quiere ponernos a todos en peligro, pero ese es SU problema. Descubriré quién está detrás de todo esto, pero hasta entonces necesito saber que puedo contar con los demás. ¿Lo entendéis?
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The Raven
Ciencia FicciónAllison Schreave, dieciocho años. Un libro abierto. No oculta secretos. May Raven. Su mejor amiga. Una persona manipuladora e inteligente. Oculta los secretos más oscuros. Creían conocerse perfectamente la una a la otra. Pero, ¿qué sucederá cuándo A...