Capítulo 4

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Leo en verdad estaba que no se lo podía creer, durante toda su vida jamás pensó pisar algún día un bar, esa acción había hecho grandes cambios en su interior, pero el más importante, era descubrir debido a que, se había arriesgado a tal proeza. Así que no dejaba de pensar si lo había hecho por su fobia, o porque quería saber que se sentía tener una cita normal con otra persona.

— Mírate nada más, tienes ese brillo especial de los enamorados — dijo a modo de saludo su primo Hyuk, sorprendiéndolo por su comentario, el cual había dicho aquello en broma.

— Hola Hyuk — respondió Leo, actuando como si lo que acababa de escuchar no le afectara en lo más mínimo, aunque en su interior los nervios comenzaban hacer de las suyas.

Por desgracia para Leo, su primo quien por cierto solía visitarlo de vez en cuando, no era alguien muy fácil de engañar, se le quedo viendo por lo que para Leo fueron horas, hasta que volvió a hablarle.

— Luces diferente ¿Qué tal va la terapia? — comentó tratando de obtener información.

— Igual que siempre — dijo con simpleza.

— Mhm ¿seguro?

— No ha habido ningún cambio.

— No lo sé Leo, pero no sé porque... no te creo.

Definitivamente Hyuk, tenía algo así como un imán para detectar cuando las personas lo esquivaban, y en el caso de su primo le era aún más fácil, porque Leo había sido tan monocromático toda su vida, que le era muy fácil detectar la llegada del color en ella. Así que se propuso descubrir qué era eso que su primo no quería decirle a como diera lugar.



* * *



El lunes siguiente, Ravi le había hecho una gran confesión al doctor Park, al decirle que por primera vez en su vida estaba sintiendo cosas por alguien, pero esos sentimientos comenzaban a preocuparlo porque simplemente no sabía cómo enfrentarlos.

Su mecanismo de defensa, después de lo del secuestro, había sido el no tener ningún tipo de relación afectiva con nadie, incluso hasta con su propio familia se mostraba algo distante en ciertas ocasiones. Y aunque él, podía hacer una vida un tan más abierta a la de Leo, estaba comenzando a sentirse muy ansioso ante la presencia del mayor, era como una extraña mezcla entre querer pasar más tiempo con él y no al mismo tiempo.

— Ravi ¿te estas escuchando siquiera?, estás haciendo justo lo que siempre haces, y la verdad es que no me parece... no te vayas por la tangente.

— No lo sé Hongbin, tengo miedo, miedo incluso de mí mismo y de lo que estoy sintiendo.

— ¿Él lo sabe?

— Por supuesto que lo sabe, vemos al mismo psiquiatra.

— No tonto, no hablo acerca de tu fobia, si no el que te gusta ¿lo sabe?

— Yo no... él no...

— Ravi, él te gusta, por la forma en la que hablas de él es muy obvio y ni siquiera lo conozco.

Sin darse cuenta Ravi comenzó a hiperventilar y a sentir como si se ahogaba, su único amigo de toda la vida acababa de pronunciar las palabras que él mismo se negaba a aceptar y era más que cierto, Leo había comenzado a gustarle y lo peor es que no sabía cómo le afectaba eso.

— Creo que lo mejor será que pida mi cambio enseguida.

— No lo hagas, Ravi eres un hombre hecho y derecho y ya es hora que te enfrentes a tus propios miedos, sé que lo que te pasó fue horrible en muchos sentidos, pero ya no eres ese niño de siete años...



* * *



Durante la sesión con los demás integrantes del grupo probeta, Ravi se sentó por primera vez lejos de Leo, el cual se dio cuenta de su alejamiento, y aunque se sintió un poco decepcionado lo entendía, había investigado un poco sobre la fobia de Ravi y aunado a lo que él mismo le había platicado anteriormente, creía saber el porqué de su actitud.


— ¿Ya no piensas volver hablarme? — dijo Leo quitándose su cubre bocas, antes de que Ravi terminara de salir del edificio del doctor Park, cuando la reunión terminó.

— Ah... Leo yo... — respondió comenzando a ponerse nervioso — no es eso, es que se me hizo tarde y por eso me senté del otro lado hoy.

Aunque Leo escuchó atento a lo que dijo, solo hizo un asentimiento de cabeza, estaba seguro que le estaba mintiendo, pero tampoco era quien para reclamarle, ya que incluso a él le estaba costando el reconocer sus propios sentimientos. Lo había encarado solo porque no quería perder el poco progreso que había logrado, y Leo estaba consciente de que el causante había sido Ravi.

— Entonces... te veré el lunes, supongo — dijo Leo colocándose de nuevo su cubre bocas para comenzar a caminar rumbo a la puerta de salida.

Tal cual como si sintiera que le estrujaban el corazón, Ravi se arrepintió por su tonta actitud, había sido demasiado borde con Leo y bien sabía que él, no se merecía un trato así, sobre todo porque el mayor lo había tratado siempre muy bien.

— Leo, espera — lo llamó — perdóname, en realidad tienes razón yo... yo no pensaba volver hablarte.

— No tengo nada que perdonarte Ravi, después de todo el que quieras hablarme es tu decisión no la mía.

— Cierto, pero es que... ¡Dios! Esto es difícil, Leo yo... creo que me gustas — le dijo de golpe y de forma atropellada.

Los ojos de Leo se ampliaron como platos soperos, el escuchar de Ravi justo lo que él había estado pensando, que también estaba comenzando a gustarle, y aquellas palabras lo dejaron muy sorprendido y de cierta manera asustado.

¿Y ahora qué voy hacer? Fue la pregunta que internamente ambos se hicieron.






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El capítulo siguiente será el final de esta pequeña historia.

Monday [WonTaek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora