Capítulo 1: Ella, Elina

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[Dedicado a mi amigo y hermano @HBennet]

Hoy era uno de esos días de mi vida que deseaba con todas mis fuerzas que la maldita alarma no sonase. Cualquier día menos ese. Desafortunadamente, aquí me hallaba yo, somnolienta a las 7:30 de la mañana después de oír ese sonido infernal que indicaba el inicio de un nuevo día escolar. Lo único que tenía diferente es que hoy empezaba el módulo de auxiliar de enfermería, por lo demás no prometía gran cosa.

Me apresuré a arreglarme la maraña rubia que tenía por pelo y fui hasta la cocina para coger un paquete de galletas y comérmelo por el camino. Me sientan muy mal los lunes, y más cuando empiezo algo que no me gusta, porque sí, debo admitir que ser auxiliar no era mi gran pasión en la vida.

De hecho, nunca se me había pasado por la cabeza, fue una de las geniales ideas que tiene mi padre a veces sin consultarme. Aunque esta vez se había pasado, sabía perfectamente las ganas que tenía de hacer las pruebas para la escuela de Arte dramático... Jamás voy a perdonárselo, ha estropeado mi vida completamente.

- ''En fin, supongo que con el sueldo que gane con este trabajo de mierda podré ahorrar y presentarme por mi cuenta...'' - Cuanto más lo repetía, más absurdo sonaba, ¡por dios Elina! ¿¡Crees que tendrás energía para presentarte cuando tengas cuarenta años y seas una mujer oprimida y amargada por tu trabajo?!

Era horriblemente frustrante, la típica frase de ''estás en mi casa y en mi casa harás lo que yo diga'' me estaba empezando a tocar la moral bastante, razón por la cual prefería desayunar con Xena. Al menos ella me comprendía y podía desahogarme con ella. Creo que una de las cosas que le agradezco a la vida fue ponerla en mi camino, aunque al principio nos llevásemos a matar.

Como siempre desde que nos conocimos en secundaria, aquella chica de saltones ojos color avellana y exuberante melena grisácea ondeando al viento me esperaba en la esquina de la cafetería ''Audrei''. Desde hacía algunos meses, ese lugar se había convertido en mi refugio y salvación.

- Venga Eli... aguanta un poco, si quieres yo puedo buscar un trabajo a media jornada y te ayudo a pagar el ingreso a la academia. Solo tendrás que camuflárselo a tu padre y...

- Déjalo Xena – dije cortantemente – no importa, además sabes que yo para estas cosas siempre voy de frente. No me gustan las mentiras, y menos si son hacia mis padres. Además, ni se te ocurra buscar un trabajo por mí, tienes que centrarte en el módulo, al fin y al cabo tu sí que lo haces verdaderamente por vocación.

No dijimos ni una palabra más, no había necesidad. Las dos sabíamos que lo que yo más necesitaba eran unos momentos de silencio, con un cálido abrazo que me hacía olvidar por un momento la fría situación que había en mi casa. Ese silencio solo se rompió cuando fuimos a pagar la cuenta y salimos de nuevo a la calle.

- Por cierto, ¿has escuchado la nueva canción de Ed Sheeran? ¡Me encanta! – Xena tenía una curiosa atracción por los cantantes del momento, a los que dejaba de escuchar tan pronto como su música dejaba de estar en el top 10 de los últimos hits.

- Si...creo que he oído algo... - la verdad es que a pesar de querer ser actriz, no estaba muy metida en el mundo de la música. Si alguna vez me piden actuar en un musical, mi respuesta será clara como el agua.

- ¡Eli! No quiero que me mientas, sabes que en eso no puedes engañarme – y tenía razón, generalmente ella es bastante inocente, pero cuando se trata de temas musicales no perdona ni una.

- Lo siento, lo siento, la próxima vez lo escuch.... –

De repente, un ligero escalofrío recorrió mi cuerpo de arriba a abajo, después oí como unos apresurados pasos se dirigían hacia mí y chocaban de lleno, haciéndome caer al suelo. Giré la cabeza para ver la cara del subnormal que había hecho la gracia, ahí fue cuando nuestras miradas se encontraron.

Illusia Alter EgoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora