Aquí estoy, acostado en una camilla de un hospital, solo, viviendo lo que parecen ser mis últimos minutos de vida, solo, sin nadie a mi lado, nadie que sufra por mi muerte, nadie, y todo por preferir el dinero antes que mi familia, mi esposa, me odia, no se en que momento me empezó a odiar.
No sé si fue cuando llegue tarde a nuestra boda por estar trabajando, o cuando me perdí el nacimiento de mis hijos, cuando no llegaba a casa, cuando estaba manejando la empresa, solo por el dinero.
Mis hijos, ninguno de los dos me quería, supongo que es porque jamás estube presente en su infancia, Lucas el mayor tenía ya 26 años y nunca fuí a ninguna de sus fiestas, me la pasé trabajando, nunca jugué al fútbol con el, no vimos televisión, no hicimos ninguna actividad juntos, me odiaba y yo era consciente de eso, no me tenía como ejemplo, siquiera para trabajar, cuando cumplió los 24 años, le ofrecí ser el vicepresidente de la empresa, rechazo mi propuesta, cuando le pregunté por qué dijo que no quería ser un mal padre como yo, me perdí su boda, me perdí ser feliz viviendo a su lado, al lado de mi primer hijo de mi familia.
Mi hija, la menor, 20 años, siempre me detesto, desde que tenía 6 años, me odiaba por nunca haber ayudado a su madre con las cosas de la casa, también me perdí su infancia, recuerdo que me había pedido una muñeca cuando era pequeña, nunca se la compre, a los 18 ella me envió una carta, en esta decía todo lo que me odiaba, que detestaba que sea su padre, detestaba mi presencia en casa(las pocas veces que estaba) que odiaba que no hubiera estado cuando trajo a su primer novio a casa, que nunca me allá preocupado por ella.
Siempre quise trabajar para tener dinero, desde pequeño, llegue a ser millonario, tenía una empresa, una casa, una familia, mucho dinero, cualquier persona creería que tenía la vida perfecta pero no, mi problema con el dinero, con la necesidad de tener más y más, nunca me permito pasar tiempo con mi familia, y por esto me odiaban.
Mis últimos minutos, se estaban acabando, comencé a perder fuerza, mis ojos comenzaron a cerrarse y supe que este era el fin, era el final de mi vida, era el final del odio de mi familia, me pregunto, ¿se sentirán felices por mi muerte? ¿ tristes? ¿angustiados? ¿o cómo? Este era mi final, en mi testamento le dejaba todas mis pertenencias a mis hijos, espero que ellos acepten, mi dinero, mi empresa, todo lo que tenía y con estas cosas, que hagan felices a sus familias.
Este es el final, el adiós.
FIN.