Capítulo 7

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Corría velozmente por un bosque, estaba descalza y sentía como todas las imperfecciones de aquel suelo barroso me ocacionaban tropiezos, pero no me importaba. El viento golpeaba mi cara y de a ratos tenía que cubrirme el rostro para no ser azotada por las ramas de los árboles. El cielo se encontraba nublado y era de tarde. No sabía la razón de mi huída, solo la voz en mi cabeza que insistía en que no parara.

De repente un agudo pitido me atravesó las cien y caí tapandome los oídos. Un dolor intenso recorría mi cabeza de extremo a extremo, sin dejar un hueco sin sufrimiento. Me oí gritar repetidas veces ya que el sufrimiento era verdaderamente intenso. Me mecía sobre mis rodillas y mis manos en mis oídos mientras gritos se escapaban de mi garganta. No cesaba, no paraba, dolía cada vez mas fuerte y lo único que quería era morirme. En ese momento, todo se volvió negro y me desmayé.

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Abrí los ojos asustada y me encontraba denuevo en mi habitación,  había sido un sueño. Un mal sueño. Dirigí mi vista hacia la ventana y seguía oscuro. Miré la hora en el reloj que tenía en la mesa de luz y eran las 3:30am. Me levanté y caminé descalza hacia la cocina por un vaso con agua. Cuando llegué a ésta, vi una sombra atravesar la ventana y me alarmé. Oí que golpeaban la puerta y mi respiración se volvió agitada, me temblaba el cuerpo y cuando creí que era una alucinación, volvieron a insistir. Agarré lo primero que tenía a mano, una sarten. "Claro, la típica sartén de salvadora. Sos tan inteligente, Sara"  me acusó mi subconsciente. "No abras" indicó la voz característica de mujer que estaba destinada a cuidarme. No le presté atención y comencé a caminar hacia la puerta. Abrí de golpe, ocacionando que la otra persona se sobresaltara.

- ¿Qué haces abriendo la puerta a éstas horas? - dijo una voz ronca y masculina. Era el señor Dante.

Lo hice pasar y cerré la puerta detrás de él.  Dejé la sartén en la mesada y nos apollamos en el borde de ésta uno al lado del otro, aún con la cocina a oscuras.

- ¿Planeabas detenerne a sartenazos?- preguntó divertido observando la sarten cerca de nosotros.

Sonreí nerviosa: -Un clásico- respondí y se nos escapó una breve y suave risa.

- ¿Qué hace acá a éstas horas?- inquirí rompiendo el silencio incómodo que había inundado la cocina.

- Tuve un mal sueño - respondió con su grave y sexy voz.

- ¿Pero yo que tengo que ver?- pregunté confundida.

- Tenía que ver con vos. Y vine a ver como estabas. ¿Vos que hacés despierta a esta hora?- preguntó sin sacarme la vista de encima.

- Yo tuve un mal sueño, también. Y vine a tomar agua.

- Entonces llegué a tiempo.

- ¿A tiempo para qué?- interrogué confundida.

- Tenemos que hablar- dijo con tono serio.

- Okey, pongo para unos mates - contesté y me dirigí hacia donde se encontraba la pava para cargarla con agua.

El señor Dante asintió y se dirigió hacia el interruptor para encender la luz. Cerré los ojos fuertemente al recordar que mi piyama era holgado, azul y con la forma de stitch. Un enorme stitch se  encontraba poniendo la pava a calentar y esa era yo.

- Lindo piyama- acotó él y sentí como mi cara ardía de la vergüenza.

Me giré lentamente y sentí como se me hacía agua la boca. Él seguía parado al lado del interruptor, apollado sobre la pared con las manos en los bolsillos de su pantalón de gimnasia y el torso al aire desnudo con unas pantuflas de garras.

- Lindas pantuflas- agregué graciosa.

Los dos reímos y nos sentamos uno en frente del otro. La pava chillo cuando el agua estaba lista y preparé el mate para que diera comienzo a la charla.

- ¿De qué tenemos que hablar, señor Dante?- pregunté curiosa mientras le entregaba el mate.

- De lo que pasó ayer- comentó y el ambiente se puso tenso.

"Mentí" me indicó la voz salvadora.

- No se de qué habla, señor Dante - respondí neutra.

Él iba a contestar, cuando de repente algo sonó en su bolsillo, un llanto. Lo miré asustada y él me explicó que es un aparato para oír a su hijo. Se despidió y lo acompañé hasta la puerta. Vi como atravesaba el parque corriendo y trepaba la pared hasta llegar a la ventana de su pieza, la cual abrió y desapareció de mi vista. Estaba boquiabierta, sin creer aquella situación. Él era tan ágil.

Desperté de mi ensoñación cuando algo empezó a sonar en mi cuarto. Cerré rápidamente la pierta y corrí hacia donde se originaba el sonido. Habia recibido un  mensaje. El celular me lo habían dado las chicas para comunicarse conmigo.

" Haz que confiese y te vamos a buscar"  era lo que comunicaba éste.

No respondí. Solo puse en su lugar lo que había usado y volví a mi cama. Intenté dormir. Pero se me hizo muy difícil. Así que solo me quedé mirando por la ventana al cuarto del señor Dante, pensando en la conversación y los acontecimientos del día anterior.
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El sol comenzaba a mostrar sus primeros rayos y no me quedó otra que levantarme. Me cambié de ropa y preparé café para Ricardo y para mi.

- Muchas gracias, señorita - dice Ricardo saliendo de su habitación al ver que servía el líquido en su tazón favorito.

- No tiene porque agradecer, señor- dije y sonreimos.

Entablamos un buen trato con Ricardo y él me dice "señorita" solo para molestarme, al igual que yo le digo " señor". Normalmente nos llamamos por los nobres, hasta incluso me deja llamarlo "Ric".

- Yo te diría que tapes con algo esas ojeras- me comentó mientras tomaba su café -. ¿Una mala noche?

- Sí- respondí mientras bajaba la mirada -. Un mal sueño.

- Bueno, dejá que yo preparo mas café y andá a maquillarte que estas destruida.

Nos reímos y le agradecí. Era un hombre muy simpático,  me caía demacido bien. Pero no tenía que desviarme del plan principal.

Llegué al baño y me miré en el espejo. Tapé con bastante corrector mis ojeras y me acomodé bien el pelo. Coloqué maquillaje en mi cuello con la intención de disimular los moretones que me había dejado el señor Dante al transformarse.

Con Ric vimos el amanecer y nos alistamos para empezar el día. Al entrar en la casa, la familia se notaba bastante agitada ya que el fin de semana darían una fiesta.

Me encontraba preparando el desayuno cuando casi me quedo dormida y dejé caer una de las tazas de cerámica. Escuchar el ruido que ocasionó al llegar al suelo hizo que me espabilara.

- Veo que alguien no durmió bien anoche - dijo una voz femenina con tono burlón.

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Holaaaa mis corazones. Tarde mucho en actualizar, lo sé y lo sieno mucho. Pero no me encontraba con mucha inspiración.  Espero que les guste el capítulo y espero sus votosss :3

Lo quiero muchoo :3

Solo quería salvarte (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora