I'm not the only one

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Esta historia comienza conmigo. Me presento, mi nombre es Feliciano Vargas, actualmente tengo 20 años y esta es la historia de mi matrimonio.
Perdón, ahora ex matrimonio.

y yo hicimos una promesa
Para bien o para mal
No puedo creer que me fallaras, pero la prueba está en la forma en la que duele

Anteriormente, cuando aún mantenía mi vida conyugal, solía esperarlo en la casa mientras él trabajaba. Yo hacía los quehaceres de la casa: barría, lavaba, cocinaba, etc.…
En pocas palabras, era la “esposa”.
Lo amaba, lo amaba demasiado, lo amaba de tal manera que me hacía dudar si era siquiera humano. Esos ojos azules y esa sonrisa me bastaban para hacerme sentir en lo más alto del cielo, provocando que olvidara que si vuelas muy alto puedes caer, y lastimosamente eso lo tuve que aprender de la peor manera.
 
Él comenzaba a llegar algo tarde, obviamente conociendo su carácter pensé que se trataba de cosas del trabajo y no lo molesté, sin embargo, esas pocas tardanzas, al paso de los días se volvió una rutina.

Durante meses he tenido mis dudas, negando cada lágrima, desearía que esto terminara ahora, pero sé que todavía te necesito aquí.

Cuando ya no pude contener mis angustias más, terminé por confrontarlo un día, tornándolo todo de mala manera y provocando que discutiéramos. Una y otra vez, esa no fue la última. Lo hicimos por noches enteras, intentando apaciguar mis dudas, saber lo que pasaba. Estaba tan confundido, quería saber que pasaba, quería, lo que yo realmente quería… Quería saber qué hacer para volver a la manera que fuimos antes.

Y dices que estoy loco, porque crees que no sé lo que has hecho, pero cuando me dices cariño, sé que no soy el único…

Discutíamos, pero tú lo sabías. Tenías las palabras indicadas, esas mágicas palabras que hacían que volviera en mí la felicidad, que con solo un susurro y tus fuertes brazos aferrándose a mi cuerpo hacías que me sintiera amado otra vez. Mas las cosas no eran así para ti.

Días más tarde, con el corazón en un puño, me dije que esto tenía que acabar. Nos habíamos reconciliado, eso era cierto, pero las dudas impregnadas en mí no se quitaban, así que finalmente tomé una decisión, iría a visitarlo a su trabajo. 
Y ahí es donde lo supe. Su gran engaño, su mentira, mi gran dolor.
Cuando llegué allí me dijeron que había salido a comer acompañado de un chico llamado “Vash”, no lo negaré estaba asustado, pero sentí que tenía que confiar, que mi corazón podía mantener un pequeño rayo de esperanza. Porque solo era comer, ¿cierto? Solo estaban almorzando.
Me dieron la dirección del restaurante y fui allí. Después de todo, incluso con esa esperanza tenía demasiada curiosidad como para dejar pasar eso. Andando en medio de la carretera, lo ubique sentado junto a un chico cerca del ventanal del lugar, ambos hablaban tan amenamente. Parecían amigos de toda la vida hasta que ellos… compartieron un beso.
Luego, no pude moverme. No supe que hacer. Me quedé quieto hasta que los vi salir de allí e irse a otro lugar, esa calle era demasiado conocida, incluso alguien como yo lo sabía. Esa era la sección de “hospedaje y moteles” de la zona.

Haz sido tan infiel
Ahora lamentablemente sé porque, tu corazón es inalcanzable, a pesar de que no compartes el mío.

Volví a casa hecho un caos. Mis lágrimas caían sobre mis mejillas impidiéndome ver a mi alrededor. Estaba tan roto, vacío, podía sentir mi corazón romperse y lo sabía, lo sabía muy bien, no tenía ningún arreglo para ello.

Y dices, que estoy loco
Porque crees que no sé lo que has hecho, pero cuando dices cariño, sé que no soy el único.

Tomé la primera botella de vino que mis ojos encontraron. Luego la siguió un vodka, un whisky y finalmente, una botella de ron. En medio de ello no pude evitar sacar una bolsa con las cosas de nuestra boda. Me vestí con mi adorado traje blanco, mi camisa negra y corbata blanca mientras prendía fuego la parte trasera de nuestra casa.
Mis manos no dudaron en tomar su traje negro y gorra militar con las que nos casamos, así rompiendo esos lazos que nos unían, nuestro amor, nuestra relación, mi alma y corazón, que al parecer te tomaste como un gran chiste.
Todo eso, cada una de esas cosas importantes, las lancé al candente fuego, observando las cenizas que iban y desaparecían en el aire como mis sentimientos por ti.
Lo único que si no vi capaz de quemar fue mi velo, uno que con mucho esfuerzo me lo había elaborado mi mejor amiga Elizabeta. Era hermoso, poseía pequeños y delicados pliegues blancos. Una cosa que no valía la pena echarlo a perder por esta tontería.
Pase una hora llorando hasta que mi alma se secó, sin embargo, inevitablemente el dolor seguía ardiendo en lo más profundo de mí ser. Me paré, sequé mis lágrimas y caminé hacia el patio donde se encontraban los restos de mis “dulces” recuerdos de boda. Cerré la puerta y me decidí a entrar a casa.
Me fui al baño y me di una ducha fría. Me sumergí en el agua, haciendo que se dispersara cualquier rastro de llanto. Cambié mi ropa por lo habitual de siempre y volví a mi rutina. Cocinar, limpiar y por primera vez, observar mi reflejo en el espejo para practicar una nueva sonrisa para mi amado. La más falsa que mi corazón estaba doblegado a hacer.

Y dices que estoy loco, porque crees que no sé lo que has hecho, pero cuando dices cariño, sé que no soy el único.
Sé que no soy el único.
Sé que no soy el único.
Y sé que
Y sé que
Y sé que, no soy el único.

Ludwig llegó tarde como sospeche. Lo recibí con un gran abrazo mientras su olor me envolvía. Ese olor que me enloquecía. Ese olor, que ahora ya no era solo suyo, ese olor manchado por lo ajeno. Ese chico.
Cerré los ojos con un gesto de dolor y sufrimiento. Tuve que suprimir mis tristes sentimientos antes de voltear a verlo y con mi mejor sonrisa decirle: Bienvenido a casa, amore mio.
Él me convido un beso y entró a nuestra casa.
Perdón, su casa.
Porque ese lugar llamado “nuestro hogar”, pronto dejaría de ser mío también.







mentira dolorosa //GerIta// PruIta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora