PREFACIO

1.5K 92 13
                                    

El día llegaba al ocaso, el cielo de la bahía enrojecido por las pocas nubes, parecía presagiar lo que se avecinaba... una despedida, un triste «adiós» o el inicio de una hermosa relación era a lo que se enfrentaba la pareja que corría por la playa tomados de la mano, riendo y aprovechando los últimos momentos.

Aún para ambos era tan difícil creer lo que había ocurrido, que parecía todo haber salido de un cuento de hadas... Draco y Hermione Granger jamás imaginaron encontrarse en Melburne aquella mañana de julio, y fue como si en medio de un inmenso pajar, se encontraran dos alfileres, dos almas gemelas que, a pesar de haberse conocido en el colegio y ser de bandos diferentes, allí, en medio de la arena y del agua salada, sellaron un amor que ninguno antes imaginó.

Se encontraron, se hablaron y se gustaron. Sus vidas eran disímiles pues la guerra, las casas diferentes en donde estudiaron en Hogwarts, sus orígenes... todo los separaba, pero ellos en ese lugar paradisiaco tropezaron sus vidas y sin que nadie mediara en contra, pudieron dar libre paso al amor que nació luego de un par de miradas y de conversaciones entre risas y brindis.

Pero ya el verano llegaba a su fin... se tenían que despedir, ya que ninguno de los dos regresaría a Hogwarts: Hermione terminaría el último año ahí mismo, en la ciudad de Melbourne, en tanto Draco, que había sorteado con suerte el no ir a la cárcel así como ninguno de su familia, lo haría en el escandinavo Instituto Durmstrang. En donde comenzarían una nueva vida, alejados de todos los malos recuerdos que había marcado a la familia por haber sido partidaria forzada de Voldemort.

—Tú te vas... es muy posible que no te vuelva a ver nunca más —dijo ella mirándolo a los ojos. Estaba triste, su mirada vidriada era evidente y Draco lo entendió.

—No hables así, Hermione —respondió tomándole la barbilla y acariciando su rostro.

—Pero es cierto... Este ha sido el mejor verano de mi vida y ahora debes irte, no es justo...

Draco secó las lágrimas de ella y no pudo contenerse. Habían sido días maravillosos y no podía dejarla ir sin antes haberla sentido completamente como suya. La deseaba tanto, pero se había reprimido porque entendía que ella era diferente, pero ya era imposible poder seguir así. Ese sería el último día juntos y no la dejaría ir... ese día sería inolvidable...

La besó fuerte, invadiendo su boca con vehemencia, aprovecharía la soledad de la playa para descargar toda la pasión contenida durante el último mes... pero al besarla y posicionarse sobre ella en la arena, sintió de inmediato su rechazo, pues había puesto ambas manos en el pecho de él, apartándolo.

—Draco, no lo arruines —dijo incorporándose.

—No lo arruino, Hermione. Lo mejoro... —intentó continuar besándola, pero ella se puso de pie, triste, pues sabía que esa era la despedida. Se sacudió la arena y lo miró algo sonrojada.

—Draco, ¿es esta nuestra despedida?

—No, para nada. Es el comienzo...


Grease in HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora