Capítulo único

20 5 9
                                    

Mi querida hija adolescente,

Ser mamá no es fácil. Y se que suena a cliché, pero no hay cliché más cierto. Nunca había cargado antes a un bebé hasta que te tuve en mis brazos. No sabía qué hacer, no sabía cómo hacer las cosas, solo sabía que te había deseado intensamente y que a partir de ese momento, mi vida pasaba a segundo plano. Tenía la certeza que te protegería con mi vida. Siempre te conté que el sentimiento que uno tiene cuando por primera vez recibe a sus hijos en brazos, nadie lo puede entender sino hasta que es madre. Sentía que literalmente salían corazones por los poros de mis brazos. Mi alma entera te abrazó.
Me enamoré para siempre.

Como madre, aprendí a dormir con el sueño partido, levantándome 3 veces durante la madrugada para atender tus necesidades. Se perfilaba ya un carácter firme y exigente. Aprendí a trabajar con ojeras y no perder ni la sonrisa ni la concentración. Aprendí a atenderte sin ceder a tus encantos nocturnos para que no te desvelaras. Sufrí con tus fiebres, con tus golpes y sufrí mucho más por no ser capaz de atender tus vomitadas!
Fuimos aprendiendo en el camino. Yo contigo y tú conmigo. Fuimos adaptándonos una a la otra. Fui tratando de enseñarte todo el tiempo, a ser respetuosa, a ser cariñosa, a ser empática con el resto, a compartir con tu hermanita, que llegó antes de lo previsto. Tus sonrisas eran las mías y vivía pensando cómo lograr que tuvieras más momentos de dicha, buscando actividades, compartiendo una película, armando un rompecabezas, paseando por el parque, desayunando fuera, caminando los malecones de Miraflores.
Cada vez adquirías más autonomía, caminabas sin darnos la mano, elegías tu ropa, tu música, tu película. Disfrutabas intensamente todo lo que te ponía por delante. Sentía que eras tan parecida a mi. No sólo físicamente, te veía también en ese firme carácter, esa decisión, esa pasión. Me llenaba de orgullo verte crecer.

Como madre, ponemos todas nuestras expectativas en nuestros hijos.  Yo todo lo hago pensando en ti. Que es lo que disfrutarías, cuánto aporto a tu vida, cuanta enseñanza te dejo, cuanta experiencia ganas.  Siempre he dicho que son dos las cosas que quiero dejarte cuando ya no esté en este mundo: educación y experiencias de vida.  Y estos viajes que me encantan emprender en familia son eso. Experiencias de vida. 
Cada viaje es un aprendizaje.  No solo por lo que descubrimos al llegar a cada destino, sino lo que descubrimos al convivir de esta manera tan intensa. Todo el rato juntos, sin un respiro.
Planeo todo con mucho detalle, los lugares, cada visita, cada transporte.  Con el corazón lleno de expectativa, esperando vivir esos momentos en familia.
Y tú ya creciste, y a veces creo que te entusiasmarás como niña, que brincabas alegre ante lo que te ponía delante.  Eso no pasa necesariamente ahora.  A veces disfrutas más mirando tus manos que mirando el paisaje, a veces es tu compañía virtual la que prefieres a la de carne y hueso, a veces te resulta difícil priorizar al grupo que a tus propias necesidades e intereses.  Ahí viene la erupción volcánica.

Y es aquí donde quiero que sepas lo que siento.
Mi amor por ti es infinito. No cambia y no cede aunque esté muy molesta. Aunque tú creas que no te quiero. Aunque tu cabecita adolescente te envíe mensajes equivocados. Quiero que sepas que no es así. Que te quiero intensamente y eso nunca podrá cambiar. Porque me enamoré cuando te vi por primera vez y el amor de madre es un amor eterno.
Sé que tengo que entender esta etapa de tu vida, confusa y a veces egoísta. Pero me cuesta mucho sabes? Me cuesta mucho porque en mi vida de madre puedo tener muchos errores, pero ninguno pasa por el egoísmo; porque no hay nada que me haga más feliz a mi que la felicidad de mi familia, que la de ustedes.
A veces necesito saber que disfrutas de mi compañía. Y que puedes reírte conmigo y disfrutar un espacio de conversación sin interferencias virtuales.
A veces necesito saber que valoras lo que hago por ti. Que eres consciente de los esfuerzos que hacemos por darte lo que te damos.
A veces necesito saber que entendiste mi mensaje sobre el amor de familia. Sobre lo importante que es proteger este espacio, tu santuario, por sobre todas las cosas. Y lo importante que es decirlo y demostrarlo.
Y aunque en este espacio de tiempo, donde la confusión y el drama rondan tus pensamientos, donde sientes que no te entiendo, espero que un ratito de luz llegue y te toque y te permita ver con certeza, los mensajes que te trato de transmitir y que resumo aquí:
1. Quiérenos y demuéstralo, no abuses de nuestro amor incondicional.
2. Disfruta el hoy y ahora, mira el paisaje, camina contenta, dame la mano, mira lo que tienes delante y no mires hacia abajo. Estos momentos no vuelven.
3. Piensa en nosotros. Hoy es el grupo el que importa, no solo lo tuyo. Esas son las bases para un buen trabajo en equipo.

Te quiero,

Tu mami enamorada.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 19, 2017 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Carta de una mami a su hijaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora