Capítulo Veintisiete

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Austin

No estoy durmiendo, en realidad estoy tirando en la cama envuelto entre las sábanas, apretujando cada vez más a Ayden contra mi cuerpo y sintiendo su respiración sobre mi pecho. Todavía tengo muchísimas cosas en la cabeza que no me dejan relajarme.

Sencillamente no lo puedo entender. No puedo comprender por qué mi padre ha llegado a hacer semejante bestialidad con mi hermano. Todo sigue patas para arriba por más que él ya esté tras las rejas. Quiero irme de este lugar, ya no lo soporto. Ya no estoy feliz aquí. Los malos momentos pesan muchísimo en la balanza.

Cierro los ojos con fuerza y respiro hondo mientras escucho a Ayden balbucear algo inentendible entre dientes pero no le doy mucha importancia. Muevo mi cabeza hacia la derecha y el reloj de la mesita de luz me hace saber que son nada más que las 4 de la tarde. Ha pasado apenas media hora nada más, pero él nunca tarda en quedarse frito cuando terminamos de hacerlo.

Justo cuando me inclino para plantarle un beso en la mejilla, levanta la cabeza y me dedica una mirada somnolienta. Tiene un ojo cerrado con fuerza como si hasta los pequeñitos rayos solares que se cuelan por la ventana le molestaran y con el otro me mira fijamente.

— ¿Qué pasa? —Pregunto con una sonrisa. Está para comérselo.

— ¿Por qué no descansas un poco?

— Sabes que no se me da muy bien dormir de día —digo para quitarle peso al asunto.

— ¿Seguro que solamente es eso? —Dice enarcando una ceja.

La vedad es que no me creo capaz de dormir ni siquiera en la noche, pero no quiero entrar en detalles en este momento.

— Segurísimo —contesto y ensancho más la sonrisa que todavía no se me ha borrado del rostro.

— De acuerdo.

Sé que sabe más de lo que yo mismo quiero decirle, pero agradezco que entienda mi situación. Quizá para él sea un poco más fácil sobrellevar todo este asunto porque nunca vio a Brooke como su verdadero padre, ni a Colton como su hermano.

Mientras se acomoda para volver a la misma posición en la que estaba, roza ligeramente la cinta que cubre mi tatuaje en la zona izquierda de las costillas y se frena en seco. No se había acordado de lo que me había hecho, hasta ahora. Ni yo tampoco, para ser honesto.

Sé que solo serán cuestión de segundos para que, o bien me lo arranque el mismo, o me lo deje hacer a mí de la forma más delicada posible.

Afortunadamente escoge la segunda opción y mientras vuelve a voltearse hacia mí, sin despegar sus ojos de la zona en cuestión, murmura muy bajito que me lo destape.

— Muéstrame tu trébol —exige ingenuamente.

Lanzo una carcajada y empiezo a despegar suavemente la cinta con las uñas. Comienzo a quitarlo lentamente con la cabeza gacha, consciente de su cara de desconcierto al ver que lo poco que se ve, no es para nada parecido a un trébol.

Cuando finalmente mi piel queda al descubierto, Ayden se aprieta la boca con una mano y se incorpora rápidamente en la cama. Yo sonrío y contemplo mi nuevo tatuaje mientras acaricio muy despacio con la yema de mis dedos las letras trazadas: "Tú primero y el mundo después".

— Me prometí a mí mismo que llevaría algo que me haga acordar a ti. —Confieso, todavía sin despegar mis ojos de la preciosa letra cursiva que escogí.

— A-Austin, estás loco —dice todavía con su boca aplastada sobre la palma de su mano.

Sonrío y levanto ambos hombros en señal de respuesta. Sí, estoy loco. Pero estaría aún más loco si me tatuaría su nombre, así que no pude encontrar nada mejor que nuestra frase. Bueno... no tan nuestra, alguien la habrá inventado, pero nosotros hemos hecho uso de ella por muchísimo tiempo.

Mi Casualidad Eres TúWhere stories live. Discover now