Inicio desde el final

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INTRODUCCIÓN
¿Es difícil no?
Abondar tu lugar favorito, ese lugar en donde creciste, el lugar en donde jugabas hasta tarde,  donde te perdías mirando las estrellas,  donde diste tu primer beso, donde te diste cuenta de tantas cosas, lo se no es sencillo. 

Y nunca lo será. Pues la peor parte de la vida es "la despedida".
Esa en donde tienes que decirle adiós a todo, y sabes que nada será igual.

¡El adiós!
Cuando te das cuenta abres los ojos, tu closet se encuentra vació por completo, mi madre está como loca dando vueltas esperando que todo salga bien para partir. Me miró con tristeza tratando de entender mi dolor y me dijo—Hoy es el día Karla , es hora de irnos para tener una mejor vida, se que te duele dejar toda tu vida, pero veras que todo mejora, podremos volver de visita en vacaciones.
Mientras trataba de no gritarle que no quería irme y  deteniendo mi llanto con un nudo en la garganta, solo le sonreí tímidamente aceptando lo que me decía. 
Las horas del día se iban desvaneciendo junto con el sol, al caer la noche mi concentración se fijaba en las estrellas. Mientras imaginaba cómo sería mi vida en otra ciudad, a lo lejos lo mire era mi mejor amigo Kevin, el ya sabia que me iba, era la hora de la primera despedida.
Al mirarlo pensé ¿Cómo mirarlo y poder decirle adiós? No sabía cómo desprenderme, como de la noche a la mañana tenga que dejar mi lugar, mi casa, mi familia y amigos. Tantos recuerdos.
Kevin- Te odio, me dejaras aquí, que haré si te vas. ¿a quien le haré travesuras , morderé,  aconsejaré y me aconsejara? Dime.
Me hizo sonreír, siempre lo hace, por eso lo quiero mucho. Con voz quebrada le dije —Si fuera por mi tu sabes que me quedo, pero mi mamá tiene razón aquí no lograremos nada, iremos en busca de nuevas oportunidades de vida, tener una casa propia, trabajos estables, escuelas mejores que es lo más importante. Principalmente por mi hermana pequeña, solo tiene 1 año.
Kevin— ¿Podrías quedarte más tiempo aún que sea tu nada más?
Por mi mente sin pensarlo quería decirle que sí, pero no podía sacar de mi mente la mirada de angustia de mi madre todas las noches esperando a que papá regrese con bien a casa.
Karla —No Kevin, tus locuras me completan y se que me harás falta a donde sea que vaya, pero creo que esta es la última noche que nos tendremos de frente, aún que nadie sabe, espero regresar pronto a visitar en vacaciones.
Kevin —Muy cierto, la verdad te extrañare mucho maldita. *Sacudió mi cabello*
De repente escuche la voz de mi madre hablándome  diciéndome que necesitaba comer algo antes de irme a dormir, ya que en la madrugada nos iremos.
Mire a kevin le sonreí Diciéndole —Volveré, mientras cuidate mucho y escribeme cuando necesites algo.
Kevin —Te echaré de menos, nos escribimos.
Karla —No te atrevas a cambiarme, vendré a visitar.
Nos abrazamos fuerte y de mis ojos brotaron lágrimas, lo abrace y escuche que algo se rompía en mi pecho, mi corazón, ¡quizá!
En el camino y solo lo regresaba a ver yo no dejaba de sonreírle, cuando ya no me miraba me metí a casa y me sentía desesperada, planeaba que hacer para no irme, si seria una buena idea huir cuando todos se durmieran, pero era una locura.
Un par de vecinas y amigas de la infancia, estuvieron conmigo hasta dormir, lo cual ni dormimos porque estábamos recordando muchas cosas bonitas juntas, nos reímos y vimos una película.
Cuando vi la hora exacta en  Acapulco eran las 4:10 am, el día 14 de julio del 2015.
Mi mama se paro movió mi cabello lacio para despertarme, me dijo —Ya nos vamos hija.
¡Sentía el adiós más cerca que nunca!
Me pare me cambie y tome una mochila de Bemmo un personaje de mi caricatura favorita «hora de aventura».
Toda la familia se levantó para despedirse de nosotros, díganme ¿a quien le gustan las despedidas? Supongo que a nadie, duelen mucho, sentir esos abrazos largos donde ligeramente te rompen, es solo que nadie sabe  qué pueda suceder, el tiempo es relativo.
De lejos escuchaba como lloraba mi abuelita, no quería ir a verla, por que me conozco se que lloraré también, es de familia. Me dio un abrazo caluroso de esos que solo las abuelas saben dar, le bese la frente y le dije que la amaba mucho, que lograría tener un futuro maravilloso, que volvería con mi título universitario en mano para que lo colocara en la pared.
Camino al coche, mire el cielo, qué envidia las estrellas tan bonitas allá arriba sin tener que irse a otra ciudad, sin estar teniendo que soportar despedidas así, mi corazón se rompía cada vez más, pero era lo mejor.
No sé como pero de Acapulco a Cancún solo creí que eran un par de horas pero realmente me equivoque bastante. El viaje fue en coche pernoctando una noche en un hotel de paso, en total duró 2 días el viaje. Pasamos por tantos lugares en el camino, ni siquiera me tomé el tiempo de preguntar por dónde íbamos, ni cuánto faltaba para llegar al destino, no quería saber absolutamente nada, no dejaba de pensar en mi abuelita de verla llorando.
Prefería dormir. Si me dormí dos días seguidos.
Al abrir mis ojos noté que dormí bastante que era de madrugada, pregunté por dónde íbamos y la respuesta de mi madre fue—Tabasco, hija.
Mis ojos se engrandecieron, al voltear hacia la ventana del coche había mucha neblina, dentro del carro estaba cálido pero afuera del coche supongo estaba muy frío. 
No tome importancia y volví a dormirme, pero entre mis sueños tristes pude sentir un frenon horrible, acompañado de voces diciendo mi nombre, desperté de inmediato, mi mamá me dijo
—vamos a bajar a comer, ya deja de dormir.
Habia pasado solo un día de un viaje en el carro, yo se que te sirve para pensar o más bien recordar partes de tu vida mientras miras por la ventana, escuchas música o miras como duerme tu hermana pequeña, darte cuenta que estas cerca de experimentar una nueva vida, nueva escuela, nueva casa, nuevos amigos, etc.
Transcurrió la noche.
En un abrir y cerrar de ojos, cuando me di cuenta nos estacionamos en el supermercado Chedrahui. De lejos lo vi, era Mi padre, comencé a llorar en realidad nunca supe si era de tristeza o de felicidad, lo único que hice fue ir hacia él y abrazarlo.
Sentir de nuevo un abrazo de él fue algo inexplicable, sinceramente sentí que debía suspirar de alivio ya estaba mi familia unida de nuevo.
Tomamos un taxi hacia el departamento donde había vivido mi papá un par de meses, el apartamento era acogedor unas dos recamaras, una cocina pequeña, una sala de estar pequeña, pero estábamos todos, tomamos fotos para recordar el momento.
Llegó agosto el mes de mi nacimiento, ¿que chistoso, no? mi primer cumpleaños lejos de mis amigos,  de familiares más importantes, de mi Acapulco.
Fue el cumpleaños más triste de todos, sonreía por que tenia lo importante que eran mis hermanos y mis padres, pero por dentro sentía que me hacia falta algo.
Entre a «Facebook» ese día, tenia mas de 30 notificaciones de personas felicitándome. Leí cada una de ellas y mientras las leía recordaba a cada persona, cada lugar que lo recordaba, cada momento con cada persona, no estuvo tan mal mi cumpleaños. No se si sea normal pero prefería que mis padres no vieran lo triste que estaba, me daba miedo defraudarlos por los grandiosos  planes que tenían para toda la familia. 
A mediados de agosto mis padres decidieron mudarse a una colonia más económica, pero era bastante lejos del departamento donde estábamos. Una colonia llama  Prados.
Estaba muy lejos, cerca había una preparatoria donde supuse que me iban a inscribir.
Y si, unas semanas después fue mi primer día de clases.
Karla -Maldita sea, aquí voy de nuevo, a ser la nueva y no conocer a nadie.
Lo bueno era que no era la única de nuevo ingreso, habían como unos 4 más nuevos entre ellos una niña morenita de rizos hermosos, llamó mi atención de inmediato, había algo de ella que me agradaba.
Las clases son eternas, moría de hambre, al sonar la campana hizo que sonriera, de pronto la niña de rizos me hablo...
JésicaHola, ¿también eres nueva aquí?
KarlaJaja si tu igual, ¿verdad?
JésicaSi también, tampoco eres de Cancún
KarlaNo, ¿como sabes?
Jésica—No te ves de aquí y aparte no tienes el acento de aquí
KarlaYo no te escucho ningún acento
JésicaEs porque tampoco soy de aquí
Karla—¿De donde eres?
Jésica-De Acapulco y ¿tu?
Mis ojos se iluminaron y sonreí y dije muy emocionada—No inventes yo también soy de ahí.      Me di cuenta que eso me había llamado la atención de ella cuando la mire.

Un nuevo comienzo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora