Oneshot

2.7K 249 295
                                    

Papyrus miraba a su hermano fijamente. No era la primera vez que lo hacia, y tampoco la última, después de todo... Estaba enamorado de él.

No sabía cuando fue que sucedió. No sabe ni el por qué... Pero él está totalmente enamorado de Sans. Se molestaban entre ellos como simples hermanos, tenían sus discusiones pero nunca pasaban a más que unos cuantos golpes que no le hicieran tanto daño al monstruo de 1 HP, todo era... Normal. Entonces, ¿por qué se enamoró de él?

— ¡Jefe! — Sonrió Sans alegremente agachándose para cargar algún tipo de cachorro blanco, se veía gracioso tratando de hacer que no lo mordiera o lamiera. — ¡Éste enano ha estado rondado por días cerca de casa! ¿Nos lo podemos quedar?

— No. — Fue su respuesta. Sans empezó a hacer un lindo berrinche. Adorable. Trataba de mantener su rostro serio, pero la risa le ganó. Tuvo que aclarar su garganta varias veces para tomar otra vez su porte serio, que fue roto por sus gritos, obvio. — ¡Sólo si tu limpias todas las mierdas que él haga! ¡Lo alimentarás y bañarás tu mismo!

— ¿¡Hah!? ¡Eso es mucha responsabilidad para mi, joder! — Y así, empezaron a discutir. 

Terminaron compartiendo la responsabilidad de "Maximus" (el nombre fue decidido Papyrus): el mayor limpiaría los desastres y las heces así como tendría que bañarlo. El menor lo alimentaría y sacaría a pasear cuando tuviera tiempo. Era algo injusto para Sans, pero le dio igual. Se despidió cargando al can para llevarselo a casa, Papyrus trataba de dejar de verle... Pero no podía.

O eso fue hasta que sintió un extraño malestar en su garganta. Tosió queriendo acabar con ese malestar, aunque lo primero que vio... Fueron pétalos. Pétalos de rosa que salían de su boca. 

¿Eh?

—————

Buscó en todos sus libros, en internet, incluso, de manera anónima, le preguntó a la gran científica loca Alphys si sabía que era lo que le pasaba. Ni ella lo sabía, pero obviamente le había llamado tanto la atención que había querido verlo en persona.

Obviamente no lo haría, seguro lo usaría como experimento y joder que no quería nada de eso. Intentó toser nuevamente. Mas pétalos, sólo que ésta vez eran menos. Se quitó la ropa y no vio absolutamente nada raro en él, nada como flores puestas de broma en su caja torácica o cosas así... Sólo una extraña raíz en su alma, pero era tan pequeña que era imposible que fuera eso. 

— ¿Qué mierda me ha pasado? — No tenía su uniforme de guardia real, tenía puesto su suéter negro, un pantalón de mezclilla algo roto de las rodillas así como unas botas negras no tan altas y sin tacón. Era raro verlo así definitivamente. — ¿Por qué me salen éstas jodidas cosas...? Carajo...

Pensó en decirle a Sans, pero eso sería demostrar debilidad frente a él. En absoluto lo haría, además de que lo preocuparía y lo que menos quería era eso. Lo único que quería era besarlo... Poder tenerlo temblando entre sus brazos, sus lenguas danzando a un ritmo impuesto por él mismo—

Oh no.

Otra vez sintió ese malestar aunque multiplicado por cien. Era doloroso, quería que ya acabara, lágrimas salían de sus cuencas con rapidez a la vez que por su garganta sentía un suave roce aunque bastante doloroso, apretaba, trataba de vomitarlo pero parecía un proceso tan lento que parecía una de las peores torturas. Cuando por fin sintió que algo salía empezó a toser con fuerza apretándose un poco el pecho para que saliera. Lo que vio le dejó sorprendido, confundido, ¿asustado?

En el suelo se encontraban diversas rosas de un fuerte color rojo vivo algo empapadas por lo que vendría siendo su saliva, así como varios pétalos de éstas. 

Hanahaki Byou [Fellcest]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora