26

516 63 11
                                    

Un jadeo ahogado se escapa de mis labios y sus brazos se aprietan  alrededor de mi cuerpo con más intensidad al momento de decir esas palabras.Mis brazos caen a los costados. Sabe que quiero alejarme. Pongo ambas manos en su pecho e intento empujarlo pero se me hace imposible.

-Damian...-Digo intentando alejarlo.

-N-no me dejes, no ahora que estoy destrozado, por favor. -Llora en mi cuello y niego con la cabeza sin poder reaccionar como quiero, siento que no tengo poder sobre mis sentidos, las lágrimas inundan mi vista de nuevo. Estoy en shock.

-No te voy a dejar, sólo quiero saber qué pasó. -Hablo convenciéndome a mi misma de que estoy calmada y que no puedo alterarme. 

Sus brazos ceden y asiente limpiando su cara con ambas manos. Ahora si que tiene los ojos rojos e hinchados. Nos sentamos en la cama, mantengo distancia porque no sé realmente con quién estoy lidiando en estos momentos, aun que aún me siento escéptica a esto. Al momento en el que mi mente vuelve al presente, lo veo con la cabeza abajo mirando el suelo. 

-Cuéntame. -Suelto seria. 

-Prométeme que estarás conmigo

-No lo hagas más difícil.

-Prométemelo. 

-No. 

-¿Por qué? 

-¡Acabas de matar a tu madre y quiero saber qué mierda paso por tu mente en ese momento, si es verdad que estoy en presencia de un asesino! -Me altero ya con los pelos de punta por todo esto, estoy al  borde de colapsar. 

De nuevo el silencio. El maldito silencio exasperante. 

-Cuando llegue a casa, -Inició el relato con la voz temblorosa, primera vez que lo veo así, tan irreconocible. -Me recibió tan bien que creí que era broma, pensé que había cambiado al fin. Nos sentamos en la mesa, me sirvió la comida, el vaso de agua, la ensalada, esperó a que yo bebiera de mi vaso y lo único que recuerdo hasta ese entonces fue su figura sentada frente ami, todo se volvió negro. -Toma su cabeza entre las manos sin dejar de mirar el suelo.-C-cuando desperté estaba desorientado, logré ubicarme porque era mi habitación pero, estaba echa un desastre. -Dio un suspiro pesado e hizo un pausa, como si viniera la parte difícil.-M-mamá siempre ha tenido una obsesión extraña conmigo...como que, como que le gusto. -Dice bajo, puedo percibir vergüenza en su voz. -Cuando se enteró de que había huido contigo, se volvió loca. Sólo se había dedicado a gritarme y pegarme antes de que llegaras, pero cuando te fuiste, no me deje tocar...La última vez que lo hizo fue cuando yo era pequeño, n-no quería que volviera a pasar, tenía miedo. -De un momento a otro su voz se llena de ira y rabia.-Me sentía como un mariquita sin poder defenderme, en efecto lo era, cuando pequeño nunca me atreví a contradecirle, aún cuando sabía que no era correcto lo que hacía, eran caricias mas allá de las de una madre normal. No podía soportarlo ahora.

Trago saliva y se acomodo en su lugar. -Iba a obligarme esta vez, se creía poderosa por tener un cuchillo. -Ríe sin ganas y me estremezco.-La apuñalé en el estómago, tres veces. Fue como apuñalar a el viento, se sentía tan ligero, ese cuchillo si que estaba filoso. -Su mirada se elevó, ambos ojos abiertos como si estuviera asustado. -Ayúdame. 

-¿T-te sientes arrepentido? -Hasta hablar me cuesta ahora, después de que terminara, una ola de sentimientos invadieron mi cuerpo, lástima, miedo, asco, no me cabe en la cabeza pensar como una mujer es capaz de eso y como una persona es capaz de matar a su mamá. Ahora comprendo por qué no quería regresar del viaje. Asiente repetidas veces y de algún modo atenúa mi ser, por lo menos se arrepiente. Una pregunta escalofriante se hace presente en mi mente. 

-¿Dónde está el cadáver?

-Lo he quemado. -Informa sin mirarme. Abro mis ojos sorprendida. Parece una película de asesinos, Dios. -No me entregues a la policía por favor, estoy arrepentido, te dije por qué lo hice y...sé que no tiene justificación pero no quiero ir a la cárcel Lía. -Ruega buscando mi mirada con sus ojos,  no puedo mirarlo de vuelta. -No sé que me pasó. 

DemianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora