La Casa Del Viento

319 13 0
                                    

Capítulo XI

La Casa Del Viento

La historia siguiente no pertenece al Evangelio de las Brujas, pero la
agrego como confirmación del hecho que el culto a Diana existió durante
mucho tiempo junto con la Cristiandad. El título que figura en la original la
Sra., que fue escrito por Magdalena, después de haberlo oído de un hombre
que era nativo de Volterra, es La Peregrina de la Casa del Viento. Puede
agregarse que, tal como se relata en el cuento, la casa en cuestión todavía
sigue en pie.
Hay una casa de campesinos en la subida a Volterra, que se llama la Casa
del Viento. Cerca de allí hubo una vez un pequeño palacio, en donde vivió
un matrimonio con su hijo, una niña a la que ellos adoraban. Si a la
pequeña le ocurría cualquier cosa, aunque solo fuera un simple dolor de
cabeza, se preocupaban y sufrían temiendo lo peor.
Poco a poco la niña fue haciéndose mayor y todo lo que pensaba su madre,
que era muy devota, era que la jovencita tenía que ser monja. Pero a la
muchacha no le gustó esto, y le dijo a su madre que lo que quería era
casarse como hacían las demás chicas. Un día, cuando miraba por su
ventana, vio a los pájaros revoloteando y trinando en las vides y entre los
árboles muy alegremente, y entonces le dijo a su madre que algún día
desearía tener una familia de pajarillos propios revoloteando alrededor de
su alegre nido. La madre estaba tan enojada que le dio un bofetón. La joven
lloró, pero le contesto a su madre vivamente que si la golpeaba y la
maltrataba, pronto encontraría la manera, con toda seguridad, de escaparse
y casarse porque ella no tenía la más mínima idea de ser monja.
Al oír esto la madre se asusto seriamente, ya que ella conocía
perfectamente el temperamento de su hija, temió que la muchacha no
tuviera ya un amante y el escándalo que eso significaría; y los chismorreos
que habría de ello por todas partes, entonces pensó en una señora mayor,
de buena familia pero autoritaria, famosa por su inteligencia para enseñar y
por su poder de persuasión y pensó “ Esta será la persona justa para inducir
a mi hija a ser piadosa, llenará su cabeza de devoción y hará de ella una
monja.” Así que llamó a esta hábil persona que designó inmediatamente
como institutriz y asistente constante de la señorita, quien, en vez de
pelearse con su guarda, se hizo fiel a ella.
Sin embargo, no todo en este mundo va exactamente como nosotros
querríamos, y nadie sabe qué pez o cangrejo puede esconderse bajo una
piedra en el río. Por lo que aconteció que la institutriz no era católica en
absoluto, como en su momento parecía, y no fastidió a su alumna con
ninguna amenaza de una vida de monja ni siquiera con la aprobación de
ello.
Y sucedió que la joven, que tenia el hábito de mentir, se despertó en una
noche de luna llena para oír como los ruiseñores cantaban y oyó a su
institutriz en la habitación de al lado, y como que la puerta estaba abierta,
entró y la vio a fuera en un magnifico balcón. A la siguiente noche sucedió
lo mismo, y elevándose muy suavemente sin ser vista, contempló a la dama
que rezaba arrodillada a la luz de la luna llena, lo que le pareció una
conducta muy singular, y tanto más por el hecho de que las palabras que
pronunciaba la dama arrodillada no podían ser entendidas de la mas
mínima manera y que seguramente no formaban parte de ningún acto
relacionado con la iglesia.
Y habiendo pensado mucho sobre tal extrañeza, por fin, con tímidas
excusas, le pregunto a su institutriz sobre lo que había visto. Entonces esta,
después de reflexionar durante unos momentos, y comprometiéndola a
guardar secreto a vida o muerte, le dijo que era una cuestión de gran peligro
y le hablo de la siguiente manera:
"Yo, como tu, cuando era joven fui instruida por los sacerdotes para adorar
a un dios invisible. ¿Pero una anciana con quien tenía mucha confianza me
dijo una vez “por qué has de venerar a un dios al que no puedes ver cuando
ahí tienes a la luna con su esplendor bien visible? Venérala e invoca a
Diana, la Diosa de la Luna y ella te concederá tus deseos” Esto es lo que
debes hacer, obedecer el Evangelio de las Brujas y de Diana que es la
Reina de las Hadas y de la Luna”.
La Joven siendo convencida, fue convertida al culto de Diana y la Luna, y
rezó con todo su corazón para encontrar un amante (aprendió el conjuro de
la diosa), pronto fue recompensada con la atención y la devoción de un
valiente y rico caballero, verdaderamente era el pretendiente que cualquiera
podría desear. Pero la madre, que fue poseída mucho más por su carácter
vengativo y su vanidad que por la felicidad de su hija, enfureció de tal
manera con este acontecimiento que cuando el caballero se presentó a ella,
le despidió diciéndole que su hija estaba destinada a ser monja y una monja
debía ser o de lo contrario debía morir.
Entonces la joven fue encerrada en una celda de la torre sin ni siquiera la
compañía de su institutriz, y sufrió duramente un gran dolor, teniendo que
dormir en el suelo y pasar hambre y sabiendo que su madre tenía su destino
en sus manos.
Entonces, en medio de esta horrible necesidad, rezó a Diana para que la
libertara; cuando de pronto ella encuentra la puerta de la prisión abierta y
escapa fácilmente. Entonces consiguió un vestido de peregrino y viajó por
todas partes, enseñando y predicando la religión de los antiguos tiempos, la
religión de Diana, la Reina de las Hadas y de la Luna, la diosa del pobre y
del oprimido.
Y la fama de su sabiduría y su belleza fue conocida en toda la tierra, y la
gente la veneraba, llamándola La Bella Peregrina. Por FIN su madre, al
saber de ella, y llena de un odio como jamás lo había estado y después de
muchos problemas consiguió que la detuvieran y la encarcelaran. Y
entonces con muy mal genio le preguntó si consentiría en ser monja; a lo
que la joven contestó que ya no era posible, porque ella había dejado la
Iglesia Católica y se había convertido en devota de Diana y de la Luna.
Y viendo la madre que había perdido a su hija, la denunció a los sacerdotes
para que la atormentaran y le dieran muerte como hacían con todos los que
abandonaban su religión.
Pero la gente no estaba contenta con esto, porque ellos adoraron su belleza
y su bondad, y había muy pocos que no hubieran gozado de su caridad.
Con la ayuda de su amante ella obtuvo como ultima gracia, que la noche
antes de ser torturada y ejecutada pudiera salir con un guardia al jardín del
palacio a rezar.
Esto es lo que ella hizo, apoyada en la puerta de la casa rezó a la luz de la
luna llena a Diana, para poder ser liberada de la horrible persecución a la
que había sido sometida ya que hasta sus propios padres la habían
entregado a una muerte segura.
Sus padres y los sacerdotes y todos aquellos que buscaron su muerte
estaban en el palacio atentos por el temor a que ella pudiera escaparse.
Cuándo de pronto, en respuesta a su oración se desencadeno una terrible
tempestad, un viento agobiante, una tormenta tal que ningún hombre había
visto jamás que derribó el palacio con todos los que estaban dentro, no
quedó piedra sobre piedra ni tampoco ningún alma viva de todos los que
allí se encontraban. Los Dioses habían respondido a su oración.
La joven escapo felizmente con su amante, se casó con él y la casa de
campesinos donde vivió es llamada todavía la Casa del Viento.
Esta es exactamente la leyenda tal y como yo la recibí, pero admito que he
comprimido un tanto el texto original, que se compone de veinte páginas, y
que, en cuanto al acolchado innecesario, indica una capacidad por parte del
narrador para escribir una novela de moda, moderna y mediana, aún un
segundo francés valora que dice mucho. Es cierto que en él no detallo las
descripciones del paisaje, de los cielos, de los árboles, ni de las nubes - que
podría corresponder con el de Volterra – mas es prolongado de manera que
representa un regalo para él. Sin embargo, su propia narrativa es
extrañamente original y vigorosa, como lo es tal reliquia del heathenism
clásico puro, y de la sobre vivencia de la fe en la mitología antigua, cuando
todo el Helenismo usado reflejado del Aesthetes no se puede igualar. Que
un culto sobre la creencia en divinidades clásicas haya sobrevivido hasta
nuestros días en la tierra del Papado, es un hecho mucho más curioso que si
un Mamut vivo hubiera sido descubierto en cualquier rincón de la tierra,
porque lo anterior es un fenómeno humano. Estoy seguro que llegará el día,
y quizás no este tan lejano, cuando el mundo de eruditos se asombrará al
considerar, aunque tarde, que un periodo inmenso de la antigua tradición
sobrevivió en la Italia Septentrional, y cuán indiferente el culto lo
consideraba; y es cierto que solo un hombre, un extranjero, se ocupó
seriamente de recopilarlo y conservarlo.
Probablemente existían muchos episodios conmovedores entre los mártires
paganos a los que forzaron a abandonar a sus queridos Dioses, tales como
Diana, Venus, las Gracias, y otros, que eran venerados por la belleza, al
igual que existían entre los cristianos que fueron lanzados a los leones. Ya
que el pagano amó a sus dioses con una compasión humana personal, sin el
misticismo o el miedo, como si ellos hubieran sido parientes
consanguíneos; y había muchos entre ellos que creyeron realmente que tal
era el caso cuando alguna doncella que dado algún paso en falso y salió de
él atribuyéndolo todo a algún dios, fauno, o sátiro; lo que resultaba muy
conmovedor. Hay mucho por decir sobre el tema así como también contra
los idólatras o devotos de imágenes, tal como oí una vez definirlo a una
niña.

Aradia- El Evangelio de las brujasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora