Érase una vez en una aldea llamada "Igni", proveniente del latín "fuego". Esta tenía aquel nombre ya que en tiempos pasados fueron atacados brutalmente, y sin piedad alguna, con flechas prendidas en fuego, creando así, que se encendiera todo a medida que quedaban incrustadas en los techos, árboles del lugar, y obviamente, personas.
De aquella masacre, solo sobrevivieron alrededor de seis familias. Entre ellas se destacaba la familia Katsuki y Altin. Estas eran bastante reconocidas por el hecho de que gracias a ellas la aldea pudo renacer nuevamente, dándole una nueva oportunidad a los demás aldeanos.
Estas familias se habían unido como una para recoger los restos de la masacre, y comenzar a moldear nuevos hogares. Intentaron con sudor y lágrimas, volver la tierra más fértil para poder sembrar lo que más tarde sería su comida.
Con el paso de unos 5 años, la aldea estaba en pie y los recuerdos de la masacre habían quedado practicamente atrás.
Un día, específicamente veintinueve de noviembre, la familia Katsuki dio a conocer a su segundo hijo. Este llevaría el nombre de "Yuuri Katsuki". Debido a la gran cercanía con la familia Altin, estos acogieron al recién nacido como un hijo para ellos.
Lo que nadie sabía, era que un año más tarde, la familia Altin daría a luz a su primer y único hijo: Otabek.
Por cosas obvias y casi inevitable, estos niños crecieron juntos, pero con disgusto.
Yuuri era un niño relativamente activo, algo tímido al principio, pero una vez que obtenía la confianza no detenía su hablar; en cambio Otabek, era callado y serio, sin importar qué, ni la situación en la que se encontrase. Aquello molestaba bastante a Yuuri, ya que por sus padres siempre intentó llevar una buena relación con aquél niño.
A medida que los años iban pasando, esa "amistad" nunca se formó. Pero a pesar de eso, ellos siempre estuvieron juntos obligatoriamente. Esto había creado una vida rutinaria para ambos niños.
Siempre a las cinco de la tarde, Otabek llegaba a la casa de los Katsuki, y se mantenía sentado en un sofá mirando la nada mientras Yuuri se quedaba leyendo alguno que otro libro a su lado. Todo siempre muy silencioso.
Cuando ambos tenían diez años de vida, Yuuri ya se había rendido totalmente con aquel reservado niño.
Nunca habían tenido una conversación más allá del "hola", pero al parecer a ellos ya no les afectaba como los primeros años. Así comenzó a formarse un extraño vínculo entre ellos.
Yuuri ahora lo recibía con una sonrisa en su rostro, como deseando su llegada. Por otra parte, Otabek comenzaba a sentirse más a gusto perdiendo el tiempo junto a ese energético niño.
La verdad de Otabek es que nunca se sintió cómodo siendo forzado a crear una amistad. Siempre esperó que aquel vínculo se formara naturalmente, como ahora.
Lamentablemente duró muy poco.
A los catorce años, Otabek se marchó.
Aparentemente, sus padres querían que tuviera una educación de calidad antes de entrar a una pequeña escuela en la que lo prepararían al igual que un militar.
El problema no era que se fuera para volverse alguien mejor. El problema estaba en que se marchó sin decir palabra alguna, ni un mínimo adiós.
Yuuri pasó su adolescencia preguntándose diariamente de que habían servido esos catorce años a su lado, si al final se iría de aquella forma. Además, su vida se había vuelto bastante solitaria. Los niños que habían en esa aldea no pasaban de los ocho años, lo que lo convertía en el único adolescente de su entorno.
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I see fire [OtabekAltin-YuuriKatsuki]
FanfictionAhora, veo fuego dentro de las montañas. Veo fuego quemando árboles, Y fuego vaciando inocentes almas. Veo fuego y sangre en el aire, Y espero que con ello, me recuerdes. 🔥🔥 •[One-shot]-[Songfic] •AU militar. •I see fire...