Till I Meet You

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- A veces la vida es tan triste, tan vacía, tan dura. Sientes que todo se viene a ti por montones y te asfixia, te mata. ¿Quién pude salvarte? ¿Quién puede arrancarte de los brazos de la soledad, de su tranquilidad infinita pero de su alegría inalcanzable? ¿Quién puede regresarte la vida, y moverla a su antojo? ¿Cómo puedes saber quién es? ¿Cómo puedes entender que todo es para siempre? si la vida es tan inconstante, tan voluble, tan vacía. Cómo puedes sonreír sin que nadie se de cuenta que mueres por dentro. Cómo puedes creer todo lo que te dicen sin saber que es una mentira. Cómo puedes entender a la vida. Cómo puedes enfrentarla para que no te venza, para que no te aplaste y se ría en tu cara- alguien carraspea la garganta.

- Ama- me respondió. Giré mi silla y fijé mi vista en aquel emisor. Una joven de cabellos largos color chocolate, con un cuerpo delgado pero voluptuoso, una piel un poco tostada y esos ojos marrones claros, me observaban a la expectativa, con algo de timidez.

- ¿Usted qué hace aquí?- le pregunté frunciendo el ceño, no me gustaba que interrumpan mis pensamientos o bueno, creo que no podia llamarle 'pensamientos' a lo que hacía...prácticamente estaba hablando sola.

- yo...ehmmm yo soy la nueva secretaria- respondió nerviosa y continuó mirándome

- ¿no le enseñaron a tocar?- le pregunté levantándome de mi sillón con algo de ímpetu, quería asustarla

- Lo siento - bajó la mirada, nerviosa.

Sonreí incrédula, todos me temían y la mayoría de veces tan solo querían mi dinero

- puedes retirarte- le dije y volví a mi sillón para girar y darle la espalda, mientras continuaba meditando sobre mi desdichada suerte, mi triste realidad. Una realidad que todos pensaban que era afortunada pero la verdad, era vacía.

- disculpe que me entrometa pero si usted no ama, no confía, nunca encontrara la felicidad. Porque la felicidad no está en tan solo reír sino también en llorar y equivocarse. Todos esos factores la acercan a ella- Giré mi silla sorprendida y ella curvó su boca en una sonrisa. Tan... ¿perfecta? Me dió la espalda luego de cruzar miradas.

- ¿La felicidad es equivocarse? - susurré para mí misma cuando ella ya había salido. Podría haber sido un encuentro sin novedades, uno de los tantos que tenía con mis subordinados, pero no; algo en esos ojos me hacia sentir extraña.

Los días transcurrieron igual que siempre, firmas por aquí, diseños por allá, las llamadas furiosas de mi madre, las miradas sínicas de mis subordinados y la sonrisa perfecta de aquella joven. ¿Quién era? no lo sabia, nunca la llamaba por su nombre para mi era, la secretaria.

Una noche, me quedé revisando unos diseños, suponía que todos se habían ido pero al salir de la oficina a dar un paseo solitario como siempre y la vi allí.

- señorita- me miró y se arregló al verme. Los ojos rojos y el rastro de las lágrimas frustraron su intento de ocultarme lo que ocurría

- ¿Qué haces aquí?- le pregunté

- ehmmm... tengo mucho trabajo acumulado y muchas...- la cogí de la barbilla cuando sus lágrimas comenzaron a desbordarse por la comisura de sus ojos

- No quieres llegar a casa- concluí y ella afirmó con la cabeza.

- ¿Quieres ir a tomar un café?- le ofrecí sin pensar y me arrepentí al segundo.

¿Qué estaba pensando cuando lo dije? Yo no tenía por qué meterme en sus cosas. Iba a decir algo pero verla sonrojarse y esbozar una pequeña sonrisa me causo mucha ternura

- Tienes cinco minutos- sonreí por compromiso e ingrese a mi oficina, recogí todas mis cosas y cumplido el tiempo salí a su encuentro. Seguro seria otra salida como con cualquier persona, donde tan solo se preocupan en ellos y en el dinero. Creo que esta era su oportunidad de pedirme un aumento.

Till I Met YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora