Capítulo 6:
Entro en casa sigilosamente, es medianoche, pero no quiero interrogatorios sobre quien me trajo a casa. Le echaré en cara a mi hermano que he estado pasando la mayor parte de los últimos días con un Wells, apellido que tanto odia, pero todo a su tiempo.
La pregunta que he olvidado hacerme es: ¿Por qué confío más en él que en miembros de mi propia familia?
La verdad no lo sé, es algo en él.
Supongo que descubrir que mi familia me ha ocultado la verdad durante toda mi vida influyó en que mis niveles de confianza por mi hermano y papá sean bajos ahora. Solo si mamá estuviera aquí…
Sacudo la cabeza y abro la puerta de mi habitación, debo dejarlo ir. Pero, ¿qué si no puedo? Ahora que he descubierto más sobre ella no es simple hacerlo.
Me despierto a la mañana con el sonido de la puerta escaleras abajo, quizás Abraham ha vuelto de correr. Pronto se oyen pasos acercándose y mi puerta se abre de par en par para dar paso a Aaron.
No disimulo mi sorpresa y mis ojos se abren como platos mientras pienso en el bate que Kevin guarda en su armario.
-¿Qué estás haciendo aquí?- Digo casi saltando de la cama.- ¿Sabes lo que te hará mi hermano si te ve? Probablemente lo hayas despertado con el ruido que has hecho hasta venir.
Él se limita a darme una sonrisa de lado muy despreocupada que me irrita aún más.
-Lindo pijama, Beauté. – Quiero meter mi cabeza en la pared cuando me doy cuenta de que me he dormido con una remera de mi hermano que solo me cubre hasta menos de la mitad de los muslos. –Ese rubor te hace ver aún mejor.-Añade con entusiasmo.- No te preocupes, Abraham y Kevin salieron. Tengo todo controlado.
Sí, claro.
-¿Qué si vuelven y te ven? El R8 no pasará muy desapercibido.
-Lo he dejado una calle arriba, Mia. – Me da una de sus miradas arrogantes.
-¿Sabes? Estoy considerando dejar esa cita de hoy y concentrar mi atención en un libro.
Apenas termino de hablar, Aaron me agarra por la cintura y me gira de forma que mi espalda esté muy pegada a su pecho.
-No lo harás.- Me susurra al oído haciendo que mi piel se erice.
-Sí, lo haré, tengo una larga lista de libros pendientes en verdad.
-No, no lo harás porque se quién eres, no puedes dejar nada inconcluso, no eres capaz. Así es que te desvives por respuestas y solo te haces la difícil aunque al final cedes.
Eso me molesta y me doy cuenta de que aún estoy bajo su agarre. Clavo mi codo en sus costillas y logro que me suelte.
-Eres un idiota.
-Y así me amas.
-Largo.
-Bien, estarás lista a las ocho, ¿cierto? Odio tener que esperar tanto y tú siempre te retras…-Antes de que termine le lanzo una almohada.- Bien, te dejo, reina del drama. –Rueda los ojos mientras sale.
Corro a la ducha y cuando bajo a la cocina por mi desayuno Bram y Kevin ya han vuelto.
-Buen día. ¿Dónde estaban?
-Salimos a desayunar, -Dice Kevin mirando a Abraham.- Es que no hay nada en esta casa.
Frunzo el ceño y me dirijo al refrigerador, está lleno, Bram ha salido de compras ayer. De todos modos no le doy importancia, me encojo de hombros y agarro la leche.