O N C E

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Llevaba dos semanas saliendo con Frank, los días eran mágicos, no era la persona que creía conocer... Era tan romántico. Aún recuerda los rostros de sus padres al presentarle a Frank, la cara de asombro de Donna por los múltiples tatuajes y la desaprobación de Donald por la manera en que Frank le sonreía a Gerard en la mesa, haciendo al pelinegro reír de una manera nerviosa, al principio ninguno de sus papas lo aceptaban, pero conforme Gerard les hablaba más y más de su novio el semblante de Donna fue cambiando "Si a ti te hace feliz a mi mucho más, mi vida..." Le había dicho su madre un día que estaba en la cocina con ella ayudándole a preparar la cena.
Todo iba perfecto menos en la escuela, se había dejado de juntar con las antiguas amigas que ahora lo despreciaban y se había comenzado a juntar más con los amigos de Frank, Bert y Brian, aunque prefería que lo llamarán Synyster pues según el así sería su nombre artístico.

Ese día por la tarde estaban en el receso y Gerard había comido lo que Frank le había dado una ensalada y un agua, siempre comía eso, y el aunque quedara con hambre lo ingería pues sabía que Frank lo cuidaba por que lo quería y no quería que se volvieran a burlar de el. Estaba por llevar un trozo de lechuga a su boca cuando una rosa de color rojo se hizo presente enfrene de el, haciéndolo sonreír y dejar el tenedor a un lado, tomo aquella rosa y aspiro su aroma cerrando sus ojos y disfrutando de la dulzura y frescura de aquella hermosa flor.

– Gracias, Frankie...– había susurrado Gerard de manera enamorada y después beso la mejilla de Frank una vez el estuviera sentado a su lado.

– Me alegro que te haya gustado, Gee...– susurro el castaño rodeando la cintura de su novio y aspirando el aroma de su cuello.

– No... No, me haces cosquillas detente..– susurro Gerard, riendo un poco y después torciendo su cuerpo entre los brazos del tatuado pinchandose los dedos con las espinas de aquella rosa, la dejo en la mesa y se quejo.– Ay... Por tu culpa...– dijo haciendo un puchero.

– No... Fue tu culpa...– Aseguro el castaño y después tomo la muñeca en donde estaban los dedos lastimados de su novio y los llevo directo a su boca succionando la sangre que emanaba de estos haciendo jadear y sonrojar a Gerard.

– F... Frank... No hagas eso...– Murmuro Gerard, tratando de alejar su mano del rostro del mayor pero como consecuencia Frank mordió sus dedos encajando sus dientes en las heridas.– ay...– Se quejó el azabache y cuando Frank lo soltó lo abrazo por los hombros a pegándolo a su pecho.
      
              – Debes dejar de ser tan chillón...– Bufo el castaño.


















    NA: Este capítulo esta súper kk, bueno espero lo disfruten tanto como yo disfrute escribirlo, ich libe dich alle.
                     —XOXOC.
          

Cómo huesos de cristal | Frerard |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora