Un Nuevo Extraño

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    En este capítulo tratará en su mayoría sobre los acontecimientos que pasaron antes del "Suceso Imborrable"... Todo se aclarará aquí.

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¿Irá a alguna parte?... ¿Señora Halakti? — Cuestionó con mucha curiosidad en sí, pues Yugi no solía ir a pasear por esa hora de la noche.

La tricolor al ver a la persona que la había descubierto, soltó un suspiro de alivio, pero eso no hacía que sus lágrimas se borraran de su terso rostro.

—Kasumi...

—S-Señora... ¿Qué le ocurrió? — Volvió a preguntar temerosa al ver su estado.

—Yo... Me iré de esta residencia, para no volver jamás... — Habló con cierta dificultad.

— ¿Qué? ¿Por qué, Señora?

—M-Me enteré de algo terrible... Sobre Yami, su padre y Anzu. Pero descuida, evitaré que sus propósitos se cumplan. — Dijo totalmente decidida.

—Y... ¿Se puede saber qué es, Señora Yugi? — Continuó, Kasumi.

—Te lo contaré, te prometo que te contaré todo, pero será más adelante. Ahora necesito irme, no quiero volver a poner un pie en esta casa. — Siguió hablando entre lágrimas —. Nos volveremos a ver, Kasumi. Al parecer... Tú y Miho son las únicas amigas que me quedan...

Antes de que la Oji-Amatista se fuera, Kasumi le regaló un fuerte abrazo, mientras a ella también se le caía una lágrima.

—Está bien. Vaya con cuidado, Señora Yugi. Le deseo mucha suerte — Se separa del Abrazo, Kasumi —. Si yo descubro algo, inmediatamente se lo comunicaré.

—Muchas gracias, Kasumi. — Dijo para luego retirarse de aquella mansión con dirección a las de sus padres...

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Mientras tanto, en la parte superior de la mansión Halakti...

El dueño, Aknamkanon, se encontraba en sus aposentos, realizando una llamada a su fiel servidor, Shadi.

¿Hola? ¿Shadi?... Sí, solo te llamé, para agradecerte por "la píldora" que me diste hace tres semanas. ¿Recuerdas? — Habló el Señor Halakti.

Claro que la recuerdo y no hay de qué agradecer, Señor. Estoy a sus órdenes — Responden desde la otra línea.

Y por cierto... ¿No tendrás otra? — Pregunta muy interesado.

—Lo lamento, Señor. Esa píldora, fue la única y la última que tuve.

Maldición. Esa cosa me hubiera proporcionado mucho. — Alzó la voz.

—Es muy difícil volver a conseguirla.

—Inténtalo.

—Está bien, lo haré. Pero no le puedo asegurar nada, Señor.

Llámame si tienes noticias. Adiós, Shadi. — Colgó la llamada.

Una sonrisa iba formándose lentamente en los labios de aquel Señor, dueño de la empresa Halakti (Especializada en la comercialización y producción de Vino), al recordar el suceso de hace tres semanas...

¿Mi Perdición? Es AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora