Mi estómago se encogió. No sabía cuánto tiempo llevaba sin probar un bocado. Salí de la sala de curas y me encaminé hacia la cocina. No tenía idea de donde se encontraba, había demasiadas habitaciones en este submarino. Por fuera, no parecía tan amplio.
-¿Necesitas algo?-Preguntó Penguin, que apareció de la nada. Estaba tan sumergida en mis pensamientos que no noté que se situó a mi lado-Esto... ¿Ao?
Al oír mi nombre, me giré sorprendida para escuchar sus palabras.
-Decía que si necesitas algo-El chico llevaba varios papeles en la mano. Dirigí una mirada a las hojas, movida por la curiosidad.
Estaban repletas de palabras extrañas.
-¿Dónde está la cocina?-Dije, finalmente.
-Al fondo de este corredor.
-Gracias-Continué caminando.
-Esta chica...-Cuando estaba lo suficientemente alejada, Penguin comenzó a susurrar para si mismo-no ha sonreído ni una vez desde que la encontramos y además me inquieta... es muy rara...-Cubrió su boca con una de las fichas que portaba.
De repente, me giré ágil. El muchacho se asustó.
-Mierda, me ha escuchado-Musitó azarado.
-Hay mucho silencio. ¿Dónde están los demás?
-Están fuera-Señaló con un pulgar hacia las escaleras que llevaban al exterior.
Proseguí mi camino.
-Muy rara...-Concluyó Penguin en voz baja.
La cocina era bastante espaciosa y estaba increíblemente limpia. No sabía quién sería el cocinero, pero desde luego tenía todo mi respeto ganado.
Abrí el frigorífico, que estaba repleto de alimentos que llamaban mucho mi atención. Pensé en guisar algo completo pero el estómago me dio un vuelco. No sería buena idea comer una gran cantidad, así que me decanté por coger un par de naranjas y una manzana que había descansando sobre un frutero. Tomé primero una de las naranjas y la froté suavemente con las manos mientras daba vueltas sosegadamente por la sala.
De pronto, una sucesión de imágenes se apoderó de mi mente.
Una descomunal masa de agua flotaba sobre mi y yo no podía dejar de llorar.
-¡¡¡PARAAAAAAAA!!!-Bramaba el mismo niño de mi anterior recuerdo.
-N-n-no puedo...-Dije mirando mis pequeñas manos. La lluvia nos golpeaba el cuerpo con intensidad.
Aquella evocación, que no sabía siquiera si sería real, desapareció. Sujeté mi frente con la mano que tenía libre. Hice un enorme esfuerzo por tratar de recordar, cerré mis ojos.
Dejé de sentir la naranja sobre la palma, así que abrí mis ojos rompiendo mi concentración. La fruta subió hasta el techo como si cayese desde mi mano. La mesa, las sillas y los artilugios de la cocina, empezaron a flotar muy lentamente hacia el techo. Entreabrí la boca.
-Pero... ¿qué?
Comencé a flotar durante muy pocos segundos y, de repente, todo lo que se encontraba levitando, incluida yo, se desplomó hacia el techo. Pegué un grito desmesurado y el estruendo que causaron los muebles al chocar contra la cubierta fue ensordecedor. La gravedad de la habitación había girado ciento ochenta grados. El golpe que di contra la superficie retumbó.
-¡DIOS!-Chillé, más por el dolor que por la confusión. Miré hacia la puerta, que estaba abierta.
El pasillo estaba ubicado justo como debía estar, solo la cocina estaba completamente del revés. El suelo había pasado a ser el techo y viceversa. Reí por no llorar. Me encontraba tumbada contemplando el umbral.
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Cruce de caminos (Trafalgar Law x OC)
ФанфикAo despierta sobre la cama de una lúgubre habitación. No recuerda nada antes de abrir sus ojos aquella oscura noche. Un edificio prácticamente en llamas y a punto de derruirse la mantienen cautiva. Tratando de escapar de allí, se daría cuenta de qu...