Capitulo diecisiete: 'Te devolveré el favor'

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*Narración en tercera persona

-Que sueño tengo... -Murmuró Jasmín caminando por los pasillos del instituto mientras bostezaba, la noche anterior no había podido dormir bien debido a todo lo que había pasado, así que en esos momentos se sentía muy cansada.

-Hey. –La saludó Ángel golpeando su cabeza con la carpeta que llevaba en su mano. – ¿No dormiste bien?

-Sólo estoy un poco cansada. –Le respondió la pelinegra para luego sonreír burlonamente. –No me digas... ¿El señor perfección está preocupado por mí?

-Tsk, ya quisieras. –Le contestó el castaño bufando. –Sólo lo decía por la cara de muerta que traes. –Diciendo esto caminó más rápido que ella dejándola atrás.

Jasmín lo observó marcharse, a pesar de que ambos no tenían una buena relación, la pelinegra conservaba un sentimiento de gratitud hacía el castaño, ya que no podía negar que se había portado sumamente amable con ella. ¿Cómo podía devolverle el favor sin que se diera cuenta?

-¡Ya sé! –Exclamó al tener una idea, recordaba la manera en la que se expresaban sus compañeros de Ángel, tal vez y si ella hacía todo lo posible por unirlos, ellos conocerían mejor al castaño y su opinión acerca de él podría cambiar. –Sí, esa es la mejor forma, prepárate Ángel ¡Tendrás muchos amigos!

[...]

Ángel no podía parar de sentirse incomodo, durante todo el día había sentido la mirada persistente de la pelinegra sobre él, y no era una mirada coqueta ni mucho menos amigable, era una extraña y tenebrosa combinación entre 'Ya verás' y 'Te voy a matar' lo más extraño es que por más que escuchaba lo que pensaba nada le daba una idea del porqué lo miraba así.

-¡Chicos, chicos, chicos! –Exclamó Jasmín parándose en frente del salón una vez que el maestro se había ido. Movía sus manos frenéticamente de arriba hacia abajo para captar la atención de todos.

-¿Y ahora que va a hacer...? –Se preguntó en voz baja Ángel mirándola desde su asiento.

-¡El día de hoy están todos invitados a mi casa a almorzar! –Exclamó Jasmín haciendo que el resto pusiera una sonrisa en sus rostros.

-¡¿De verdad?! –Exclamó Conner ansioso. – ¿Comeremos en tu casa?

-¡Así es! –Le contestó aplaudiendo la pelinegra. –Todos y cada uno de ustedes, así que no se vayan después de clases, nos iremos todos juntos.

-¿Podemos llevar juegos de mesa? –Preguntó Annelise entusiasmada.

-¡Sí! Traigan todo lo que deseen. –Le contestó Jasmín.

-¡Genial! Yo tengo un par de juegos en mi casa. –Dijo Míhari mirando a su gemelo. –Danos la dirección de tu casa e iremos aparte, porque primero tengo que ir a verlos.

-Sí, Míhari tiene razón. –Le dijo Annelise asintiendo con la cabeza. –Yo también tengo que ir a ver los míos.

-Bien. –Les respondió Jasmín cogiendo un marcador para luego empezar a escribir su dirección en la pizarra, mientras el resto hablaba sobre lo que iban a llevar.

-¿De cuántos metros es tu juego Lise? –Preguntó Míhari.

-Es el más pequeño, supongo que cinco, seis metros más o menos. –Le contestó la rubia haciendo que Jasmín soltara el marcador de la impresión.

-Eh...Chicos... ¿De qué juegos están hablando? –Preguntó nerviosa la pelinegra.

-Pues de los más geniales, como escalar a la montaña, patinaje, cosas así. –Le dijo con normalidad Conner.

LAS DOCE DIMENSIONES OCULTASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora