la verdad de izaya orihara

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¿Quien querría a ese monstruo?, Nadie, eso pensó orihara izaya, Nadie caería por ese monstruo de increíble fuerza, Nadie seria amigo de heiwajima shizuo.

Nadie querría al monstruo de shizuo, cualquier persona que viera la sobrehumana fuerza que poseía saldría corriendo, nadie lo vería diferente a un fenómeno, Nadie.

Y así orihara izaya pensaba todo el día sobre shizuo: Nadie lo querrá, Nadie lo necesitara, Nadie lo extrañaría si desapareciera, Nadie seria tan fuerte como él, Nadie, Nadie, Nadie.
La imagen que tenia izaya sobre shizuo era de un monstruo solitario asustado de su propia fuerza sin poder comprenderla. Le tenia lastima.

Es por eso que odiaba a shizuo, porque ambos eran parecidos, porque shizuo le recordaba a si mismo, Porque shizuo le recordaba lo mucho que se odiaba y lo solo que estaba.

Porque cuando veía a shizuo veía al fenómeno que en realidad era, sus inseguridades y sus debilidades. Porque a pesar de que ambos eran iguales; solitarios, diferentes, rechazados.
shizuo logró superar todo, logro ser apreciado,acepto a la gente a su alrededor, dejo de estar solo.
Izaya no era así, el había apartado a todo el mundo, hacia daño a todos por igual, en su caso nada había cambiado, estaba solo, nadie lo apreciaba, era odiado y temido.

Izaya seguía siendo un monstruo para los demás. Pero eso no le importaba porque a sus ojos el monstruo era shizuo, si acababa con shizuo acababa con el fenómeno que izaya era en el fondo.

Eso pensaba el pelinegro caminando por las calles de ikebukuro, adentrándose al mar de gente de la ciudad por la noche, alejándose del centro de la ciudad y entrando en la zona de viviendas donde se encontraba el hogar de cierto pelirrubio.
Subió por las escaleras que llevaban al departamento para después ir hasta el final de un pasillo, ahí se encontró una puerta cuya seguridad burlo fácilmente dando paso al interior del lugar que se encontraba a oscuras, las luces estaban apagadas evitando distinguir con claridad el interior de la casa pero eso no lo detuvo, el había estado dentro antes, se sabia el lugar de memoria, sin hacer mucho ruido cruzo la sala para encaminarse a la puerta que estaba al fondo. detrás de esa puerta estaba el cuarto principal. trago saliva y seguidamente giro la perilla de la puerta, se podía distinguir una cama al fondo con el rubio durmiendo en ella, camino hacia la cama para observar detenidamente a shizuo. la luz proveniente de las afueras de la ventana de la habitación iluminaba lo suficiente para distinguir. El pelinegro saco de su saco su navaja y la levanto en el aire.

Estaba listo para eso, para terminar con la relación que tenia con shizuo, dar fin a esa larga pelea para ver quien mata a quien y deshacerse del reflejo suyo que tanto odiaba, de ese monstruo que le recordaba quien era, estaba listo.
Si le enterraba el cuchillo en el cráneo o en el ojo eso seria todo, un rápido movimiento y daría fin a lo que estuvo pretendiendo hacer por años porque nunca se tomo lo de matar a shizuo enserio hasta ese momento; cuando se conocieron le pareció increíble encontrar a alguien así, con esa fuerza que lo caracterizaba, le fascinó encontrar a alguien que también era distinto, temido, alguien igual de solo que el, le pareció perfecto.

Izaya sabia lo solo que se sentia shizuo, pero para izaya ver tanto de él en una persona le causó asco, eso fue lo primero que pensó; que ambos eran iguales. Incluso shizuo lo sabía, el también lo pensaba aunque no lo aceptara.

Aunque lo intentaran no podían llevarse bien, no dejaban de tenerse asco el uno por el otro pero por otro lado no querían volver a sentirse solos.

Una vez que te sientes la compañía de alguien no quieres volver a estar solo.

Así empezó; esas peleas que tenían no eran para matarse, eran para no sentirse solos, para recordarse que hay alguien mas igual al otro, para estar juntos de una forma, estar vinculados siquiera por el odio de ambos, por eso no dejaban de pelear, si se dejaban en paz, si se mataban, se sentirían solos de nuevo, ese era un pacto que tenían, aunque nunca lo discutieron formalmente ellos sabían lo que significaban esas peleas.

Izaya necesitaba de shizuo, para no sentirse completamente solo, para no ser un monstruo repugnante; y eso le daba asco, depender de su enemigo y del reflejo de sus debilidades, lo hacia sentir miserable. Por eso estaba dispuesto a ser el único monstruo, uno tan malo como para apartar a uno de los suyos, destruiría todas sus debilidades y abandonaría toda posibilidad de ser un humano, seria temido por matar al monstruo mas fuerte de ikebukuro y estaría solo de nuevo, pero izaya estaba listo para eso o eso pensaba.

Si tan solo los monstruos no estuvieran solos.

Así gracias a la luz proveniente de la ventana del cuarto se observaba una mano temblorosa sostenido a lo alto una navaja.

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La verdad no se si fui clara al escribir este fic, aun soy una novata en esto pero quería publicarlo así aunque no supe como acomodar las ideas principales al escribir, eran demasiadas. :v
Aun así esperó que lo hayan disfrutado o no

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