Capítulo 19: "Nuevos ojos"

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- Habrá que llevarlo al cuartel general, coronel

- Si... pero ¿Qué hará después? Su velocidad era sorprendente para los estándares de un velocista corriente, si lo deja libre podría ocasionarnos muchos problemas

- No se preocupe teniente, es un buen chico, busca lo mismo que nosotros, por lo tanto, no nos atacará

- Pero...

- Y si fuese así, yo mismo me encargaré de él, coronel Maenn – respondió el coronel Rodríguez

Después del increíble arrojo a las canchas de tenis, Luciano fue trasladado en un patrullero inconsciente de lo que sucedía, el patrullero se dirigió al fuerte policial de Puente Piedra, la escuela técnica de la policía peruana, al llegar fueron recibidos por varios policías que tenían ordenes de dejar el ambiente número 14 para una reunión importante. Bajaron a Luciano del patrullero y lo ataron de pies y cabezas a una camilla, trasladándola hacia el ambiente 14.

Inmediatamente llegó el coronel Rodríguez portando una boina negra y lentes oscuros, distinguiéndose de los demás policías por el fino bigote blanco que emanaba de su rostro, al ver el traslado, llamó a uno de los novatos preguntándole sobre la presencia de los demás "élites", a lo cual el novato contestó que solo estaba la coronel Maenn, mientras los demás estaban en otras misiones, a lo que el coronel respondió amablemente con un gracias.

- Tal parece que estaré lidiando con más de un problema

El coronel ingresó al ambiente 14, una pequeña estación de guardia policial, donde resguardan las armas de preparación para los novatos, los policías alistaron el lugar y avisaron que nadie ingresara en los próximos 40 minutos, salvo los dos coroneles, era poco común que oficiales de tal rango visitaran las instalaciones de la escuela, sin embargo, esta era una ocasión especial, como mencionaba uno de los novatos, rápidamente se dirigieron a sus respectivos deberes.

El coronel se sentó en una silla plegable, lamentando el estado en que se encontraban los útiles primordiales de los policías, defensores que tanto amaba y exaltaba con pasión hacia sus subordinados. Vio a Luciano postrado en el piso sujetado por ambas extremidades, esperando que despertará para decirle una noticia, que el coronel tildaba de "importante", en ese instante, ingresaba golpeando la puerta fuertemente, la coronel Maenn.

- Parece que has llegado temprano, que sorpresa – dijo sarcásticamente la coronel

- No empiece señorita coronela, en cualquier momento despertará y debemos apresurarnos a explicarle la situación en la que se encuentra

- ... - Luciano empezaba a abrir los ojos

- Que le dije coronela, es muy rápida para todo

Luciano observó a su alrededor antes de abrir completamente los ojos, observó a dos personas hablando entre sí y sintió que algo lo apresaba, al abrirlos totalmente, pudo ver que sus pies y manos estaban atados, sin posibilidad de escapar, solo atinó a hacer preguntas hacia sus captores.

- ¿Quiénes son ustedes? – preguntó Luciano

- Pues ya me conoces Luciano, soy el coronel de la policía José Luis Rodríguez Altamirano para servirte y el de mi compañera...

- ¡Espera! – el coronel Rodríguez fue ligeramente golpeado en la nariz por su compañera – soy la coronela Laura Maenn Llanos y nadie habla por mí, para contestar tu siguiente pregunta la razón es sencilla, queremos que te unas a la policía del Perú

- ... No me interesa

- ... - el coronel Rodríguez miraba fijamente su rostro, esperaba una reacción ante tal reclutamiento sorpresivo

- Si no te unes créeme que nosotros... - Laura se preparaba para sacar su pistola persona

- Espera – la detuvo el coronel – no tengo que llegar a tales recursos ¿Verdad? – esbozó una sonrisa, Laura lo vio y decidió no sacar su arma – Luciano, no sabemos nada de ti, no tenemos un expediente de ti en ningún lado, tampoco registro de nacimiento o en el RENIEC, nada de nada, eres un completo desconocido, y sería muy fácil ocultar algo que, para muchos, no existe

- ¿Amenaza a un ciudadano? Eso no es muy policial, coronel – dijo mirando los ojos del coronel

- Bueno, tampoco puedes llamarte ciudadano, según el RENIEC y la constitución la cual respeto y admiro mucho, un ciudadano es aquel que está registrado en el gobierno como persona autóctona, y tú, no formas parte de nada ¿Sabes que, si te pasara algo, nadie sabría reconocerte?

- Supongo que no puedo hacer nada, pero, igualmente me niego

- Entonces preguntémosle a Maribel – esbozó una vez más una sonrisa amigable, pero con intenciones maléficas, Luciano lo miró con odio, un odio inmensurable al oír la palabra Maribel – ninguno de los dos forma parte del patrón ciudadano, no figuran en registros, y es muy raro, aunque sean vagabundos, de tal forma...

- Sea directo coronel Rodríguez, si no formas parte de la policía, bastardo, los mataremos y nadie podrá hacer nada para culparnos

- Mierda... ¿Y porque desean que me les una?

- Como te dije, no nos diferenciamos mucho, ambos deseamos un país libre de delincuencia, sin robos ni atracos, sin sicarios ni bandas de fumones, ambos deseamos paz...

- La paz que ustedes buscan no es la misma que yo busco

- Oh, entonces ¿Qué paz buscas?

Luciano le explicó lo que realmente deseaba, un mundo sin maldad, y para que eso sucediera, necesitaría de eliminar los malos elementos, de eliminar personalmente a cada persona que cometiera algún crimen, y detestaba a los policías por permitir que esos miserables, como los llamaba, siguieran vivos, y en el peor de los casos, libres por culpa de corruptos y sujetos que eran la escoria de la misma población, esa era su misión en la vida. El coronel le preguntó que es lo que hacia en Lima, a lo que respondió que solo estaba por una persona, un sujeto llamado "Jerouu", que era lo mismo que la policía, salvo que se escondía y por eso odiaba su modo de trabajar.

El coronel se sorprendió al oír su respuesta, y sonrió nuevamente ante su declaración, a lo que contestó que con gusto le ayudaría a ubicarlos y que precediera a su respectiva justicia, Luciano preguntó por "ubicarlos", y el coronel le explicó que Jerouu no actuaba solo y ahora era un grupo de probablemente cinco o seis personas que tenían ciertas cualidades especiales que los hacían casi imparables para capturarlos.

- Como su fuerza sobrehumana ¿Cierto? – mencionó Luciano

- Exacto, como sabrás, la razón por la cual pedí que nos dejaran solos en este lugar, es porque hablaremos sobre estos poderes especiales que poseemos, que tú posees

- ¿Qué dices?

- Vamos Luciano, se muy bien que tienes un poder como el de nosotros, quizás, más poderoso que el mío, por eso te pido que te nos unas, no por las amenazas o la razón, sino, porque necesitarás de un apoyo para combatirlos, para derrotarlos

- Apoyo eh...

- Hazlo por tu razón, por tu familia, hazlo... por ti Luciano, y podrás contemplar un poder más allá de tu visión

- ¿A qué poder te refieres?

- De eso me gustaría hablarle personalmente, compatriota – un sujeto alto, corpulento apareció detrás de los coroneles, vestido de civil y usando gafas de sol, Luciano al verlo, sintió escalofríos

- ¿Quién... es?

- Mira compatriota, si te unes, te diré la forma de dar escalofríos sin ni siquiera levantar un dedo, esa es la forma que dicta la "Verdadera Constitución Legionaria"

Cielo de Almas, Kay Pacha: "Noches Rojas"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora