Thomas me había dejado fuera del edificio pasadas las cinco de la tarde, y sí, debía admitir que lo había pasado muy bien dentro de todo.
El tiempo voló, literalmente, y para las casi once de la noche estaba ya casi lista para volver a acostarme. No iría a trabajar hasta que se me pegue gana.
—Hola, preciosa. —Le miré totalmente fastidiada.
—Vete al carajo. —Le dije, tratando de cerrar la puerta, pero él me lo impidió.
—Oye, Oye... —Empujó la puerta y la abrió. —Eso no, cariño. —Tomó de mi cintura con fuerza y me pegó contra él. Su mano voló a mi nuca y me atrajo a él, besándome con suma fuerza, totalmente bruto. Le mordí el labio inferior, haciendo que se alejara a los segundos, riendo como el estúpido que es.
—He venido por ti para llevarte al buen trabajo que tienes y... ¿Así es como me recibes, cariño? —Tomó mis brazos, y en un instante puso mi cuerpo contra la pared. —No te olvides de todo lo que he hecho por ti, Allison... —Susurró contra mí con completa molestia, lo notaba en el tono de su voz.
—Sabes que no te irá bien si lo haces. No te vuelques al lado contrario... Mantente a mi lado, haciendo lo que te pido, y todos estaremos felices, ¿sí? —Tomó mi mentón con fuerza, y volvió a darme un beso. Yo lo dejé, no quería que nada más se saliera de sus casillas en ese momento.
—Mañana te quiero a primera hora de la noche en el bar, Allison. —Finalmente se separó, dejándome libre. Limpié mis labios con mi mano al tiempo que el muy bastardo me tiraba un beso en el aire y desaparecía de allí.
Maldito seas una y otra vez, Dean.
Lo peor de toda esta situación es que debía soportarle. Encontrar trabajo en otro sitio para mí era un fastidio, y, además, él tenía razón en todo lo que decía, gracias a él sigo incluso viva.
« »
Escuché unos ruidos algo intensos, los cuales me exaltaron profundamente.
Miré a un lado del cuarto, notando como los ruidos seguían y que no era un sueño como pensaba.
Levanté levemente la cabeza, y mi cabello me impedía ver, lo removí desde mi rostro, notando la puerta del cuarto abierta.
El ruido era como bolsas, sonando y moviéndose. Miré hacia atrás, levantando más la cabeza.
—¿Cómo...? —Le miré detenidamente. Realmente estaba ahí. —¿Qué haces aquí? ¿Cómo has entrado? —Y de repente ya me encontraba parada enfrente de él, observando todo el jaleo que estaba armando dentro de mi cuarto.
—He traído algunas cosas para ti, y he entrado con la llave. —Le miré sorprendida. ¿Llave? ¿Habría sido capaz de robar mis llaves?
—¿Has robado mis llaves? —Le pregunté sin más, mientras comenzaba a girar mi rostro hacia mis lados, tratando de recordar dónde había sido la última vez en que había visto las benditas llaves.
—No tengo esa maña, Allison. —Dio un paso hacia atrás para apoyar el peso de su cuerpo en un costado del refrigerador. —He pedido otra copia. Como pagaré la renta cada mes, me pareció justo tener una copia de la llave también. —No estaba enterada, no entendía bien qué es lo que él había dicho.
—¿Perdón? No, espera...
—Deberías guardas y ordenar las cosas que he comprado. —Dijo, pasando a un lado de mí como si yo no le hubiera dicho nada. —Debo ir a una reunión importante ahora mismo. —Ya se había separado lo suficiente como para tomarle del brazo como en ese momento quería, y que se quedara para que habláramos de esto. —Y ten cuidado, en una de las bolsas hay un celular nuevo que te he comprado. Viene todo listo, sólo debes prenderlo. —Quedé boca abierta, observándole. ¿Había oído bien?
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Mía & Para Siempre
Teen Fiction"Suele pasarme que cada cosa que me interesa, la quiero mía y para siempre, Allison". Me dijo en un murmuro. Su voz fue diferente esta vez. Algo más baja y rasposa, produciendo una cosa nueva dentro de mí hacia él. "Y tú eres una de ellas."...