#9 Copas

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Hacía zapping en la tv buscando algo que ver hasta que lo encontré Pretty Little Liars era el capítulo en que las chicas descubrían quién es A ya lo había visto pero de todas formas decidí verlo de nuevo. 

—Aquí están sus palomitas señorita Beth. —dijo Milagros y volvió a la cocina.

—Gracias... —murmuré y probé las palomitas.

Al segundo volvió Milagros con el cucharón el mano.

—¡Se-señorita Beth! —gritaba.

—¿Qué? —mencione frustrada.

—Un... un joven de esta afuera con un ramo de rosas... —tartamudeaba emocionada.

Eleve ambas ceja confundida por tan repentina acción y le dije que pasara.

—Pues hazlo entrar ¿no?  —respondí como si fuera lo más obvio.

—Sí. Sí. —asiento varias veces y abrió la puerta.

—Gracias, Milagros y toma estas son para ti. —oí esa voz y no dude, sabía a quién pertenecía.

—¿Qué haces acá? —le dije al verlo entrar.

—Pues vine a invitarte a tomarnos unas copas. —sonríe.

—No quiero. —le reste importancia y volví a ver mi serie.

—Vamos Beth, unas copas no se le niega a nadie. —mencionó sentándose a mi lado— además que es eso tan... —vio la televisión— ¡No! No me hagas spoiler. —se tapo los ojos y orejas como niño pequeño.

—¿No sabes quién es A? —río.

—No. Y no me digas. —le señala.

—Solo si te vas,  y claro me pides disculpas. —sonrío maliciosa.

—¿Hablas enserio? Yo no soy de pedir perdón y lo sabes mejor que nadie.

—Y por esa razón te la pido...

Me mira con los ojos entrecerrados y asiente.
—Pe-perdón. —murmura demasiado bajo.

—Arrodíllate.

—¿Eh?

—Lo que dije. Hazlo.

—Solo si aceptas venir conmigo.

Ruedo los ojos.
—Bien.

—Está bien. —se arrodilla y con las manos juntas menciona— Disculpa Beth.

Lo pienso unos segundos limándome las uñas.
—No. —sonrío— ahora vamos.

—¿Qué? Hiciste que me arrodillará por nada. —pregunta histérico.

—No fue por nada yo me divertí. —sonrío y tomó el bol de palomitas y se las tiro en la cabeza— ¿nos vamos?

Dominic con los ojos hirviendo deja el bol en el sofá y me sigue.

Entramos a su auto y prendo la radio saliendo de ella de Musica ligera, le subo todo el volumen y tarareo el comienzo hasta que llega el coro y Dominic.

—¡DE AQUEL AMOR DE MÚSICA LIGERA! 
Nada nos libraaaa , nada más... quedaaaaaaaaa —canta a toda voz con todo y gallos, mientras yo río.

—No sabía que pronunciabas tan bien el español.

—Hay aún muchas cosas que no sabes de mi Beth. —sonríe leve.

—¿Te acostaste con una latina verdad? 

Tienes a tus pies Mi CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora