Una nueva oportunidad

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Me llamo Isabella pero algunos me llaman Isa. Tengo tres hermanas, yo soy la segunda.
Mi papá falleció cuando tenía 14 años, ahora tengo 16. Desde ese entonces mi vida no ha vuelto a ser la misma.

Mi vida en la escuela cambió por completo, cuando mi padre falleció me afectó mucho y me alejé de mis amigas y amigos. No quería a nadie cerca, quería a mi papá, lo quería de vuelta. Al pasar los meses logré acostumbrarme a la soledad aunque a veces quisiera volver a ser como antes.

Mis hermanas no eran tan apegadas a mi papá y su muerte no les afectó tanto.

Ellas se llaman así.

Patricia. - 18 años.

Julieta. - 14 años.

Anais. - 10 años.

La relación que tenía con mis hermanas era fabulosa. Pero, las personas cambian ¿cierto? Eso fue lo que me pasó a mí, cambié.

Patricia y Julieta han tenido un montón de enamorados y saben recordarmelo cada vez que sea posible.

Cuando tenía 14 años conocí a un chico, fuimos amigos por un año y luego me pidió ser su enamorada, acepté. Después de que murió mi padre, él nunca me buscó, no sé la razón. Simplemente a diferencia de mis amigos que intentaron animarme y hacer que regrese a ser sociable, él simplemente dejó de hablarme al enterarse. Supe en ese momento que todo había terminado.

Estuve en una depresión. Me dolió muchísimo que él no estuviese a mi lado en un momento como ese. Intenté escribirle con las pocas ganas que tenía de vivir, insistí por dos semanas, pero finalmente me di cuenta que él ya no quería seguir con la relación. Verlo en la escuela como si todo fuese normal para mí. Me rompía el corazón que él haga eso.

Nunca tuve la valentía de acercarme, por miedo a romper en llanto en frente de todos.

-¿Esperas una invitación para bajar? - Dijo Julieta despejando mis pensamientos.

-Ya bajo.

Había terminado de cambiarme y debía ir a desayunar para no llegar tarde a la escuela.

Terminé mi desayuno y tomé el autobús.

Mis hermanas iban en le auto con mamá.

Llegué temprano al colegio, así que tomé mi celular y mis audífonos y empecé a escuchar música.

Pronto llegó Nataly, odio a esa chica siempre anda molestandome. Ella llegó hace un año y dudo que sepa lo que me pasó.

-¿Por qué no buscas amigos? - Dijo burlándose.

Guarde mis audífonos y mi celular.

-¿Por qué no te callas?

-¡Eh, háblame bonito!

-Lárgate. -Dije aún teniendo esperanza de que me haga caso.

-¿Tienes el mes o algo así? Tan dolida estás?

-¡Joder! Cállate de una buena vez.

Nataly tomo mi botella de agua y me la derramó en el cabello.

-¡¿Pero qué demonios te pasa?! -Dije gritando, de tal manera que las personas de mi alrededor se acercaron.

-Mmm... Nataly es mejor que te vayas. -Dijo Lucía llevándosela.

-Traeré una toalla, espera aquí. -Dijo un chico que estaba cerca.

Ya lo había visto, vive por mi casa creo, todos los fines de semana lo veo cuando salgo a correr.

Asentí y me apoyé en la pared donde estaba antes.

Minutos después llegó con una toalla y pude secarme el cabello.

-Me llamo Luke, ¿y tú? -Dijo frotándose el cuello.

-Me llamo Isabella, por cierto gracias por la toalla, yo la devolveré.

Pronto sonó la campana de clases.

-Está bien Isabella. Hasta luego.

Me despedí y fui al baño a dejar la toalla para después ir a clase.

Me tocaba con James así que la clase no será tan aburrida.

El profesor James era amigo de mi papá, él sabe que no recibo mucho afecto de mi mamá, por eso aveces él me cuida. Tiene 22 años y conoció a mi papá en un partido de fútbol, a ellos les encantaba jugar eso y así se hicieron amigos. Papá lo llevaba a casa y aveces él jugaba conmigo, él es el único amigo que tengo ahora.

Iba a entrar a clase cuando en la puerta me encontré con él.

-Hola "Williams". -Dijo guiñandome un ojo y simulando no conocerme.

Reí.

-Hola "profesor". -Dije siguiendole el juego y entrando al salón.

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