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Si, lo sé. No soy una chica maquillada como las demás chicas, no me gusta el rosa y no me suelo preocupar por si tengo o no tengo novio pues pienso que es una perdida de tiempo y gastadera de dinero.

-Samantha, ¿ya hiciste tus maletas?.

-Ehhh, algo así.- dije mientras masticaba mi goma de mascar.

En realidad solo había medio metido un jean negro y mi camiseta de Nirvana junto a mi camisa de cuadros roja, es mi outfit favorito. El viaje me desalentaba mucho, solo me emocionaba el hecho de que estaré con mi mejor amiga y estudiaré en su misma escuela pero de resto todo me parecía un asco.

Miro el reloj el cúal marca las 5:23 y recuerdo que debemos estar en el aeropuerto a las 5:40. Me paró de un brinco y empiezo a meter ropa como loca a mi maleta, como no cabía todo en la primer maleta me tocó usar la segunda...

-¡Mamá!, ya acabé- grite.

-Casi que no, ve bajando al auto rapidamente y mete todo en la parte de atrás, lueho vuelves a subir para que me ayudes con las mias.

-Okay.- le respondí.

Hice lo que ella dijo, abrí la puerta y saque las maletas con las cuales me dirigia al auto. En el camino, mi fastidiosa vecina, la señora Perckins, iba saliendo de su apartemento; siempre le caí mal tan solo porque no dejaba dormir a su rata calva con mi música.

-¿con que te vas del edificio?- pregunto con cara de trasero arrugado.

-Si, me voy.. ¿por?.

-Nada, solo pienso que por fin abrá un poco de tranquilidad aquí; tu y tu música dañaban la armonia que existia.

-Usted y su repugnante olor lo hacian, adios, voy tarde.- le respondí y seguí con mi camino.

Baje en el acensor y deje las maletas en el auto y como dijo mi madre, volví a subir.

-Mamá, ya subí de nuevo. ¿que me habías dicho que hicieras?

Me toma de la mano y me lleva al sofá.

-Muchas gracias hija por ser tan comprensiva.- me dice con los ojos aguados. Inmediatamente se me aguan a mi tambien.

Sonrio. -Tranquila mamá, sabes que somos las dos contra el mundo.

Me abraza y bajamos al auto para ir al aeropuerto. Cuando iba recorriendo las calles de España me daba un poco de nostalgía pues yo crecí en todo esto y dejarlo es duro, muy duro para mí.

Mi mamá paro en una tienda de vestidos de gala, creí que iría de compras pero no era logico pues el tiempo nos pisaba los talones.

-Vamos querida.- dijo saliendo del coche.

-Pero que, no que vamos de afán...- dije confusa saliendo del mismo.

Entramos al almacen y una señorita de cabello corto nos atendió.

-Buenas tardes señora Ainstain, ¿vinó por su pedido?.

Rie. -Si claro, pero por favor no demore, voy de afán.

La señorita esa fue detras de una cortina y volvió con una caja negra un poco grande.

-Aqui tiene señora Ainstain, fue un placer.

-Gracias, muy amable- respondio y luego salimos de la tienda.

Nos subimos al auto y esta vez si nos dirigimos directamente al aeropuerto. En el camino puede que se me hayan salido algunas lagrimas, se que eso es muy niña pero fue asi.

*Sonó el celular*

Cloe: ¡Oyeeeeeee!
Cloe: Te demoras en llegar?
Cloe: Muero por verte ya Sam, estoy muy pinche emocionada :v

Sam: Voy camino al aeropuerto, esperame un poco mas....
Sam: Espera... me recojeras en el aeropuerto?

Cloe: Ojala, pero no tengo quien me lleve ni dinero para pagar un taxi :'v pero apenas llegués a tu nueva casa voy enseguida.

Sam: Umm, okay okay..
Sam: Ah! Y podremos ir de compras, necesitare mas ropa rosa si quiero poner mi plan en marcha jajaj.

Cloe: Plan? Que plan?

Sam: -.- Pues que plan crees?
Sam: Hacerles la vida imposible a esas tontas maquilladas que te fastidian...

Cloe: ...
Cloe: En serio harás eso?
Cloe: Nadie se mete con ellas...

Sam: Te equivocas... Nadie puede meterse contigo.
Sam: Esas estupidas pagaran eso.
Sam: Debo dejarte, ya llegamos al aeropuerto...
Sam: Adios imbecil, te quiero :3

Cloe es una niña buena, es buena estudiante, no causa problemas, es toda una fresita... La chica que mi mamá huviera querido que yo fuera. La conocí en un campamente de verando cuando tenía once años, nos toco en la misma cabaña pero nos odiabamos mutuamente porque siempre hechaba un horroroso aromatizante a rosas y yo se lo arruinaba trayendo un paquete de carne podrida.

Luego jugando a Encuentra la bandera nos quedamos atrapadas en una cueva y pues iniciamos a entablar una conversación y nos dimos cuenta que el hecho se ser diferente nos hace totalmente iguales.

Bueno, nos bajamos del auto y entramos al aeropuerto, compre un poco de comida por si me daba hambre y nos subimos al avión...

Adios hermosa España.

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-Samantha en multimedia-

Gracias por leer.

-COLOR ROSA-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora