Capítulo 10. - ¿Quién tiene el libro?

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Para Javi, con mucho cariño

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Nadie pensaría que un chico como él, desinteresado y con un pasado trágico podría caer tan bajo. Sabía que aunque pudiera escapar de ese lugar, el daño era irreversible y su cuerpo perforado lo sabía. Ya no era humano, ya que era indigno de serlo. Al final se convirtió en aquello que veía siempre en su antiguo compañero, que era probable que lo odiase y nunca vendría a buscarlo: un animal.

Si. Debía admitirlo ahora sí. Era un animal. Exactamente era un lobo de mediana altura, no del grado de Atsushi que siempre se convertía en un tigre enorme.

Y todo gracias a su insoportable anfitrión que de ves cuando veía a visitarlo para alimentarlo o a quizás solo verlo sufrir.

Dentro de todo ese dejaste que era ahora su vida esperaba que al menos Atsushi se encuentre bien y ya lejos de aquel país tan extraño. Aunque supo hace algunos días que Akutagawa se hallaba cerca custodiado, no pudo creer el nivel de estupidez de ese chico. Lo único que tenia que hacer era huir y correr.

Aunque no parecía deseaba con la infinidad de su existencia que tanto Akutagawa como Atsushi estuvieran bien. No fue sino después de varios días cuando el rubio millonario abrió la puerta de su celda logrando que un sonido insoportable se colara en sus oídos. Lo odió. Simplemente detestó a ese capitalista que había experimentado con él.

El hombre de traje se sentó en un asiento delante de él tarareando una canción cursi y pegajosa. Sus ojos se dirigieron al lobo.-Aún no hay noticias de Atsushi. Si mi teoría es cierta, tú también nos puedes servir para encontrar el libro.-

El lobo empezó a rodear al rubio aunque no podía tocarlo pues una cadena lo incrustada contra la pared. Dio un leve gruñido para luego empezar a aullar. Al magnate no le gustó nada de ello por lo que lo hizo callar apretando la cuerda que lo ataba contra la pared.

-¿Qué es lo gracioso?-Replicó con algo de sorna esbozando ahora también una gran sonrisa. Sus manos jugaron con los millones en sus bolsillo por si el lobo atacaba. Sin embargo el animal se quedó quieto aun mirándolo como si lo atravesara con sus ojos.

El lobo de un momento volvió a ser humano después de un largo silencio y una luces que perforaban su cuerpo. Su cuerpo maltratado y lleno de heridas dejó de moverse cuando terminó la brusca transformación. Ahora sus ojos miraban a Fitzgerald con otra de sus tantas sonrisas...después de tanto tiempo...tanto tiempo...se sentía digno de ser humano.

-Yo tengo el libro.

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