2° Final Toby [MARATÓN 2/4]

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El camino era ancho, dejaba paso a que los coches pasaran, y eso era de agradecer.

Estaba atardeciendo ya, pronto tendría que usar su linterna así que se la ajustó a la muñeca.

Escaló con pereza un tronco con moho que seguramente llevaría meses allí, dejando el camino inutilizable para que así no pudiera cruzarlo ningún coche, obviamente el corte fue provocado, ¿quiénes serían?

Escuchó en la lejanía pasos rápidos justo delante de ella.

Alzó la vista al frente y vio la figura del asesino de las hachas correr hacia ella, totalmente furioso.

____ gritó y saltó de nuevo el tronco. Corrió colina abajo mirando de vez en cuando para atrás, viéndole a cada vez menos distancia. Vio cómo él alzó el brazo con hacha en mano. La chica cambió bruscamente de dirección y se protegió en el tronco de un fino árbol que únicamente protegía su cabeza, como todos los demás.

Pero de repente sintió un horrible dolor infernal en su brazo izquierdo, chilló de dolor cayendo de rodillas, se llevó la mano contraria al origen, pero se encontró un vacío. Miró el suelo con horror, un debilucho brazo desnudo empapado de sangre yacía en este.

Toby recogió su hacha colocándose delante de ella, no sintió cómo su sudadera empezó a mancharse de sangre, y no prácticamente de la de ____.

Debía de darse prisa antes de caer otra vez más inconsciente, alzó su brazo bueno al aire de nuevo y atacó a la cabeza.

____ sentía tanto dolor que no se dio cuenta de que Toby estaba delante de ella, cuando alzó la aterrada mirada lo hizo demasiado tarde.

—¿Por qué...? —logró decir— ¿Por qué has...?

No pudo terminar, el filo de la pesada arma se clavó directo en su cabeza, clavando el hacha hasta la mitad de su frente, no la rebanó, pero sí la mató en un golpe seco y certero.

El cuerpo de rodillas cayó a la hierba, mientras que la cabeza se golpeó contra una roca, haciendo que de esta saliera un fino reguerillo de sangre.

El castaño se acercó, pisó la cabeza y apretó con fuerza para sacar el hacha.

El regerillo de sangre aumentó a un riachuelo y luego a un charco en el suelo.

—¡Toby! —le llamó Masky, apareciendo detrás del tronco caído—. ¡¿Qué cojones haces?! ¡Acabas de recibir tres disparos! ¡Puedes morir! —gritó acercándose.

—¿Desde cuando te preocupas por mí? —preguntó burlón, balanceándose.

—Desde que recibiste tres disparos —contestó frío—. Eres un gilipollas, de haber sabido que nada más ibas a despertar irías a por ella te habríamos atado al colchón. No eres inmortal, Tobías.

—Mereció la pena...

Se dejó caer en el cuerpo de su compañero, inconsciente. Entre él y el callado Hoodie lo agarraron y lo llevaron a quién sabe dónde.

Lɪɢʜᴛs 〇ԲԲDonde viven las historias. Descúbrelo ahora