Primer libro de la Duología: Matrimonio Evans.
¿Qué pasa cuando firmas un contrato sin leerlo para que no te despidan? ¿Y qué ocurre si ese contrato consiste en que te casaste con tu Jefe? ¿Y qué pasa cuando tu jefe se convierte en tu marido?
Eso es...
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¡Qué cómoda almohada!
Me encontraba demasiado cómoda en la cama y más sobre esta linda almohada, no quería levantarme pero tenía mis necesidades, abrí los ojos lentamente tratando de adaptarme a la luz. Al lograr abrirlos, mi vista enseguida captó el rostro tranquilo de Landon ¡Estaba encima de él! ¡Acostada encima de él!
Me levanté exaltada, corrí al baño y me encerré en él. No quería ver la cara de burla que habría puesto Landon si me hubiera visto encima de él. Ya el tendría algo con que chantajearme y yo sólo quería ser la que chantajeara y más con una información tan interesante como la ducho ayer por los madres de él.
Sabía que dormir juntos era mala idea, lo sabía. Se suponía que la cama era lo suficientemente grande como para no rozarnos, pero desde que Landon se había acercado para abrazarme sabía que esto no terminaría bien. Lo mejor hubiera sido que yo me hubiera quedado a dormir en el sofá, no importaba que hoy tuviera un feo dolor de espalda.
Después de meditar algunos minutos sobre que debería de hacer, salí de puntillas, me metí al armario y salí de ahí hasta que me cambié.
Cuando observe de nuevo la cama me encontré con la escena más cómica que había visto ahora entre Bobby y Landon. ¡Lo estaba lamiendo! Bobby le estaba lamiendo la cara a Landon y éste lo dejaba sin decir nada, ¿Qué estaría pensando? ¿Ya estaría despierto?
No lo sabía y no me importaba, esto era digno de una increíble foto, no perdí tiempo y saque mi celular. Cometí un error, no le quita el flash y creo que había despertado por fin a Landon.
Maldición, la cara que hizo al ver lo que estaba pasando en realidad me partió de risa —¿Pero qué carajo?— eso sólo incremento mi risa, el me dio una mirada de pocos amigos y se levantó de la cama, venía hacia mi.
Trate de tranquilizarme un poco solo para hablar —¿Sabes? Me siento desplazada.
Mi comentario sólo lo molesto más —Cierra la boca y deja de reírte Emily.
Le pensaba contestar, lo iba a hacer pero unos toques en la puerta y está siendo abierta nos interrumpieron. Landon fue el primero en reaccionar y me abrazo por desde atrás por la cintura, discretamente solté un gruñido, ya se le estaba haciendo costumbre.
—Buenos días tortolitos.— era Adelia de nuevo, deberían de darle un premio por crear momentos totalmente incómodos.
—Buenos días mamá.
—No quería interrumpir sólo quería hablar con Emily.— miró a su hijo —A solas.
Landon levantó las manos resignado mientras salía de la habitación, no se veía enfadado y eso era bueno ya se le había pasado lo de hace rato.
