22. "Besame" (segunda temporada)

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Benjamín.

-¿Querés que nos sentemos en la mesa o...

-Acá está bien --asentí sonriendo y me senté en el sofá, mientras ella hacía lo mismo y me pasaba la taza de café--.

Lo siguiente que hacemos es ingerir un poco. Nadie sabe qué hacer, ni cómo empezar una charla.
La miré y sonreí un poco, pero ella estaba igual de estática que antes; perdida en sus pensamientos y con cara triste.

-¿Cómo estás? --le pregunté--.

-Un poco cansada.

Abrí la boca para hablar y suspiré al no animarme. Volví a tomar un poco de café y largué.

-Te juro que tenía muchas ganas de romperle la cara a Mariano cuando contabas todo desde el principio. De verdad no entiendo cómo soportaste todo eso.

-No quiero hablar del tema --ladea los labios--.

-Perdón --negué--. Tenés razón.

-¿Viste que la semana pasada estrenamos "Boomerang"?

-Si vi --le sonreí--. Tus fans se volvieron locos.

Ella rió.

-¿No vas a hacer show todavía? Con lo del disco, digo.

-No sé... O sea sí, pero más adelante.

Se generó varios segundos de silencio, y Lali volvió a hablar.

-Benjamín.

-Decime.

-Gracias por tanto --sus ojos oscuros son fugaces, y me están matando--.

-No tenés que agradecerme.

-¿Cómo no? Vos escuchaste todo lo que viví --asentí--. Me sacaste de un infierno, Benja.

-No te merecés ningún maltrato Lali. Ninguno.

-Sos mi cielo salvador --dejó la taza en la mesa y posó sus manos en mis mejillas, sonriendo. Yo dejé mi taza también, y me puse de frente para mirarla mejor, provocando una cercanía que me volaba el bocho--. En todo sentido. Sos como un ángel, ¿sabías?

Reí.

-No tanto.

-Te amo --largó--.

Silencio incómodo, y miles de sensaciones imposibles de describir en este momento.

-¿Te vas a quedar?

-Es de noche --dije--, tal vez puedo dormir en el sillón y...

-Me refiero a Buenos Aires --interrumpió--. ¿Te vas a quedar?

Tragué saliva y agaché la cabeza. Ella me la volvió a subir con sus manos.

-Quedate --susurró--. Dale --se acercó un poco más--.

-No me voy a ir --le sonreí--.

-¿Me das un abrazo?

Mi corazón empezó a latir aún más fuerte. Esto comenzó con ninguno de los dos esbozando palabra alguna, pero ahora estamos tan cerca que ni siquiera sé si lo que le quiero dar es un abrazo.

Mis manos la atrajeron apretando nuestros cuerpos. Su corazón latía con la misma fiereza. Dejó un beso en mi cuello y se separó apenas unos milímetros, entrecerrando sus ojos como suplicándome algo. Me acerqué a ella y apoyé mis labios en la mitad de los suyos, permitiéndome también hacer contacto con su mejilla. Sus ojos permanecían cerrados, y los míos disfrutaban cada parte de su rostro. Los cerré también, y unimos nuestras bocas formando un beso suave, muy delicado, como con miedo, como con tristeza. Es que, en realidad, es una mezcla de esas sensaciones. Los dos estamos devastados, y ninguno se podía contener. Es claro que el amor es mucho más fuerte en estos casos, y que a pesar de que el corazón siempre nos incita a hacer cosas que no deberíamos, nuestras mentes estaban seguras de que querían hacerlo. Mezclamos nuestros labios como nunca, mientras nuestras respiraciones van a la par.

-Pará --la separé--.

-¿Qué? --pregunta desanimada, tal vez pensando que no seguiría--.

-Quiero que... --puse mis manos en sus mejillas-- que nos disfrutemos más, después. Necesito entender qué me pasa, entenderme y entenderte. Dame tiempo.

-¿En ese tiempo voy a poder besarte? --hizo puchero, haciéndome reír--.

Asentí, casi consciente, y ella volvió a besarme.



En la galaxia que tú y yo inventamos,
en esas noches de choques de estrellas,
en nuestros cuerpos de amor planetario,
bésame, bésame, bésame.

No me dejes - Benjali (Sin Editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora