Prólogo

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Termino de atar las agujetas de mis zapatillas de correr y una vez que verifico que estoy lista salgo por la puerta de entrada y luego de encender la música de los auriculares conectados a mi celular en el bolsillo delantero de mi pantalón comienzo con mi rutina de ejercicio.

En mi camino por la acera vislumbro en la casa de al lado un enorme camión con la palabra "Mudanzas" en él. Sin darle importancia sigo corriendo.

Esa casa ha estado en venta durante años, los vecinos que antes vivían allí eran una pareja de ancianos muy simpática, lo malo es que solo estuvieron en el vecindario por poco tiempo, ya que decidieron dejar la ciudad y poner la casa en venta. Tengo la esperanza de que los nuevos vecinos sean amigables. No soy una persona lo suficientemente social para presentarme a ellos por mi cuenta sin una razón en específico, pero como vivirán allí me gustaría que pudiéramos llevarnos bien.

En mi regreso después de una hora y media de ejercicio y con Zombie de The Cranberries sonando en mis oídos veo a algunas personas bajando grandes cajas del camión. Me quedo observando la casa sin detenerme tratando de encontrar alguna pista de mis nuevos vecinos; estaba tan ensimismada que no note que había alguien en frente de mí.

Al percibir el leve movimiento de una enorme caja me detengo clavando mis pies en el suelo provocando que a causa de la fuerza puesta en ellos termine con mi trasero en el suelo. Un poco sorprendida quito mis auriculares e ignorando el dolor en la parte baja de mi espalda me pongo inmediatamente de pie con la intención de disculparme.

-Lo lamento, venía corriendo y no te...-me quedo callada de golpe observando como la enorme caja es movida a un lado para darle lugar a un chico de mirada apenada.-vi.

-No, yo lo lamento... ¿Estás bien? Esta caja es demasiado grande y no me permite ver muy bien.-dice bajándola al suelo y extendiendo su mano hacia mí a modo de saludo.-Me llamo Daniel.

Muevo mi cabeza intentando espantar mi sorpresa-era realmente lindo -e intentando actuar con naturalidad estrecho su mano. El contacto no ayudó con mi nerviosismo, el cual aumentaba cada vez más.

-Emma y estoy bien.-digo antes de soltar su mano.

Me dedica una pequeña sonrisa antes de escuchar pisadas cerca de nosotros.

-¡Daniel pregunta mamá por qué te tardas tanto!

En frente de mí aparece un niño que aparenta unos doce años, es castaño con rasgos similares a los de Daniel.

-Dile que enseguida voy.-dice Daniel. Vuelve a posar su mirada en mí.- Este es mi hermano Zack. Zack ella es Emma.

-Un placer.-digo.

Un poco confundido Zack levanta su dedo pulgar con su mano cerrada señalándome y alzando una de sus cejas.

-¿Es tu novia?

Sin poder contenerme abro mis ojos como platos y por el rabillo del ojo detecto un leve rubor en las mejillas por parte de Daniel. ¿No podía dejar de ser tan lindo?, sorprendida ante mis pensamiento me doy cuenta que al parecer me atrae mi vecino.

-No Zack.-le reprocha Daniel con un tono de molestia y nerviosismo en su voz.-casi choco con ella por llevar esta estúpida caja.

-¡Oh!-dice el niño comprendiendo la situación.

-En realidad...-digo llamando su atención.-yo vivo en esa casa.

Señalo mi hogar haciendo que se volteen siguiendo la dirección de mi dedo. Levantando sus cejas a modo de sorpresa, Daniel abre la boca a punto de decir algo pero es interrumpido por alguien gritando su nombre y el de Zack en el interior de la casa. Por la voz de mujer mayor deduzco que esa debe ser su madre.

-Esa es nuestra señal Zack-levanta nuevamente la caja en el suelo.- Hasta luego Emma.

-Adiós vecina.-dijo Zack antes de desaparecer en el interior de la casa al lado de su hermano.

Conmocionada toco mi pecho intentando calmar los acelerados latidos provocados al escuchar mi nombre salir de los labios de mi nuevo vecino.

Hola, DanielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora