• I •

26 2 6
                                    



Habían pasado seis semanas desde Disneyland y de haber caído como una estúpida (en todos los sentidos, al parecer) a los pies de Gerard Way. Pero no lo había visto hacía ya dos semanas, estaba tan enojada y triste cuando me contó lo de Lindsey que lloré tres días seguidos y ni siquiera podía culparlo, solo era un amigo.

Nunca había conocido a ningún hombre como él, por muy cliché que suene y tal vez esa era la razón por la que dolía tanto y me hacía sentir decepcionada y frustrada. Quería, con algún tipo de ansiedad insana, que se quedara conmigo todo el tiempo, que no estuviera casado, que no tuviera que quedarse con ella, era un sentimiento egoísta e incómodo, pero demasiado real para ignorarlo.

No quería pensar en el de aquella forma, no quería sentir esa necesidad de verlo o de hablarle, escuchar su risa, esperar esos momentos en los que de manera tan espontanea me abrazaba... No quería anhelarlo de ninguna manera...

Evité saber de él por ese tiempo, no contestaba llamadas ni mensajes y de mi oficina corría a casa y me encerraba hasta el día siguiente, sintiéndome enojada y miserable...

Hasta esa mañana del sábado... Y si no hubiera estado demasiado ocupada en mi cabeza, sufriendo y siendo melodramática habría sido perfectamente capaz de escuchar a la señorita Patty pelear con el desconocido del pasillo que había tropezado con su maceta y la había volcado, así que cuando tocaron el timbre (demasiado descompuesto para sonar como tal) di un pequeño salto tirando la azucarera, maldiciendo entre dientes y con mala cara abrí  y ahí estaba Gerard, con su peinado de estrella de rock y sus tristes ojos verdes, parado fuera de MI puerta.

Sentí que me iba a desmayar.

Lo miré intentando encontrar algo inteligente, gracioso, espontáneo o al menos algo no estúpido que decir pero mi garganta apenas y dejó escapar un "Hola" ridículamente chillón que el pareció no notar porque simplemente sonrió y me abrazo, tuve que aguantar la respiración para no soltar un ridículo suspiro.

—Desapareciste... Quería hablar contigo... ¿Puedo pasar? –dijo con una media sonrisa

Asentí algo atontada y me hice a un lado para que pasara.

El silencio era algo incómodo cuando nos encontramos sentados en la sala después de que intenté evadir la situación haciendo un largo ritual para servir café y recoger el desastre de la azucarera además mi bata rosa y mi moño despeinado no me hacían sentir mejor.

—Entonces...—dijimos ambos al mismo tiempo y el soltó una risa que yo imité de manera nerviosa desviando la mirada

—No respondiste mis mensajes ni mis llamadas...

—Lo siento, es que... He estado un poco enferma...

—Creí que estabas molesta conmigo...

— ¿¡Molesta por qué!? –me apresuré a levantar la mirada y me encontré con la suya esperándome, con sus preciosos ojos tan tristes como siempre, sentí que el corazón se me encogía y tuve que volver a evitarlos.

Suspiró y se pasó una mano por el cabello, yo me quede ahí, mirando nerviosa mi regazo, intentando parecer calmada.

— ¿Por Linz?

Negué rápidamente, evitando el contacto con sus ojos

—Eso es absurdo Gee, solo somos amigos, no tendría por qué molestarme...

— ¿De verdad?

—Claro, sería absurdo molestarme porque estés casado

—No, pregunto si de verdad crees que solo somos amigos...

Abrí la boca para responder pero enmudecí de inmediato, parpadee y la cerré, intentando pensar con claridad, encontrar las palabras...

— ¿No? – pregunté con apenas un hilo de voz

El negó con la cabeza y yo tuve que mirarlo.

—Desde que te conocí supe que no podrías ser solamente mi amiga, creo que ni siquiera he podido pensar así de ti, siempre...

—P-pero Gerard tú estás casado— le interrumpí, estaba intentando reponerme, intentando pensar, encontrar alguna explicación lógica a todo este abrumador intercambio de palabras.

—Lo sé, y lo siento, pero no podía dejar de sentirme mal cada vez que no contestabas el teléfono, o que no respondías los mensajes, yo... —su ansiedad era evidente, movía sus rodillas de una manera que me contagiaba y me hacía sentir desesperada, casi le grito para detenerlo pero ni siquiera terminó la frase cuando lo vi acercarse y tomar con delicadeza mi rostro entre sus manos tibias, besándome de manera suave y gentil, no pude evitarlo y dejé que me llevara, con todo en mi contra, no quería que se fuera, no quería que se detuviera jamás, sentía que flotaba y que caía en el abismo abrazada a él.

Nunca me había sentido tan protegida y amada como esa noche cuando pude verlo dormir sobre mi pecho, todo eso estaba tan mal pero no podía evitarlo, mi soledad y tristeza combinaban a la perfección con la de él, yo solo quería tomarlo en mis brazos, curarlo y dejarlo conmigo para que pudiera ser feliz, que nada pudiera hacerle daño nunca más...

"I needed to hear a woman can treat my heart..."

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 28, 2017 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Heaven Help UsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora