Treinta y dos

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Yuuri intentaba pensar con claridad

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Yuuri intentaba pensar con claridad. Caminaba de lado a lado el ancho de la celda de Minami, quien lo miraba con ojos desesperados pero valientes.

Chris -el Príncipe- lo había embaucado. Ahora tenía su Pájaro de Fuego y quizás ya había abandonado este universo. Con un fragmento de Viktor. Quería gritar de la frustración. Pero no podía ocuparse de ese detalle, debía ocuparse del aquí y ahora: recuperar el Pájaro de Fuego de Minami y tomar el otro fragmento de Viktor, el que estaba alojado en ese retorcido Salem.

Tuvo una idea. Tomó el Pájaro de Chris -o del Príncipe- y lanzó las coordenadas para que Phichit lo encontrase. Tenía que estar en este mundo. Quizás lo haría sentirse menos desquiciado verlo.

-Yuuri -lo llamaba Minami- ¿qué vamos a hacer?

-Sacarte de aquí, seguro. Y conseguir tu Pájaro.

-¿Y si se lo llevó Chris?

-No sé. Lo dudo. No se arriesgaría a llevar dos Pájaros sincronizados y que podríamos rastrar. O... ¡No sé! Con este tipo no tengo idea.

Se oyeron pasos desde la escalera de la que Yuuri había caído minutos antes. Apresuradamente se metió entre unas columnas llenas de moho.

El guardia venía arrastrando un cuerpo para encerrar. Él o ella no se retorcía y parecía caminar decididamente hacia su propia muerte. Tuvo un presentimiento extraño.

Se detuvieron delante de una celda vacía, justo en diagonal a donde Yuuri estaba. Quiso hacerse más pequeños y fundirse con la misma pared para desaparecer. Para siempre, si no era mucha molestia.

Entonces el prisionero -porque ahora Yuuri podía comprobar que era un hombre- sacó una daga con incrustaciones de joyas de su manga. Yuuri abrió los ojos, sorprendido de que el guardia pasara por alto que cargaba un arma escondida.

-¿Pero qué...? -inquirió el guardia sorprendido y aquellas fueron sus últimas palabras.

La figura le clavó el filo en el cuello y dibujó una medialuna sangrienta. Los gorjeos que soltó el joven guardia antes de morir acompañarían a Yuuri para siempre. Una cruel y fría muerte para alguien que hacía arder cientos de inocentes cada semana.

Yuuri pudo ver entonces a quien era el prisionero. Una parte de él no se sintió sorprendida al ver a Seung-Gil Lee enfrente de él, limpiando la daga ensangrentada en sus oscuros pantalones. Nunca había sentido tanto alivio al ver sus enojadas y espesas cejas.

-¡Seung-Gil! ¡No puedo creerlo! ¿Phichit está...?

-Afuera -respondió seco- ¿Puedo preguntar que haces metido en este agujero?

-Vine a salvar a Minami.

-Oh. Bueno, ya que nos enviaste coordenadas podrías haber esperado a que lleguemos y me ahorraba el tener que dejarme atrapar.

Cien mil universos a tu lado [Otayuri] - YURI ON ICEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora