¡Ya era hora!

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Esa tarde llegué antes de lo previsto a casa, pero nunca imaginé lo que podría haber cambiado esa simple acción mi destino. Lo primero que hice al entrar, como cualquier otro día, fue ir a mi cuarto para dejar las cosas sobre la cama, quitarme el uniforme y ponerme algo más cómodo. Sin embargo, al contrario de lo que solía ocurrir normalmente, ese día no estaba solo en casa...

- Ah...sigue...por favor... -Se oían los gemidos de mi hermanastro tras la puerta de su cuarto, la cual estaba ligeramente entreabierta.

- No me lo puedo creer... ¿Esto es lo que hace cuando no estoy? -Rechisté en voz baja, negando con la cabeza e intentando no hacer ruido, pues aunque nunca imaginé que Kyungsoo trajera a alguien a casa tampoco quería interrumpirlo.

- Kai, más fuerte, dame más... -Le escuché decir, sintiendo un escalofrío recorrer toda mi espalda. ¿Había dicho Kai? Es decir, ¿había gemido mi nombre? Tenía que estar alucinando.

Suspiré varias veces, oyendo los gemidos de Kyungsoo desde el otro lado del pasillo. Era cierto que no éramos hermanos de sangre, ni si quiera nos habíamos visto el uno al otro de esa forma nunca, pues simplemente vivíamos juntos porque su padre me había adoptado hacía unos años, después de casarse con mi madre y de que esta muriera pero... ¿Acaso estaba él tan obsesionado conmigo como yo con él? No podía ser cierto, seguro que lo había imaginado pero tenía que comprobarlo. Esperé pacientemente hasta que él acabara con lo que estuviera haciendo, queriendo solo espiar a través de la puerta para ver si estaba solo o acompañado. Sí, sabía que aquello era algo muy sucio, pero andaba comiéndome la cabeza yo solo y tenía que averiguar la verdad. Sin embargo, cuando fui a mirar por la pequeña abertura fui sorprendido por él, quién se había acercado a la muerta y me miraba con sus ojos saltones abiertos de par en par, el pelo revuelto y cierto color en las mejillas, seguramente por el ejercicio que había estado realizando segundos antes.

- Kai... -Murmuró perplejo, con la garganta seca y sin saber dónde meterse- ¿Qué haces en casa? -Me preguntó de inmediato, empujándome fuera del cuarto y cerrando la puerta detrás de él.

- Hey, ¿qué pasa Kyungsoo? ¿Ahora te avergüenzas de tu hermano y no quieres que conozca a tu novio? -Le respondí sin poder contenerme más, pues necesitaba saber con urgencia si de verdad me había imaginado todo.

- Eso es algo que no te incumbe, Jongin -Me dijo con un semblante serio, utilizando esta vez mi nombre real y no el apodo por el que me solían llamar, desviando la mirada como si estuviera avergonzado.

- Así que esas tenemos, ¿eh? ¿Tendré que abrir la puerta a la fuerza? -Le vacilé empujándolo contra esta sin querer al tratar de abrirla, ganándome un buen empujón y una mirada asustada por parte su parte.

- ¿Qué te crees que haces, Jongin? Es mi cuarto y no tienes derecho a entrar en él -Me dijo de forma cada vez más seria, pareciendo algo alterado por la situación.

- Está bien, está bien. Lo siento, Kyungsoo... – Admití mi error al verlo tan nervioso. Por muy obsesionado que estuviera con él era cierto que no podía invadir su privacidad de ese modo- Relájate, por favor. No voy a entrar, solo estaba bromeando y si no quieres presentarme a tu novio no tienes por qué hacerlo... -Le susurré utilizando un tono más calmado, tratando de relajarlo.

- Pero tú... ¿qué películas te montas? -Preguntó cada vez más confuso, mirándome directamente con sus ojitos saltones- ¿Qué hacías espiándome, cerdo? ¿Y qué has visto exactamente, ah? -Me replicó recuperando las fuerzas de no se sabe dónde, haciendo que retrocediera y que incluso me diera contra la puerta de mi propia habitación. Sí, Kyungsoo podía ser bajito, pero cuando le daba por ser agresivo asustaba más que cualquier matón. Yo ya no sabía ni dónde meterme, por lo que suspiré rindiéndome ante sus preguntas, decidiendo decirle la verdad.

¡Ya era hora!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora