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No aguanté, quería mostrarlo.
Admiren a nuestro hermoso Bailey, Bailey 👆.

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La luz en sus ojos comenzaba a molestarle por lo que abría poco a poco sus ojos azulados con mucho cansancio. Su ceño se frunció al notar como un brazo la retenía contra un duro torso, y como ella lo abrazaba...
¿Cómo terminaron así?

Recordaba que luego de darle la oportunidad para que los cuatro vivieran juntos (sí, aguantaría al perro), el castaño le mostraba la página web donde había encontrado bonitas casas cerca de la universidad y del trabajo de la platinada. Al menos había pensado en eso...
Aún no estaba del todo convencida, sólo esperaba que todo funcionara para poder darle una buena crianza a la niña y que Alicia viviera feliz.

Pensé que rentaríamos... —recordaba haberle dicho la noche anterior.

Pues no, quiero comprar. Tengo dinero, tu no te preocupes.

Vaya sorpresa. ¿Cómo tiene, si no trabaja?

Suspiró mientras lo miraba. Su cabello castaño estaba más alborotado provocando que algunos mechones cayeran por sobre su frente, se veía tan en paz que no quiso molestarlo. Con sus dedos apartó esos mechones de cabello antes de intentar levantarse, tenía que ir a ver si la niña se había despertado.

—¿A dónde vas? —el muchacho gruñó mientras la volvía a abrazar.

—Voy a ver a Alicia —apenas y pudo girar la cabeza para ver la hora en el reloj que estaba colgado en la pared—. Tu sigue durmiendo, anoche me dijiste que entrabas a las nueve.

—¿Y que hora son? —aprovechó para acurrucarse más y esconder su rostro en el cuello de la chica, algo que la puso en cierta forma nerviosa.

—Las... siete y media —respondió como pudo, intentando separarse—. Jack, Alice se despierta temprano.

De mala gana terminó por soltarla. Elsa se levantó de inmediato para ir hasta la habitación del muchacho, quien dormía nuevamente en el sofá acurrucado con la gruesa manta con la que se habían cubierto la noche anterior.
En efecto, Alicia estaba despierta al igual que el perro.
La niña se encontraba sentada en medio de la gran cama mientras el cachorro se subía nuevamente de un salto antes de olfatearle el cabello y rostro, aquello le hizo soltar unas carcajadas por las cosquillas que el pelaje del animal le provocaba.

—Buenos días, pequeña —saludó la platinada sonriendo con dulzura.

—¡Mami! —exclamó alegremente mientras el perro se echaba a su lado.

La muchacha la cargó en brazos para darle un beso en su mejilla, la niña sonrió copiándole el gesto. Elsa soltó una risilla. Sin mirar al perro la sacó de la habitación directo hasta la sala.
Jackson seguía durmiendo como si nada.

—Jack —la platinada comenzó a llamarle, el chico entreabrió un ojo—. Nosotras nos vamos, tengo que bañarla y darle de comer antes de dejarla con la Sra. Smith.

No dijo nada, sólo movió una de sus manos en un gesto de despedida antes se volver a dormir. Estaba claro que el castaño no era bueno en las mañanas...
Suspiró mientras salía del departamento, sentía como la pequeña jugaba con su cabello pero no le molestaba.
Nada la molestaba de parte de ella.

Preparó el baño, las toallas y un conjunto para la pequeña. La bañaría primero, luego sería ella.
Cuando todo terminó e incluso el desayunar, guardó sus libros en la mochila mientras la niña la copiaba el guardar sus cosas en su bolso.
《Como odio ese bolso...》pensaba la platinada, pero apenas le pagaran su primer sueldo le compraría una nueva. Ya no habría el recuerdo de que la niña había sido abandonada.

La Niña ||Jelsa||[TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora