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Los canales de noticias en la televisión han seguido hablando sobre el chico que padece de cáncer. Insisten en que necesita un donante con urgencia y, al parecer, sólo le quedan algunos días de vida si no recibe un nuevo hígado. Es horriblemente triste el que nadie pueda hacer algo al respecto. Quiero decir, que si se tratase sólo de una donación de sangre -o millones de ellas- el chiquillo probablemente ya estaría sano, porque todo mundo hubiese corrido a donar. Incluyéndome.

Pero, vamos, un hígado es un poco más complicado, comenzando porque el donante debe ya estar muerto. 

El espacio noticiario acaba de terminar cuando escucho tocar la puerta de mi cuarto. 

—Pasa —digo, sin mirar.

—¿Qué hay? —Es Liam. Cierra la puerta detrás de sí mismo y se sienta sobre mi cama, imposibilitandome por completo la vista al televisor. 

Busco el control remoto y le bajo al volumen considerablemente. —No mucho.

—Genial. Oye, ah... —Y sólo ese "ah" me hace darle toda mi atención a mi primo. Todos sabemos que un "ah" en medio de una frase significa que tienes algo importante que decir, porque denota tu nerviosismo, o tu ansiedad, o sólo tu deseo de ser escuchado—. Me estaba preguntando si tienes acaso el número telefónico de Toffee.

Creo saber por qué de pronto lo quiere. 

Liam y Toff se conocen hace tiempo, sin embargo, jamás habían tenido una gran charla o lo que sea. Ellos sólo sabían sobre la existencia del otro. Durante la fiesta de bienvenida tuvieron mucho de qué hablar, al parecer. 

Sonrío con toda la lentitud que me es posible, y llevo mi mirada hacia él, preparando su siquis para recibir algo de bullying. 

—¿Para qué lo quieres? —Pregunto, evidenciando mis intenciones en mi tono de voz. 

Liam me fulmina un poco con la mirada. —¿Para qué crees, perdedor? 

—Te gusta Toff —Farfullo y comienzo a mover mis cejas hacia arriba y abajo. Sé que no lo soporta.

—Bueno, ¿me darás el número o qué? —Insiste.

Liam es algo así como corto de genio. Por lo que cedo antes de que pierda la paciencia. —Bien —Digo. Le acerco mi teléfono —Búscalo en mis contactos. Pero que sepas que si le haces daño a Toffee, probablemente ni siquiera tenga que entrometerme, porque ella sabe defenderse muy bien. 

Él escucha mientras teclea en su teléfono, muy concentrado, el número de mi amiga. —Cielos, ésta chica es genial —Sonríe. Me lanza el celular de vuelta y sale a paso apresurado de mi habitación. 

Creo que lo flechó. 

El día ha sido demasiado aburrido como para no querer estar un segundo más dentro de mi habitación. Desde que la última clase del día terminó, no ha dejado de llover. 

No me he afeitado en casi tres días, por lo que me aseguro de hacerlo antes de disponerme a salir. No quiero que alguno de los guardianes de pasillo -como les llama Zayn- me detenga en mitad de camino y tenga que devolverme. 

Bajo las escaleras y salgo del edificio en dirección a la cafetería. No tengo ningún plan en concreto. De hecho no tengo la menor idea de dónde se encontrará Harry, pero con suerte podría encontrarme con alguien de la sección ahí y compartir una taza de chocolatada caliente. 

Antes de cruzar por completo la plaza central del campus, diviso a Keyra sentada bajo el techo del corredor. Está sola, bebiendo Coca Cola de una lata con una bombilla transparente, y parece estar muy concentrada en el líquido, que sube y baja por el tubo de plástico cada vez que ella sorbe de él.

Keyra en las nubes (fanfic n.h)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora