Capítulo 1
Aún recuerdo aquel verano en el que decidí confesar mi homosexualidad a mis compañeros del instituto. Agarré el ordenador y comencé a redactar un estado en una red social confesánfolo. El primer día de clase después del verano, entré al instituto y la gente me miraba con cara de asombro y algunos de repudio. Durante unas semanas lo pasé fatal por las continuas faltas de respeto hacia mí. Aquella mañana me crucé con la persona que primero lo supo, un año antes. Esa chica se llamaba Nerea, la misma que me convenció para decirselo a mi actual mejor amiga y conocedora de todos mis secretos, Paula. Me las crucé en la puerta de la clase y las dos me miraron con cara extraña que yo, interpreté como una admiración por mi decisión. También ví a Iker, del que echaba de menos sus risas y bromas. Pasaron varias horas y por fin salimos de aquella carcel torturadora llamada instituto. Llegué a casa agotado por aquellas interminables y cansadas clases. Me tumbé en la cama y dado que no tenía deberes me dormí un par de horas. Me desperté asustado pensando: ¡son las doce de la noche!. Había dormido toda la tarde, así que cerré la vista y me dormí de nuevo plácidamente. Al día siguiente me desperté de un sobresalto porque me había dormido. Salí de casa despavorido y con la mochila en la mano mientras encendía el reproductor musical del móvil. Me alegré al ver que la primera canción de la lista era Lollypop de el gay y precioso cantante llamado Mika. Ese cantante me había enseñado a ser como era, un hombre nuevo sin prejuicios. De pronto me llegó un mensaje y cuando lo leí me di cuenta de que era de mi exnovio, el mismo que me había puesto los cuernos. ¡Le odio!, exclamé. Ese mismo dia tuve que aguantar las habituales y constante faltas de respeto hacía mi condición. Por la tarde, quedé con mi ex para hablar sobre lo que me había hecho pero no se presentó. Al día siguiente sería viernes y decidí ir a buscarle para que me diese las explicaciones que opinaba, que las merecía. Cuando volví a casa después de aquella cita decepcionante, me mandó un mensaje. Me enfadé tanto al ver que que se había atrevido a hablarme después de eso, que por poco cojí el móvil y casi lo reventé contra el gran armario de mi cuarto. Me metí a la cama muy triste y durante varias horas estuve viendo al reloj pasar mientras lloraba y anhelaba hablar con él, la persona que más había querido en mi vida triste y juzgada.
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gay a los 14
Teen FictionRelato sobre la sufrida y juzgada vida de un adolescente homosexual.