26: Viaje inesperado

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Liam POV

Me quedé esperando una respuesta pero sabía que no la iba a obtener cuando escuche los ronquidos de Nicole, suspire y me levanté de la cama.

Busqué mi maleta y de ella saque una pantaloneta, me quite la ropa quedando solo en boxser y me puse la pantaloneta.

Me volví a acostar en la cama y Nicole puso su cabeza en mi pecho, en unos segundos sentí como mi pecho se llenaba de babas.

Excelente, mi novia ronca y babea.

Como no tenía sueño la vi dormir por horas hasta que yo también me quedé dormido.

(…)

Sentí que alguien pasaba algo suave por mi pecho y abrí los ojos sobresaltado.

Nicole estaba limpiando mi pecho con la manga de su pijama.

—¿Para qué lo limpias?— pregunté y Nicole se sobresaltó.

—¿De que hablas?— dijo haciéndose la que no sabía nada.

—De que babeas cuando duermes y estabas limpiando la baba de mi pecho— dije acostumbrándome a la luz.

—Pffff— dijo Nicole— Claro que no.

—Por cierto, también roncas— dije sentándome en la cama.

Nicole se puso roja y yo la tome y la puse en mi regazo como si de un bebé se tratará.

—No me molesta nada de eso— dije dándole un beso en los labios.

—A mí si— dijo ella volviendo a colocar su cabeza en mi pecho.

Cepille su cabello con mi mano.

—Silencio incómodo— comenté.

—¿Sabes? Decir que hay un silencio incómodo no es terminar ese momen…— interrumpí a Nicole.

—Si, si— dije levantándome para estirarme.

—Que grosero— comentó Nicole— Yo te estaba compartiendo mi sabiduría.

Iba a contestar pero el celular de Nicole sonó.

—¿Si?— preguntó ella— Emh… Ni… Ana McCain— contestó ella después de un rato.— No lo sé, ¿A–?

Fruncí el ceño al escuchar que alguien le estaba preguntando el tipo de sangre.

—Oh mi Dios, por supuesto que sí— dijo Nicole levantándose de la cama y tomando su laptop— Señora, viajaré en el primer vuelo disponible.— Nicole terminó la conversación.

—¿Quién…?

—No vamos a casa, ahora mismo. Alista tus cosas— dijo ella.

(…)

Me sentía como un niño pequeño al ser arrastrado por todo el aeropuerto.

Nicole se estaba comportando de manera un tanto paranoica.

Se que tu no la puedes ver, pero tío, ver a una chica de 1.60 arrastrando a un chico dos cabezas más grandes por todo el aeropuerto daba miedo. No era por lo que hacia Nicole que atraía la mirada de los turistas, si no por como estaba vestida:

Tenía una pijama de unicornio (ver multimedia), unas pantuflas de koalas, una maleta negra con signos —runas*— raros de color blanco, el cabello rojo desordenado a más no poder y una cara que si la veías te morirías de risa.

Como ya habrás notado, Nicole no se baño, es más, no se había ni cambiado.

—¿Ya me vas a decir porque me arrastraste hasta aquí sin ninguna explicación?— le pregunté a Nicole cuando finalmente nos habíamos sentando en el avión (nos sentamos en el asiento de adentro del avión, no es como si literalmente nos hubiéramos sentado en el avión.

Fingiendo ser fresa [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora