37. Pequeña Reunión

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De vuelta a la escuela y a mi rutina diaria, algo comenzaba a sentirse extraño. Todos me miraban raro, unos como a una especia de héroe y otros como si fuese un bicho raro y ridículo. No me había topado con Dylan esta mañana, lo cual era un completo milagro y estaba feliz por eso. Envuelta en mis pensamientos tropiezo con Nahira.

—Hola, Tierra llamando a Ellieh, ¿donde rayos tienes la cabeza?— preguntó como si llevase horas hablándome.

—En mi próxima travesura vengativa —la miré con una pequeña sonrisa maliciosa —Jeremy es mi última cuenta por ajustar así que solo necesito que mi plan funcione.

—¿Que haz hecho perra maldita? Cuéntamelo todo —ya ven por que es mi mejor amiga. —Mientras acompáñame a mi casillero que necesito unos apuntes.

—De acuerdo, resulta que Jeremy próximamente estará reluciendo actitudes femeninas dado a una dosis de hormonas que coloqué en la mezcla de sus batidos.

—No puedo creerlo, a veces llegas a darme miedo, pero lo tiene muy bien merecido. Hay que decirle a las  chicas.

—Vale, diles tu porque yo debo ir a clase. Nos vemos luego.


Mientras caminaba verificando mi agenda, escucho una voz masculina muy gruesa diciendo mi nombre. No puede ser, el director estaba caminando hacia mi.

—Señorita le pido por favor me acompañe a mi oficina —no parecía estar molesto, quizá no tendría problemas.

—Bien ya estamos aquí, tome asiento —me dijo mientras revisaba unos papeles —me llegaron unas quejas sobre la noche del baile, algo bastante humillante ocurrido durante el reinado específicamente.

Mierda, esta era mi sentencia, pensé dramáticamente como es costumbre. La solución era ser completamente sincera y aceptar las consecuencias de algo de lo cual no estaba arrepentida. 

—Señor director, la situación ocurrida que involucra a Megan y Dylan es cierta. Yo revelé información que a lo mejor no me correspondía, pero no me arrepiento. Alguien debía ponerle un alto a esos dos, aunque puede que las cosas empeoren un poco. Así que acepto cualquier castigo que considere necesario. 

El director me miraba bastante pensativo y solo asentía con la cabeza.  De seguro estaba procesando todo y eligiendo el peor castigo existente. 

—Le agradezco su sinceridad señorita, eso la libra de muchas otras situaciones. Pero no olvide que de todos modos tendrá ssu castigo.

—Entiendo y estoy completamente de acuerdo.

—Bien, entonces retome sus clases y vuelva en la tarde para darle las instrucciones sobre su castigo.

Entonces fue ahí donde comencé mi semana, consumiéndome sobre cual seria mi tan misterioso castigo y no sin antes encontrarme con Rogers justo al salir del despacho del director.

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