El destino, la vida, la muerte. Amor y tiempo. Amor, cuando más te esmeras en encontrarlo, más te cuesta encontrarlo.
Tiempo, que te motiva a hacer lo que haces ahora y no después. El tiempo que usarás en algo mejor cuando termines de hacer lo que h...
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Esta historia es escrita en colaboración de Karla Ivone Cerene y Antonio Gabriel Hernández González :3 .....<3 y editada por Vimanely yaneth Vazquez Cuevas , espero les guste ...Gracias ¡¡¡
El destino, la vida, la muerte. Amor y tiempo. Amor, cuando más te esmeras en encontrarlo, más te cuesta encontrarlo.
Tiempo, que te motiva a hacer lo que haces ahora y no después. El tiempo que usarás en algo mejor cuando termines de hacer lo que haces ahora. Finalmente, muerte. La muerte nos motiva a hacer ahora todo lo que podamos pues llegará el día en que ya no podremos disfrutar los pequeños placeres de la vida; o eso pensaba yo... Hasta esa noche...
Corriendo de un lado a otro buscando una tienda abierta en la noche y por qué se preguntaran, pues a mi madre se le había olvidado comprar pan para mi hermanito. Molesto corría tan rápido como podía, simplemente me faltaba el aliento y me dolía el estómago; esta sensación de ir tan rápido, que vuelas y estarte destrozando por dentro, es como sentirte vivo; esta sensación no tenía precio. Era tan tarde que ya no se encontraba gente en la calle y así corrí sin más luz que la Luna y las estrellas a mí alrededor. Giré en una esquina y entonces la vi, mis conceptos de la vida se derrumbaron esa noche cuando la vi; sentada en el techo del segundo piso de su casa. Con sus pies colgándole en el aire. Mientras miraba a la luna llena de aquella noche. Con un cielo tan estrellado que parecían las incontables burbujas en la espuma del mar. Esa noche... Algo llamo mi atención.
Por la calle corría un chico, parecía algo molesto o desesperado, yo solía correr por las calles hasta que me descubrieron a ahora solo podía estar aquí, sentada, contemplando mi alrededor y sintiendo la fría noche. Pero cuando lo vi, un escalofrío recorrió mi cuerpo. Una especie de choque incomprensible que jamás había sentido.
Mire la luna que brillaba más que de costumbre e iluminaba las calles sin vida, más bien; iluminaba su rostro molesto pero le daba una especie de sombra misteriosa a sus ojos, unos ojos que si miraba bien, podían reflejar un destello singular. De la nada se detuvo en la esquina, justo en la panadería de mi padre; un chico grande e imponente, algo gruñón y muy detallista como creativo, de hecho, me sorprendió cuando llegó a estas horas, que si soy sincera no lo recuerdo bien.
- ¿Qué estoy haciendo? Le presto mucha atención a un chico que quizá solo necesite pan, ni si quiera me verá en este lugar -susurré y regrese mi atención a la impresionante luna llena y el cielo tan escaso de oscuridad.
