Cruzabas los dedos,
por cruzarte conmigo,
y tú no creías en la suerte,
ni en los tréboles de cuatro hojas.
Jugabas a cara o cruz,
y siempre te salía canto.
Sabías que conmigo lo imposible,
se convertía solo en improbable.
Nunca creíste en los golpes de suerte,
ni la existencia del karma;
para ti todo era destino,
y no existía nadie a quién rezar.
Siempre te has sacado las castañas del fuego tú sola,
y sabes muy bien que ni todo es negro, ni tampoco blanco.
y ahora, todo lo dejas en manos del azar,
y este nunca te da la mano, por si le coges el brazo.
Pero, ¿qué haces cuando aparece alguien
que hace que te tiemble el alma,
sin ni siquiera,
tocarte la piel?
Yo te lo diré,
no esperes a que él se acerque.
Levántate, sacúdete los miedos, y nunca, nunca tientes al destino.
Si quieres hablar de golpes de suerte, pregúntale por su nombre.
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La vida entre líneas.
Short StoryAquí me he quitado mis cadenas y he quitado el peso que llevaba sobre mí. No sé si realmente el amor existe, o si es una jodida farsa, o llamamos a amor el hecho de acostumbrarnos el uno al otro. Aunque supongo que no, porque si no, al besarte no s...