Llueve. Aproveché este día de verano para reorganizar mis recuerdos, mis preocupaciones.
Para ello, llamé a mi amiga María. Si alguien podía ayudarme, esa era ella.
No tardó más de cinco minutos. Llegó toda mojada por la incesable lluvia y, después de ofrecerle una toalla, empezamos con lo que nos reunía aquel día de agosto. Empezamos con el álbum de fotos, en el que estaban todas nuestras fotos desde pequeñas.
Todo eran buenos recuerdos.
Buenos recuerdos, sí, pero también había fotos de un verano. Fotos que me traían recuerdos de lo que pasó en esos días, y que tenía miedo de enfrentar yo sola…
Ahora, veinte años después, recuerdo que aquel momento me marcó tanto que mi forma de ser cambió para siempre.
Cuando llegamos a dichas fotografías, se me cayó al suelo la taza que tenía en las manos. Mi amiga, preocupada por mi reacción ante aquellas fotos, me preguntó si había ocurrido algo malo aquel verano. Tardé varios minutos en recuperarme, pero cuando lo hice, le conté a alguien, por primera vez, lo que había pasado.
«Hace veinte años fuí con mis abuelos de vacaciones a la Toscana. Aquella casa fue, hace mucho tiempo, propiedad de los padres de mi abuela.
Yo pensaba que esas iban a ser las mejores vacaciones de mi vida, pero no fue así, pues se ha convertido en un recuerdo que solo quiero olvidar.
Los primeros días los pasé metida en casa porque creía que no había nada que hacer en un sitio en el campo, rodeada de naturaleza y de gente que ni siquiera hablaba mi idioma.
A los cuatro días, mi abuela me dijo que saliera, y fue lo que hice.
Salí a dar una vuelta por la propiedad. Encontré un sitio bellísimo, lleno de flores y con unas vistas al pueblo italiano increíbles.
Desde aquel día, recuerdo, iba todos los días a aquel lugar que me tenía maravillada.
Un día, cuando estaba llegando al lugar, escuché un ruido extraño y vi a un hombre que me hizo sentir escalofríos, así que di media vuelta y me fui corriendo. Al día siguiente volví al sitio y vi a un niño. Estaba llorando. Me acerce para preguntarle si le pasaba algo, y según me aproximaba a él vi la panorámica que se presentaba ante él.
Cuando llegué a su lado vi que tenía las manos llenas de tierra, había dos personas tiradas en el suelo frente a él, no se movían, y un poco más adelante había dos agujeros en el suelo. Me di cuenta de que esas personas estaban muertas. Sin vida.
Le pregunté si les conocía y me dijo, de forma casi incomprensible, que eran hermanos suyos. Me sorprendí. No tanto por el parentesco del niño con los muertos, sino que, más bien, por el hecho de que el niño hablara el mismo idioma que yo.
Me explicó que ambos habían desaparecido el día anterior por la mañana, y que, ya desesperado, había decidido ir a ese lugar, porque siempre fue el lugar favorito de su hermano pequeño.
Cuando vió la tierra removida, escarbó y descubrió la cara del mayor, se puso a desenterrarlos y fue entonces cuando yo llegué.
Mientras me contaba la historia, alguien se nos acercaba sigilosamente. No me di cuenta hasta que ya fue demasiado tarde y vi que ese hombre tenía un cuchillo en la mano y que había cogido al niño. Me dijo que me apartara de los cadáveres, y lo hice. No quería morir, y menos por unos desconocidos. Cuando lo hice, nos dijo que si nos íbamos y no decíamos nada a nadie, no nos haría daño.
Lo que realmente me marcó fue que al día siguiente, paseando con el niño, fuimos a aquel sitio y vimos unas piedras con los nombres de los niños muertos y, al lado de estas, el cuerpo ahorcado del asesino suicida.
Salimos corriendo como alma que lleva el diablo y el niño fue derecho a la policía a contarles lo que había pasado. Le pedí que no me mencionara porque quería simplemente olvidar todo.
A los dos días, volví a casa y nunca más volví a la Toscana ni volví a saber que fue de aquel niño.»
Acabé el relato con la cara llena de lágrimas y temblando. Diez minutos después, ya más tranquila, me sentí mejor por haberle contado la historia a alguien.
Once de la noche. Para de llover. María se va. Yo me quedo sola en mi casa.

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Dulces recuerdos ensombrecidos en la Toscana
Short StoryUna historia del pasado y unas fotos para recordarla... Escrita: 6.Nov.2014