Ryan esperaba no haber parecido intenso con lo que había dicho. Aún tenía el celular en la oreja esperando una respuesta de su amigo de España.
Pero no se oyó nada, sólo cuando cuando la llamada se había terminado.
El chico rubio miró el celular extrañado, pensando que no tenía sentido lo que acababa de pasar. Pero no pensó mucho en eso, porque justo detrás de él estaba un chico castaño con una gran sonrisa llamándolo. Él volteó y lo vio, era Miguel saliendo de la oficina.
-¿Qué pasó? ¿Qué te dijo? -Preguntó Ryan acercándose a él.
-O sea, no me ha confirmado nada, pero de verdad pienso que si. Respondí a todo correctamente y me dijo que tenía altas probabilidades de conseguirlo. -Dijo y automaticamente se dirigió a darle un abrazo. -Gracias por acompañarme.
El de ojos verdes correspondió al abrazo, el cuál era el primer abrazo que recibía de parte de Miguel. Dio una última mirada a su celular y miró en la pantalla la duración de la llamada en la que sólo habló él para luego apagarlo, guardarlo e intentar olvidar a M.R por un rato.
-Me alegro por ti, Miguel. -Se separó y lo miró. -Te lo mereces.
Hoy Miguel sonrió demasiado y no estaba seguro si la causa era conseguir el empleo o haberse acercado un poco más a su mejor amigo. Pero le gustaba esa sensación que le daba Ryan cuando estaba cerca.
Se preguntarán qué habrá pasado en España...
Rubén no sabía de dónde había sacado tanta frialdad para hacer lo que hacía. Estaba a punto de desvanecer las ilusiones de alguien.
Pero no pudo. Algo había en esa voz ajena que se escuchaba a través de la línea. Le recordaba tanto a él, a cuando soñaba con conocer a su mejor amigo.
Se quedó callado viendo como Mangel le rogaba con la mirada que no lo hiciera.
Él no era malo. Claro que le dolía, le dolía pensar que las emociones que había vivido con Mangel no fueran suficientes ahora, tanto que tuviera la necesidad de vivirlas con otra persona, pero no tenía la fuerza para lastimar a ese chico que ni siquiera conocía.
Colgó la llamada y le entregó el celular a su dueño, quién lo miraba frunciendo el ceño.
-Lo hago por él, para no lastimarlo. Sé lo ilusionado que está, y con sólo verte sé que tú también... -Tal vez esto haya sido la cosa más madura que Rubén ha dicho en su vida como también la más dolorosa. -Espero que puedas conocerlo, parece que te extraña. -Agregó finalmente para darse la vuelta y caminar al cuarto y vestirse.
-Creo que la has liado de una manera... -Comenzó a decir Cheeto.
-¿Tú también te diste cuenta? -Volteó a verlo Mangel, con un sentimiento de culpa que no se le quitaba del pecho.
-Y con los dos, porque el tal R.A no debe estar muy feliz ahora. -Añadió sentándose en el sofá y Mangel abrió los ojos de golpe.
-Ay Dios, tienes razón. -Tomó su celular e intentó llamar de nuevo, pero no funcionó. El celular del chico estaba apagado.
Rubén salió rápidamente del cuarto con sus cosas y la cara enrojecida, él no iba a llorar y menos frente a él. Ni siquiera le tomó importancia a todas las veces que Mangel lo llamó.
(...)
Ryan y Miguel estaban en el auto dirigiéndose a la casa en la que Sara los esperaba.
-¿Estás bien? -Preguntó Miguel mientras manejaba.
-Si, bueno, creo. -Respondió Ryan mirando por la ventana del auto.
-Se supone que el amargado soy yo, Ryan ¿Por qué no hablas con el español? -Preguntó.
-Él no quiere hablar conmigo. -Explicó brevemente el rubio.
-Ah, ya veo... -Dijo Miguel. -Pero si quieres, puedes hablar conmigo de lo que quieras. -Se sinceró Miguel aunque él no era de los que decía esas cosas.
Ryan lo miró de reojo, Miguel se estaba comportando de manera inusual. Pero en ese momento no le importó. Se acomodó en su puesto y se decidió a contarle todo lo que sucedía en su cabeza mientras estaban aún en la carretera.
Al castaño le alegró poder conocer más a Ryan, se dio cuenta de que aunque decía que era su mejor amigo había cosas que aún no sabía de él.
Como que a Ryan le encanta hablar de películas de comedia e imágenes graciosas que haya visto en internet.
¿Cómo había dejado que un español desconocido lo hubiera privado de esas cosas?
Al llegar y estacionar el auto, antes de bajar, Ryan quiso preguntarle algo a Miguel.
-¿Qué crees que signifique? -Le preguntó.
-¿El qué?
-Que me haya llamado sin una explicación, que no haya respondido a mis mensajes. -Se explicó el rubio.
-Pueden haber dos razones, o marcó con el trasero. -Ryan aguantó la risa. -O es estúpido. -Ryan lo miraba sonriente mientras hablaba. -¿A quién no le gusta oírte hablar de tu gato? -Bromeó.
-Al parecer ya eso le aburrió. -Hizo una mueca.
Miguel puso su mano sobre la de él imitando lo que había hecho en la empresa, para calmarlo.
-Tú no eres aburrido, de hecho, eres una de las personas más fascinantes que he conocido. -Ryan sintió algo con esa frase, algo que no había sentido antes con cualquier cosa que hubiera dicho antes. Notó un brillo extraño en sus ojos y sin darse cuenta se estaba acercando cada vez más a él.
Cuando estaba peligrosamente cerca, sin querer, Miguel se apoyó en el claxon ocasionando que este soltara un ruido que los hizo alejarse de golpe y hechos un manojo de nervios.
-Creo que deberíamos bajarnos ¿No crees? -Dijo Ryan intentando no verlo y abriendo la puerta como pudo.
Miguel estuvo de acuerdo y ambos se bajaron y decidieron entrar a la casa. Al estar dentro vieron a Sara sentada en el sofá, pensativa y denotaba algo de tristeza.
Ryan y Miguel se preocuparon al instante y corrieron a sentarse con ella.
-¿Qué tienes? Hermanita -Preguntó Ryan.
Sara lo miró con los ojos cristalizados.
-Mamá y papá vinieron mientras no estabas. -Respondió pausadamente.
-¿Y qué pasó? ¿Pelearon? -Preguntó Miguel.
-Hay algo que tienes que saber Ryan. -Dijo Sara. -No eres mi hermano...
Continuará...
~~~~~~~~~~~
¿Recuerdan cuando dije que iba a estudiar? JAJAJAJAJAJA no.
ESTÁS LEYENDO
Los Gemelos Doblas
FanfictionEn el mundo de Youtube existen muchas personas. Unas más conocidas que otras; como es el caso de Rubén Doblas, un Youtuber español que está en la cima de lo que alguna vez habría deseado. Él tiene amigos, una familia que lo apoya y lo quiere... Pero...