He esperado por años,
yo la tuve por días.
A ratos fui muy feliz,
otros tantos, muy infeliz.
Le esperé por mucho tiempo en la sombra,
creyendo que ahí el sol no podía quemarme,
pero era la luz lo que me asustaba.
Recuerdo mis caprichos pueriles,
mis ansias juveniles,
mis ganas de crecer
y mi estúpida manía de retroceder.
He esperado por años, ella escapó.
¿Pero se puede escapar cuando te dejan ir?
La veo hacerse pequeña,
pequeña, y más pequeña hasta desaparecer,
pero no dejo de decirle adiós…
no dejo de decirle adiós.