Capítulo 8

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Cuando llegaron de vuelta a la casa de Raven, ambos entraron en silencio

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Cuando llegaron de vuelta a la casa de Raven, ambos entraron en silencio. No habían cruzado palabra durante todo el viaje y ninguno de los dos planeaba hacerlo en ese momento. Pero claro estaba que los planes no tenían lugar en esa situación en la que se encontraban enredados.
Domynic pasó sus manos por su barba prolijamente cortada. No sabía que hacer.

-necesito que me entregues la caja - el muchacho parecía haber recibido una ráfaga de amabilidad. Ya no daba órdenes.

Raven se quedó paralizada al oír las palabras de Domynic. La caja.

No puedes dejar que la obtenga. Es demasiado peligroso para tu mundo. Debes encontrarla antes que él y ponerla a salvo. - las palabras de la señora Flaws resonaron en la cabeza de Raven.

- ¿por qué la necesitas?

Domynic se acercó a la muchacha con semblante serio pero sin intenciones de lastimarla.

-no conoces nada de tu pasado, ¿verdad? - preguntó Domynic corriendo un mechón de cabello del rostro de la joven.

Raven se apartó y ella misma se colocó el rebelde mechón detrás de su oreja.

-no quiero hacerte daño, de verdad. Y aunque quisiera, no puedo hacerlo. Porque acabar con tu vida, implica más de lo que te puedes imaginar.

Raven intentó analizar lo dicho por el muchacho pero no comprendía el significado de sus palabras. Domymic notó la cara de confusión de la humana y se dignó a explicarle a lo que realmente se refería.

-eres mi mitad perfecta. No voy a discutir ello. ¿Pero que es lo sabes sobre el tema?

-que las personas están ligadas y destinadas a estar juntas. Y que eso ed porque nacieron exactamente en la misma fecha.

Domynic soltó un intento de risa. Estaba en lo cierto. La chica ignoraba demasiada información. Y encima, esa porción de información que desconocía era de suma importancia.

-dejame decirte que sabes muy poco - comentó él arrogante. Sintió esa sensación de superioridad que los vampiros tenían al pensar en los humanos - ignoras un detalle extremadamente relevante. Tú y yo nacimos exactamente al mismo tiempo. Y también moriremos simultáneamente.

Raven sintió como el mundo se le caía encima. Demasiadas confesiones por un día. De hecho, por un par de horas.

- de todos modos eso no importa. Lo que importa es que tienes que darme la reliquia ahora mismo.

-no...

-escuchame bien - amenazó el muchacho haciendo que su voz retumbara en la sala de estar - no puedo lastimarte pero no sabes el daño que puedo provocarte. Será mejor que me hagas caso.

A pesar de que Raven sabía que él no podía hacerle nada, sintió la necesidad de decirle la verdad como si siguiera en esa conexión de almas a la que se había sometido.

Mitades Perfectas: Condena [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora