Ya empezamos a ver luces, muchas luces de colores. Realmente los nervios me estaban matando por dentro, pero también estaba muy emocionada. Tenía mucha curiosidad por saber a que restaurante iremos a cenar ¡No por exigente! Al contrario, me daba una vergüenza, que nadie se alcanzaba a imaginar.
Giré a mirar a Michael y le sonreí levente.
—Todo es muy bonito aquí. Apenas es para esta época navideña. —Michael me miraba aún más intenso, que minutos después, reí nerviosa— ¿A qué restaurante iremos? —Pregunté mientras miraba mis manos cruzadas y me empezó a dar un tic con el pie.
Silencio total, Michael no respondía... Me quedé helada, esperando alguna señal. Luego siento una respiración cálida por mi cuello y me estremezco horrible. Mis mejillas se empiezan a poner rojas y me cubro la cara.
—¿Qué pasa? —Preguntó él, muy incrédulo y extrañado por mi actitud— Tomo mi mano, descubriendo la mitad de mi rostro y la cubre entre sus manos— ¡Estás helada! —Lo miré de reojo.
—Sólo tengo que algo de pena.
—Iremos a un restaurante muy hermoso —Posó beso sobre los nudillos de mi mano— Se llama 'Sinatra'— Abrí los ojos como un Halcón y retiro mi mano de su rostro.
Frunce el ceño y se endereza.
—¿Qué pasa María? ¡Exijo que me digas que pasa! —Se exaltó un poco, yo lo miro fijamente con la mandíbula tensa.
—¡Ese restaurante! —Respondí—Habiendo tantos malditos restaurantes y ¿tenias que escoger el más caro, Michael?... —Me quejé y crucé mis manos. Todo rastro de nervios y miedo se había ido. Era increíble.
—Pensé que te gustaría —Michael murmuró ofendido, con sus cejas fruncidas; yo suspiré y subí una mano sobre su rostro lentamente... Esta, me temblaba. Él se sobresaltó por mi tacto en su rostro y suaviza más la mirada— ¿Acaso estabas nerviosa desde hace rato por eso?
Me sorprendí al escuchar eso y negué con la cabeza. De hecho estaba nerviosa por otra cosa, pero esa, vendría ser la segunda razón por la cual estaba tan nerviosa. Me puse roja y agaché la cabeza; pues resulta y sucede que nunca estado con un hombre y con Michael, sería mi primera vez. Él levanta mi rostro para mirarlo de frente.
—Dime... que pasa... —Susurra mientras se acerca a mí, depositando un beso cerca de las comisuras de mis labios inferiores, yo cierro los ojos y luego se aleja. Yo tomo aire, lo saco y luego lo atraigo y le digo algo al oído.
Veo como Michael se pone rojo mientras que poco a poco abre los ojos, casi se le salen y luego me mira con ternura. Me atrae a él y me envuelve en un abrazo, mientras acaricia mis cabellos, pero con cuidado para no dañar el recogido.
—Es una estupidez, ¿Cierto? —Pregunté aún más avergonzada.
—No. —Respondió seco— De hecho, es muy responsable y digno de ti... Pero... ¿Sabes? Sí las cosas han de pasar, pasan y eso es todo, María.
~***~
Hemos llegado al restaurante, en realidad lucía hermoso, daba miedo pisar la alfombra y ensuciarla. Parecía intacta. Michael salió de la limusina, la rodeo y abrió mi puerta, ayudándome a salir. Luego nos fuimos hacía donde el Chofer, Michael le dio indicaciones y luego colocó mi mano en forma de gancho, sobre su brazo. Michael olía exquisitamente a vainilla, tenía su cabello recogido en una coleta y le caían sus rizos por delante. Estaba realmente guapo, esa noche.
Llegando al puesto de reserva, el recepcionista, nos saludó amigablemente, nos llevó a la mesa. Michael asintió, agradeció y le imité el gesto a Michael hacía el señor. Luego nos dejo solos, Michael jaló la silla para poder sentarme, me acomodó y luego se sentó y se acomodó. Después de tres minutos, llegó el camarero, nos dio la carta y empecé a leerla. Se me salieron los ojos cuando vi los precios de la comida, él se carcajea y yo enderezo la mirada para descubrir que le hacía tanta gracia. ¿Los precios? No creo. ¿La comida? Menos.
—¿Qué sucede, qué te parece tan chistoso? —Pregunté incrédula.
—Esos gestos que haces, al ver los precios de estas comidas —Se ríe un poco más , yo me acercó a él y él también se acerca. Le susurro y le miro fijamente.
—Es que esto está carísimo —Michael saca un poco la cabeza a un lado y dirige la vista a mi asiento, luego suelta una resonante carcajada, después se tapa la boca disimuladamente. Todos lo miran y luego él se disculpa, conteniendo la risa.
—María, siéntate bien. —Ordenó y yo abrí la boca en forma de "a", me siento bien y cruzó mis manos, haciendo un gesto de niña regañada.— Tranquila, no vas a dañar la silla.
—Bien. —Finalicé, él vuelve a su carta, la relee rápidamente y la cierra haciéndola a un lado.
Lo miré rápidamente y quedo sorprendida, que velocidad tiene este hombre, cada vez me impresiona más.
—¿Qué has pedido? —Rápidamente leo la carta también, pero me da un mareo al ver cada precio. La cierro y la hago a un lado. No puedo más, es demasiado.
—¿Tú que pediste? —Le di una leve sonrisa, pensando que: "Ojalá no haya pedido algo bien caro".
—No. ¿Tú que quieres, que te apetece? —Insiste.
—Bueno —Hable vacilando, respecto a mi respuesta— Este... vi un risoto de pollo, se ve rico.
—Habla sin miedo María, esta cena es para los dos. Pide lo que quieras. —Me mira fijamente, pero sabía que no estaba enojado, es más, tenía la paciencia más grande del planeta entero. Me solté, me relaje y volví a pensar en otra cosa. Algo digno de merecernos los dos, por habernos unido de nuevo.
—¡Bien! —Exclamé sólo para Michael, estaba tan emocionada... Michael también sonrió de la emoción, pero me quedé en blanco, mirándolo fijamente, luego me doy un pequeño golpe en la frente— No sé... que comer...
Michael se volvió a carcajear y negó con la cabeza. Luego llamó al camarero, cuando llegó, Michael abrió la carta, señalando un platillo. Habló casi susurrando, no pude oír. El camarero se retiro y yo entrecerré los ojos, luego Michael me mira y abro los ojos de golpe.
—Tu sentido del humor no cambia ¿Cierto? —Sonrió, mientras llevaba sus brazos al frente de la mesa, para encontrar mis manos.
—Supongo que no —Reí un poco— Perdón.
—No tienes porque disculparte. Seguro estás nerviosa, así que relájate.
—Está bien y ¿Qué pediste?
—Secreto —Me guiño el ojo y yo hice un puchero. Él se ríe y me toma el cachete para jalarlo suavemente.
—Y... —Le eché un vistazo al restaurante y luego vuelvo a posar la vista sobre Michael— Te gusta este restaurante por ¿Frank Sinatra?
—Lo más probable. Frank Sinatra es una gran cantante.
Nos quedamos ahí un largo tiempo intercambiando miradas, respiraciones, admirándonos uno al otro, contemplarnos era la única cosa que nos quedaba por hacer después de largas semanas de no habernos visto. Era mágico tenerlo cerca, junto a mí, compartiendo una mesa, una comida, un secreto, una risa... Una vida larga, por vivir los dos juntos, para siempre. A pesar de que él me provocaba nervios y miedo con su presencia, él era, la única persona en el mundo, que era capaz de quitarme esos defectos y ayudarme a salir adelante. Es el hombre que siempre quise para mí y ¿Quién lo diría? Antes lo odiaba. Que ironía.
—Michael... —Asiente y me mira profundamente, yo suspiro y lo miro con dulzura— Te amo.
Él pasa el dorso de su mano por mi mejilla.
—Yo también te amo.
Gracias por leer los capítulos hasta ahora, estoy súper emocionada, porque cada vez que subo capítulo pienso mucho en ustedes, imaginado que tanto les gustará como va avanzando la historia. Gracias por sus votaciones y comentarios. Así que no olviden hacerlo, ya que me encanta leerlas ! Las amo :3
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Casados a la fuerza © [TERMINADA] #Sakura2019
Romance"No podía verlo, me daba ira máxima, con sólo sentir su presencia". Lo que ella no caía en cuenta, es que del odio al amor, sólo hay un paso. María, la criada mas joven de la mansión Neverland, donde actualmente vive Michael Jackson, el famoso c...