- Silvia- mencionó Isaac débilmente pero lo suficientemente fuerte para que ella escuchara- ¿qué haremos cuando regresen con la moto? Me refiero a si podré subir con todas estas cosas que hacen que la sangre entre en mi cuerpo.
- Si, bueno, ya veremos cómo hacerlo. Porque no tengo ninguna experiencia con eso. No te abrumes, encontraremos una solución.
- Claro. Siempre me mantengo positivo ante todo, solo que no lo sé. Quizás hubiese sido mejor que me dejaran atrás ¿no lo crees? Retraso y complico las cosas, todo por ese maldito Pic.
- ¿Cómo fue que paso?- preguntó Silvia curiosa.
- ¿La mordida? ¿No te lo dijeron?- Isaac usó un tono burlón y sorpresivo.
- Me describieron la herida mas no cómo sucedió.
- Oh, pues no es una historia tan larga: Ana y yo estábamos en la base de la montaña, habíamos cocinado un conejo...
- ¡Conejo!—expresó Silvia confundida- ¿seguro que era eso?
- Claro, yo lo atrapé.
- Que raro. Nosotros vimos a unos cuantos, media docena quizás. Pero jamás tuvimos la oportunidad de comerlo. Imagino que es todo un festín.
- Siempre y cuando lo sepas cocinar- explicó Isaac recordando cómo Ana había chamuscado la carne.
- Perdona, sigue.
- Mjjj. Ah si, estábamos comiéndolo cuando percibí algo extraño en La Pradera, le llamo así a la parte que está despejada de arboles; no hay mas que hiervas y por su similitud a una pradera real, como sea, ahí distinguí a la manada de estos odiosos animales y luego le dije a Ana que corriera. Los Pics nos siguieron y yo me desvié para que Ana pudiera llegar a un lugar seguro, solo que no predije que un Pic me mordería el tobillo y acabaría siendo un desastre, al menos para mí.
- Ya. ¿Qué sentiste?- masculló atenta ella.
- Pues, al inicio nada, tenía la adrenalina al 100, pero después cuando los chicos llegaron y me calmé sentí un escalofrío en todo mi cuerpo y un dolor intenso en el tobillo, me ardía a no mas poder; cuando vi la herida me dieron ganas de vomitar pero no lo hice, estaba más preocupado por Ana que hice todo eso a un lado y me concentré en encontrarla.
- La quieres muchísimo.
- Es con ella con quien he estado los últimos nueve años. Cómo no quererla. Además ella era la única familia que me quedaba.
Silvia sintió un golpe en el corazón al escuchar aquello. La última familia que le quedaba. ¿Qué habría sido de la familia de ella? Se lo había preguntado ya, y vaya que bastante, pero jamás se detuvo a imaginar detenidamente la suerte que pudieron tener sus padres. Y no solo ellos: sus abuelos, tíos, primos, en fin lo que conforma a una familia, aunque aún así también tenía amigos, grandes amigos. Quizás los rescatistas pudieron encontrarlos a ellos; probablemente estaban viviendo una nueva vida, intentando olvidar el desastroso pasado, queriendo creer que todo había sido una mala experiencia, y deseando que no volviera a ocurrir. Era eso o estaban muertos.
Fuera como haya sido, se quitó esos pensamientos; ella no era la única que tenía familia y amigos ahí, se detuvo a pensar en cuántas personas habrían estado presentes en aquella fecha. DEMASIADAS. Era imposible no pensar en la cifra de muertos, heridos y olvidados, que eran pocos pero contaban.
Silvia empezó a escuchar la voz de Isaac un tanto preocupado, primero la oyó como si estuviese muy muy lejos, como un susurro y luego como si se fuese acercando, mas la realidad era que estaba tan inmersa en sus propios pensamientos que dejó de oír al chico sentado junto a ella.
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Si tú vas, yo también
AventuraLa Zona. Más de 90 kilómetros a la redonda de lo que fue el estallido del rector. Isaac, un SOBREVIVIENTE, creía que estaban solos, él y su pequeña hermana, pero se equivocó. Su objetivo estaba claro al inicio: buscaba algo, algo que le había si...